ESTEBAN II
752-757 d.C.
Nació en Roma.
Prosiguió la obra de mayor contacto con los Francos, empezada por
Gregorio III y Zacarías. La oportunidad se la brindó la política
del nuevo rey lombardo Astolfo, invadió Rávena y otros territorios
pontificios, sin respetar los acuerdos tomados por Liutprando con el papa
Zacarías. Esteban fue entonces a Francia para pedir la ayuda de Pipino
el Breve. Le coronó soberano y le nombró Patricio de los Romanos,
como muestra de agradecimiento por las donaciones y la ayuda ofrecida a la
Iglesia.
En efecto esto significaba para Pipino un solemne
compromiso, y la promesa de intervenir en defensa de la Iglesia de Roma contra
los Lombardos. Sin embargo, el verdadero objetivo de Esteban era otro: el
de aprovechar la amistad de Pipino y la potencia militar de los Francos para
fundar un vasto Estado pontificio, con fronteras precisas y bien protegido.
Éste era para el papa un derecho inalienable,
sancionado también por un documento que obraba en poder de la Iglesia:
el famoso «Constitutum Costantini». En ello se hablaba de la
donación, por parte del emperador Constantino al papa Silvestre y
a la Iglesia de Roma, de un territorio bien definido, y sobre todo, de la
potestad sobre Italia y todo Occidente. Luego se demostró que el documento
era un auténtico falso. Pero Pipino lo creyó auténtico
y se comprometió solemnemente.
Pipino fue a Italia dos veces: en ambas ocasiones
derrotó a Astolfo y devolvió al papa los territorios ocupados.
La última vez entregó a Esteban también el Exarcado
de Rávena. Los territorios pontificios se multiplicaban. Esteban fue
llevado en triunfo por los Romanos hasta Letrán. Fue entonces cuando
nació la costumbre de la silla gestatoria.
Esteban
fue un papa determinado, astuto, hábil: ahí donde no llegó
con la persuasión llegó con las amenazas. Es célebre
su invitación a Pipino a volver a Roma por segunda vez, so pena la
excomunión y las penas del infierno. Murió
en pleno auge de su potencia.