ESTEBAN IV
816-817 d.C.
Carlomagno Fallecía dos años antes
que León III. Su hijo Luis el Piadoso, o el Bueno, continuó
su política en la medida de sus posibilidades, que no eran brillantes.
El Papa vino a Reims para coronarle y ungirle, creando así una tradición
en las ceremonias de la coronación en Francia.
Apenas diez días después de la muerte de León
III, fue elegido y consagrado Esteban IV. Hacía ya dos años
que Ludovico Pío había sucedido a Carlomagno a la cabeza del
nuevo Imperio.
Evidentemente, Esteban IV deseaba mantener con el emperador
las excelentes relaciones que habían existido entre León y
Carlomagno. Con ese objeto multiplicó sus atenciones y gestos hacia
él: comenzó por hacer que los romanos juraran fidelidad a Ludovico,
y se puso después en camino hacia Reims para consagrarlo allí
emperador y ceñir sobre su cabeza la corona de Constantino, corona
que el papa llevaba en su equipaje y a la que siempre se otorgó carta
de autenticidad.
Este viaje de Esteban IV crearía un precedente: en lo
sucesivo se impondría la tradición de que sólo el Vicario
de Cristo podía consagrar al emperador.
Esteban no era tonto. Se daba cuenta de que tantas muestras
recíprocas de amistad con Ludovico encerraban el riesgo de molestar
a los romanos. Por ello, con la intención de evitar ese peligro y
asegurarse la adhesión de los habitantes de la Urbe, aprovechó
su encuentro con el emperador para obtener de él la gracia del perdón
y el regreso del exilio de todos los que se habían pronunciado en
el año 799 contra León III.
Tantas previsiones no le sirvieron, sin embargo, de gran cosa. Seis meses
después de su elección moría Esteban en Roma. Era el
24 de enero del 817.