ESTEBAN V
885-891 d.C.
Romano. Se cuenta que fue
elegido viviendo aún Adriano y que él rechazó el nombramiento.
Se encerró en casa, pero los cardenales echaron abajo las puertas
y le llevaron a San Pedro.
Esteban tuvo buenas relaciones con el emperador León VI, que
se declaró definitivamente contrario a la herejía de Focio.
De hecho éste fue depuesto y encerrado en un monasterio donde murió,
olvidado en poco tiempo de sus mismos seguidores.
Fue elegido nuevo patriarca Esteban, hijo de Basilio I, un muchacho
de 15 años, tolerado por el papa, tal vez para no alterar la atmósfera
de apaciguamiento que se estaba creando. Pero las divisiones aún perduraron,
y por mucho. Cayó también el Sacro Romano Imperio: Carlos el
Gordo fue depuesto y de las cenizas del Imperio nacieron tres Estados: Italia,
Francia y Alemania. El título de emperador fue conferido a Guido,
duque de Spoleto, que había ayudado al papa en la lucha contra los
Sarracenos.
El papa conservó el derecho a coronar al emperador, aunque
esto se resolviera en una formalidad que se realizaba en Roma. Con la desaparición
del poder central medró el poder de los pequeños y grandes
feudatarios. Creció también la influencia y la riqueza de algunos
obispos, a quienes los pequeños feudatarios encomendaron sus territorios
al no poder defenderlos de los asaltos de los bárbaros.
Esteban fue un hombre inteligente y dio impulso al trabajo artístico
y manual. Abolió la prueba del fuego porque tentaba a Dios.