ESTUDIOS CIENTÍFICOS DEL MANTO
GUADALUPANO
Estudio Científico del Manto
Las Estrellas del Manto de la Virgen de Guadalupe
El Día del Milagro
El martes 12 de diciembre de 1531 ocurrió la aparición
de la Santa Imagen de la Virgen de Guadalupe en el ayáte de Juan
Diego. La mañana de ese mismo día tuvo lugar el solsticio
de invierno, que para las culturas prehispánicas significaba: el
Sol moribundo que vuelve a cobrar vigor, el nacimiento del nuevo Sol, el
retorno de la vida. Ya que el solsticio de invierno es el punto en el cual
la tierra, en su recorrido en torno al Sol, da un cambio de dirección
en su orbita y comienza a acercarse al astro rey. Con este cambio de dirección
se tiene la impresión de que el Sol va recobrando su fuerza y que
el invierno va debilitándose.
Para los indígenas el solsticio de invierno era el
día más importante en su calendario religioso, era el día
en que el Sol vence a las tinieblas y surge victorioso. Por esto no es casual
que precisamente en ese día la Virgen de Guadalupe haya presentado
a su Hijo Jesús a los pueblos indígenas porque así
ellos pudieron comprender que Ella traía en su seno al Dios verdadero.
¿Qué hay en el Manto de la Virgen de Guadalupe?
De acuerdo con el doctor Juan Homero Hernández Illescas
se comprueba, con admirable exactitud, que en el manto de la Virgen de Guadalupe
está reproducido el cielo del momento de la aparición: la
mañana del solsticio de invierno de 1531.
En el manto están representadas las estrellas más
brillantes de las principales constelaciones visibles desde el Valle del
Anáhuac aquella madrugada del 12 de diciembre de 1531. Allí
están las constelaciones completas. Las estrellas se encuentran agrupadas
como en la realidad. Deslumbrantes testimonian la grandeza del milagro.
LAS CONSTELACIONES DEL MANTO
A) Lado Izquierdo de la Virgen
En el lado izquierdo del manto de la Virgen (a nuestra derecha porque la
vemos de frente) se encuentran “comprimidas” las constelaciones del sur:
Cuatro estrellas que forman parte de la constelación de Ofiuco (Ophiucus).
Abajo se observa Libra y a la derecha, la que parece una punta de flecha
corresponde al inicio de Escorpión (Scorpius).
Intermedias con la porción inferior, se pueden señalar dos
de la constelación de Lobo (Lupus) y el extremo de Hidra (Hydra).
Hacia abajo se evidencia la Cruz del Sur (Crux) sin ninguna duda, y a su
izquierda aparece el cuadrado ligeramente inclinado de la constelación
de Centauro (Centaurus).
En la parte inferior, solitaria, resplandece Sirio.
B) Lado Derecho de la Virgen
En el lado derecho del manto de la Virgen se muestran las constelaciones
del norte:
En el hombro, un fragmento de las estrellas de la constelación de
Boyero (Bootes), hacia abajo a la Izquierda le sigue la constelación
de la Osa Mayor (Ursa Maior) en forma de una sartén. La rodean: a
la derecha arriba, la cabellera de Berenice (Coma Berenices), a la derecha
abajo, Lebreles (Canes Venatici), a la izquierda Thuban, que es la estrella
más brillante de la constelación de Dragón (Draco).
Por debajo de dos estrellas (que todavía forman parte de la Osa
Mayor), se percibe otro par de estrellas de la constelación del Cochero
(Auriga) y al oeste, hacia abajo, tres estrellas de Tauro (Taurus).
De esta manera, quedan identificadas en su totalidad y en su sitio, un
poco comprimidas, las 46 estrellas más brillantes que rodean el horizonte
del Valle de México.
Conclusión
La extraordinaria distribución de las estrellas en el manto de la
Virgen no puede ser producto del azar. Pues ninguna distribución
al azar puede representar con exactitud y en su totalidad las constelaciones
de estrellas de un momento determinado.
De hecho, un estudio iconográfico de 150 pinturas de la Virgen de
Guadalupe de los siglos XVII y XVIII, realizado por el Dr. Hernández
, no encontró ni una sola copia en la cual se pudieran reconocer
las constelaciones presentes en la tilma de Juan Diego.
En opinión del Dr. Juan Homero Hernández Illescas, la Virgen
de Guadalupe aparece completa en el firmamento para ofrecer, con su manto
celestial, protección a todo el mundo.
La Virgen y la Proporción Dorada
La perfección de la Imagen
La crítica artística afirma que una obra es bella
y perfecta cuando encuentra en ella armonía entre el color, la línea,
la luz y la composición, entre otros elementos. Una de las formas
más bellas para lograr esta armonía es por medio de la llamada
proporción dorada o áurea. La imagen original de la Virgen
de Guadalupe estampada en el ayate del indio Juan Diego cumple con esta perfección
extraordinaria, de acuerdo con el análisis que de la tilma ha hecho
el doctor Juan Homero Hernández Illescas.
La proporción dorada está formada por un cuadrado
al que se le agrega un rectángulo, para formar un espacio donde el
lado menor corresponde al mayor en una relación de 1 a 1.6181...
denominada número áureo.
La proporción dorada se encuentra en todas las manifestaciones
del arte desde Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, hasta nuestros días.
Se emplea en la escultura, la arquitectura, la pintura y se existe entre
las diferentes partes del hombre, de los animales y de las plantas, actuales
o fósiles. También aparece misteriosa en la música,
la literatura (en especial en la poesía), en el microcosmos (en la
forma en la que se agrupan los átomos) y en las galaxias, es decir,
en el macrocosmos.
Es patrón universal e intemporal de perfección,
equilibrio, balance, elegancia, delicadeza y belleza. Al analizar la imagen
original de la Virgen de Guadalupe encontramos el cuadrado de la proporción
dorada. A partir de éste aparecen más cuadriláteros
y rectángulos en toda la figura, así como formas verticales
y horizontales simétricas.
De manera maravillosa, justo en el vientre de la Virgen Morena,
se enmarca, con base en el teorema de Pitágoras y muchos otros símbolos
derivados de la proporción áurea, el Nahui Ollín, la
flor náhuatl de cuatro pétalos, que para las antiguas culturas
mesoamericanas representaba la presencia de Dios, el centro del espacio
y del tiempo. Con el Nahui Ollín en su vientre la Virgen de Guadalupe
confirma a los indígenas que es la madre del Dios Verdadero, Jesucristo,
que ella trae al Nuevo Mundo para darlo a conocer. Es precisamente la parte
más importante del ayate de Juan Diego. La Guadalupana es portadora
de un mensaje cristocéntrico que los indígenas pudieron comprender
inmediatamente, por eso se convierte en la primera y más importante
evangelizadora de América.
LOS OJOS DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
Desde principios del siglo XX diversos investigadores, fotógrafos
y oftalmólogos han afirmado haber descubierto en los ojos de la Virgen
de Guadalupe el reflejo de figuras que parecieran corresponder a siluetas
humanas.
Alfonso Marcué, fotógrafo oficial de la antigua
Basílica de Guadalupe en la ciudad de México, descubrió
en 1929 lo que parecía la imagen de un hombre barbado reflejada en
el ojo derecho de la Virgen.
En 1951, José Carlos Salinas Chávez, dibujante,
descubrió la misma imagen mientras observaba con una lupa una fotografía
de la Virgen de Guadalupe. La vio reflejada también en el ojo izquierdo,
en la misma ubicación en donde se proyectaría en un ojo vivo.
Dictamen médico y el secreto de sus ojos:
En 1956 el doctor mexicano Javier Torroella Bueno hizo el
primer reporte médico de los ojos de la Virgen Morena. El resultado:
se cumplían, como en cualquier ojo vivo, las leyes Purkinje-Samson,
es decir, hay un triple reflejo de los objetos localizados enfrente de los
ojos de la Virgen y las imágenes se distorsionan por la forma curva
de sus córneas.
El mismo año, el oftalmólogo Rafael Torija Lavoignet,
examinó los ojos de la Santa Imagen y confirmó la existencia
de la silueta en los dos ojos de la Virgen que había descrito el
dibujante Salinas Chávez.
El Secreto de sus Ojos:
Córneas
A partir de 1979, el doctor en sistemas computacionales y
licenciado en ingeniería civil José Aste Tönsmann, fue
descubriendo el misterio que encierran los ojos de la Guadalupana. Mediante
el proceso de digitalización de imágenes por computadora descubrió
el reflejo de 13 personas en los ojos de la Virgen Morena de acuerdo a las
leyes de Purkinje-Samson.
El pequeñísimo diámetro de las córneas
(de 7 y 8 mm) descarta la posibilidad de pintar las figuras en sus ojos,
sobre todo, si se tiene en cuenta el material tan burdo sobre el que está
estampada la imagen.
Si una obra con detalles tan minuciosos como ésta es
imposible para el hombre de hoy, a pesar del desarrollo tecnológico
actual, con mayor razón sería algo inalcanzable para cualquier
artista del año de 1531.
Los personajes
El resultado de 20 años de cuidadoso estudio de los ojos de la Virgen
de Guadalupe ha sido el descubrimiento de 13 minúsculas figuras,
afirma el doctor José Aste Tönsmann.
1.- UN INDÍGENA OBSERVA CON ATENCIÓN
Aparece de cuerpo entero, sentado en el suelo. La cabeza del indígena
está ligeramente levantada y parece dirigir su mirada hacia arriba,
en señal de atención y reverencia. Destacan una especie de
aro en la oreja (arracada) y huaraches en los pies.
2.- EL ANCIANO
A continuación del indígena se aprecia el rostro de un anciano,
de calva grande, nariz prominente y recta; ojos hundidos que ven hacia abajo
y barba blanca.
Los rasgos coinciden con los de un hombre de raza blanca. Su gran parecido
a la cara del obispo Zumárraga, como aparece en las pinturas de Miguel
cabrera del siglo XVIII, permite suponer que se trata de la misma persona.
3.- EL HOMBRE JOVEN
Junto al anciano está un hombre joven con facciones que denotan
asombro. La posición de los labios del joven parecen dirigir la palabra
al presunto obispo. Su cercanía con él ha llevado a pensar
que se trata de un traductor, pues el obispo no hablaba náhuatl. Se
cree que se trata de Juan González, joven español nacido entre
1500 y 1510.
4.- JUAN DIEGO
Se evidencia el rostro de un hombre maduro, con aspecto indígena,
con barba rala, nariz aguileña y labios entreabiertos. Lleva un sombrero
con forma de cucurucho, de uso corriente entre los indígenas dedicados
a las faenas del campo en esa época.
Lo más interesante de esta figura es la tilma que lleva anudada
al cuello, extiende el brazo derecho y la despliega en dirección
a donde se encuentra el anciano; la hipótesis del investigador supone
que esta silueta corresponde al vidente Juan Diego.
5.- UNA MUJER NEGRA, UN HALLAZGO SORPRENDENTE
Detrás del supuesto Juan Diego, aparece una mujer de ojos penetrantes
que mira con asombro. Sólo pueden verse el busto y la cara. Es de
tez morena, nariz achatada y labios gruesos, rasgos que corresponden a los
de una mujer de raza negra.
El padre Mariano Cuevas en su libro: “Historia de la Iglesia en México”
comprueba que el obispo Zumárraga había concedido en su testamento
la libertad a la esclava negra que le había servido en México.
6.- EL HOMBRE BARBADO
En el extremo derecho de ambas córneas aparece un hombre barbado,
con facciones europeas al que no ha sido posible identificar. Muestra una
actitud contemplativa, su rostro expresa interés y perplejidad; mantiene
la mirada hacia el lugar en donde el indígena despliega su tilma.
UN MISTERIO DENTRO DEL MISTERIO
En el centro de ambos ojos aparece lo que se ha denominado “grupo familiar
indígena”. Las imágenes son de diferente tamaño a las
demás, sin embargo estas personas guardan entre sí un mismo
tamaño y componen una escena diferente.
(7) Una mujer joven de rasgos muy finos que parece mirar hacia abajo. Tiene
sobre su cabello una especie de tocado: trenzas o cabello entretejido con
flores. Sujeto a su espalda se distingue la cabeza de un bebé en
un rebozo (8)
A un nivel más bajo y a la derecha de la joven madre está
un hombre con sombrero (9) y entre ambos, se observa una pareja de niños
(hombre y mujer, 10 y 11). Otro par de figuras, esta vez de hombre y mujer
maduros (12 y 13) se encuentra de pie, atrás de la mujer joven.
Este hombre maduro (13) es la única figura que el investigador no
ha podido encontrar en ambos ojos de la Virgen, sólo está
presente en el derecho.
Conclusión
SIGNIFICADO DE LAS IMÁGENES
El 9 de diciembre de 1531, la Virgen María pidió
a Juan Diego que le construyeran un templo en el Tepeyac para dar a conocer
a Dios,“y para realizar lo que pretende mi compasiva mirada misericordiosa(...)”,
Nican Mopohua Núm.33.
De acuerdo con la hipótesis del autor, estas 13 figuras en conjunto
nos revelan un mensaje de la Virgen María dirigido a la humanidad:
Ante Dios los hombres y mujeres de todas las razas son iguales.
La presencia del grupo familiar (de la figura 7 a la 13) en
ambos ojos de la Virgen de Guadalupe, en opinión del doctor Aste,
son las figuras más importantes de las que se encuentran reflejadas
en sus córneas pues están ubicadas en sus pupilas, lo que quiere
decir que María de Guadalupe tiene a la familia en el centro de su
mirada compasiva.
Pudiera ser una invitación a buscar la unidad familiar,
a acercarse a Dios en familia, especialmente ahora que la sociedad moderna
ha devaluado tanto a la familia.