SAN EUGENIO DE MILÁN
Siglo IX d.C.
30 de diciembre

   Landolfo Seniore, en su “Historia Mediolanensis” lo presenta como un obispo tramontano, sin indicar la sede, y le atribuye el mérito de haber defendido, en un concilio celebrado en Roma poco tiempo después del fin del reino lombardo, el rito ambrosiano contra Carlomagno y el papa Adriano I, que querían abolirlo en nombre de la unidad en el mundo cristiano. Parece que se decidió colocar bajo el altar mayor de San Pedro del Vaticano un libro litúrgico ambrosiano y uno romano, cerrar la basílica, ayunar y orar durante tres días y de elegir como libro litúrgico normativo para toda la Iglesia, que, entre los dos, que se encontrara abierto. Después de los tres días, se encontraron los dos libros cerrados, pero, ante los ojos atónitos de todos, inesperadamente los dos se abrieron. Parecía claro que el Señor quería que se mantuvieran los dos ritos.

   Eugenio al pasar por Milán, antes de entrar en su sede, por la solicitud del clero y de los potentados de la ciudad aceptó quedarse durante un tiempo. Pero murió y su memoria se perdió hasta que sucedió un milagro en una mujer enferma. Sus reliquias se encuentran en la iglesia milanesa de San Eustorgio.  

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(Samuel Miranda)