BEATO FRANCISCO SOLIS PEDRAJAS
1937 d.C.
3 de abril
Nació don Francisco
en la Villa de Marmolejo (Jaén), situado en las riberas del Guadalquivir,
en medio de una rica vega y, a la vez, mirando a Sierra Morena; pueblo limítrofe
con la provincia de Córdoba y muy conocido por las aguas medicinales
y su Balneario, escenario en que se desarrollaron muchas historias de aquellas
familias de finales del siglo XIX y primeros del XX.
Marmolejo tiene una Parroquia dedicada a Ntra. Sra. de la Paz y una Capilla
donde se venera la Imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno, centro de
la devoción popular. El Patrón es San Julián y la fiesta
de más arraigo y tronío es la Virgen de la Cabeza, tanto en
el Cerro del Cabezo como en el pueblo; Romería, Novena, Fiesta de
Iglesia, Procesión, todo con estilo propio y gran devoción.
En este magnífico pueblo el día 9 de julio de
1877, Antonia Pedrajas Rodríguez dio a luz a un niño, a quien
bautizaron el mismo día en la parroquia del lugar y le pusieron por
nombre Francisco; su padre era Miguel Solís Padilla; venía
a formar parte de una familia humilde y trabajadora, que vivían la
fe cristiana trasmitida desde antiguo y ahora ejercida con el ejemplo de
los mayores. La familia Solís-Pedrajas vivía del trabajo del
padre, que era carpintero. En una sencilla carpintería aprendió
don Francisco lo que es el trabajo y el esfuerzo y lo que cuesta ganar el
pan con el sudor de la frente; nunca renegó de su condición,
sino que por el contrario proclamaba ser hijo de pobreza y trabajo, obrero
él también, que había pasado sus primeros años
en la carpintería ayudando a su propio padre. Fue el primogénito
y después de él nacieron Manuel, María del Rosario
y Miguel. Los padres murieron después de haber gozado por unos años
de tener un hijo sacerdote, la madre en 1915 y el padre en 1921. La hermana
María del Rosario acompañó a su hermano en los diversos
destinos que tuvo y, finalmente, contrajo matrimonio en Mancha Real, pueblo
que consideraron siempre como su segunda patria.