GOZOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
(En honor a sus nueve Promesas)



Porque eres de nuestro amor
El más tierno y dulce encanto

Todos los hombres de adoren
Corazón amable y santo.

Almas de amor inflamadas
Mediten con atención
Las Promesas regaladas
Del Divino Corazón.
“Al que a Dios servir medite
Si un estado eligió ya
Cuantas gracias necesite
Mi Corazón le dará”.

Todos los hombres te adoren
Corazón amable y santo.

Si discordia el enemigo
En las familias sembró
No teman, vengan conmigo,
Que la paz les daré yo.
Yo seré para el que acuda
A mi amante Corazón
Firme amparo, fiel ayuda,
Y consuelo en la aflicción.

Todos los hombres te adoren…

Quien en Mí cifre su suerte
En paz su vida tendrá,
Y una dulce y santa muerte
Sus días coronará.
Que mi fuerte amor comprenda:
Gracias mil derramaré
Sobre todo cuanto emprenda
Con espíritu de fe.

Todos los hombres te adoren…

Fuente y mar inagotable de clemencia y de perdón
El pecador miserable
Hallará en Mí Corazón.
Y las almas fervorosas en alas de la oración
Se elevarán presurosas
A más alta perfección.

Todos los hombres te adoren…

 Si mi imagen en tu casa
Honras con veneración
Derramaré allí sin tasa
Los dones de mi Corazón.
Quien mi culto haya extendido
En mi Corazón tendrá su nombre por Mí esculpido
Jamás de Él se borrará.

Todos los hombres te adoren…

Pues eres de Nuestro amor
El más puro y noble encanto.

Todos los hombres te adoren…

Bendigamos al Divino Corazón de Jesús Sacramentado. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos. Amén.

ORACIÓN FINAL:

  Corazón amable de Jesús que has dicho: “En el mundo tendrán dificultades, pero confíen en Mí, yo he vencido al mundo”. Concédenos la gracia de confiar siempre en Ti. Por el Corazón de tu Madre Santísima concédenos que nuestra fe nunca desfallezca a pesar de las penas de la vida. Recuérdanos siempre aquella formidable promesa tuya: “Todo lo que quieran pedir, pídanlo en mi Nombre. Todo lo que pidan al Padre en mi Nombre les será concedido. Si algo piden en mi Nombre, Yo rogaré al Padre y se lo concederá”. Animados con estas palabras queremos poner totalmente toda nuestra confianza en tu bondadoso Corazón, confiarte todos nuestros proyectos, penas y buenos deseos y te suplicamos que en cada uno de nosotros se cumpla aquella promesa admirable del libro Santo: “Feliz quien confía en Dios, será como árbol plantado junto a la fuente, que siempre da fruto y no se marchita, Oh Señor, dichosos los que en Ti confían”. Dichosos en la tierra, dichosos en el cielo para siempre. Amén.
 
Página Principal
(Samuel Miranda)