Nació en Cremona, Italia. En 1590 se convirtió en el sucesor del papa Urbano VII. Como monje siempre tuvo una vida de decencia y sobriedad. Mientras fue papa su mandato no estuvo marcado por grandes acontecimientos ni problemas, excepto que, instigado por el rey de España y el duque de Mayenne, excomulgó a Enrique IV de Francia, declarándolo hereje para después privarlo de sus dominios. Tras ello, ofreció a Felipe II el trono de Francia como sucesor de Enrique III de Valois.