I. Introducción
Nos adentramos en un mundo muy distinto al bizantino,
el cual fue heredero directo de la Antigüedad cristiana. El centro de
la Cristiandad había gravitado sobre Bizancio. Ahora vamos a estudiar
las distintas Iglesias que aparecen en Occidente. Ciertamente que quedaban
cristianos de la antigua Romanitas, aunque dependiendo de las regiones .muy
pocos en Inglaterra, ninguno en Irlanda..
Con la invasión de los pueblos germanos,
la situación de la Iglesia cambia totalmente. Llega a ser una Iglesia
occidental. Esta Iglesia tenía la misma fe, pero en la disciplina
se presenta con una gran autonomía, así como en la liturgia
y en la práctica de los nombramientos episcopales. Reconoce al papa
como obispo de Roma, pero no permite injerencias por parte de Roma.
II. La Iglesia visigoda en España
En tiempos del rey Leovigildo (568-586) los
visigodos, tras haber conquistado el reino suevo, crearon un reino estable
y muy importante en la Península Ibérica, con capital en Toledo.
El reino sobrepasaba los límites de la Península. Leovigildo
.que era arriano, pensó en la posibilidad de una unidad nacional junto
con los católicos de procedencia romana; para ello se valió
de una fórmula de compromiso que giraba en torno al arrianismo. La
oferta era conciliable con el dogma católico, pero con los años
triunfará la solución católica.
A la muerte de Leovigildo le sucede su hijo
Recaredo (586-601), el cual, al poco tiempo de la muerte de su padre, se
convierte al catolicismo (587). El III concilio de Toledo supone un momento
crucial en la historia de la Iglesia en occidente, pues en él se dio
la conversión del reino visigodo al catolicismo. Es considerado este
concilio como el nacimiento de la Iglesia nacional visigoda, la cual alcanzará
un esplendor enorme, con un gran grupo de obispos santos y una liturgia de
rito hispánico que aún en nuestros días sigue siendo
uno de las joyas de la Iglesia española.
Llama la atención la regularidad en la
convocatoria de concilios. Sus decisiones desvelan cómo el rey se
siente responsable de la disciplina eclesiástica, así como
de la liturgia, el celibato, las propiedades. Actuaba como verdadera cabeza
de la Iglesia. Los decretos conciliares, después de la confirmación
regia, se hacían de obligado cumplimiento para todo el reino. El rey
se presentaba en la inauguración del concilio y consigna una lista
con el orden de los asuntos a tratar. No tomaba parte en las discusiones
conciliares, pero las decisiones finales cobraban un carácter oficial.
Delitos de religión o transgresiones disciplinares eran considerados
como delitos públicos. La Iglesia establecía así la
posición del rey, y por ello esperaba de él un ejercicio de
la justicia y de la piedad. Bajo el influjo de la Iglesia, con Chindasvinto
(642-655) se produce una humanización del Derecho. Por primera vez
se afirman los derechos del esclavo, el cual tenía derecho a la vida
y a la integridad corporal frente a su señor.
Con Wamba, en el 672, se introduce por primera
vez un rito que llegará a ser muy importante en todo el Medievo occidental:
la unción del rey en la coronación. Se trataba de una sacralización
del rey, de la cual el Antiguo Testamento ofrecía una gran base teológica.
Junto al rey estaba el primado de Toledo, que presidía los concilios
nacionales. En el 671 se aprueba que el candidato al primado fuera propuesto
por el rey, lo cual provoca que se convierta en un funcionario real más.
La relación con Roma era muy débil.
Se trata de una Iglesia nacional católica, pero con una relación
muy peculiar con Roma. La correspondencia de san Julián de Toledo
con el papa (674-675) muestra este celo por la autonomía. El XV concilio
de Toledo (688) asume en las actas la última carta de Julián
confirmando esta actitud de independencia.
La invasión musulmana del 711 no eliminará
completamente esta Iglesia visigoda.
Una de las glorias de la Iglesia visigótica
es el ofrecer la última flor de la literatura patrística antigua.
Hombres como san Leandro, san Isidoro, san Braulio, san Ildefonso, san Julián...
San Isidoro de Sevilla (+636) es el transmisor del saber antiguo al Medievo.
Sus Etimologías han sido objeto de muchísimas copias, y han
servido como base para el razonamiento teológico y científico
de la Edad Media. .Etimologías. es una palabra que procede del hecho
de buscar la esencia, la raíz, de cada concepto. Tiene un gran interés
también por su teología de los pobres, volcada sobre lo social.
No obstante, en lo político encontramos en él cierto aislamiento
peligroso, al considerar a España como el centro del mundo, quizás
con cierto sentimiento de superioridad sobre las demás naciones. Este
proceso de .hispanocentrismo., de no estar abiertos al mundo circundante,
posiblemente haya que esgrimirlo como una de las causas de su sucumbir ante
la invasión musulmana.
III. La Iglesia lombarda en Italia
Los lombardos eran un pueblo muy fiero, mucho
más que el resto de los pueblos germanos. Provocaron una gran destrucción
de iglesias, expulsión de indígenas, etc. Sin embargo, no llegaron
a conquistar toda la península italiana, entre otras cosas porque
no estaban muy unidos entre ellos. Lograron, eso sí, derrotar a los
bizantinos, lo cual supuso la separación completa entre Bizancio e
Italia.
La situación de la Iglesia se presenta
muy difícil, tanto que el metropolita de Aquileya huye, así
como el arzobispo de Milán. Agilulfo (591-606) se casó con
la católica Teodolinda (+627), lo cual influyó muy positivamente
sobre los lombardos para dar el paso al catolicismo. Será en la segunda
mitad del siglo VII cuando el catolicismo gane definitivamente terreno: bajo
el rey Pertarit (671-688) se extingue el arrianismo. Pavía, la capital
del reino, se convirtió en el centro de la actividad católica.
Pavía era una extensión del dominio del Papa, dependiendo directamente
de él.
Desde el principio de su existencia, dos serán
sus grandes enemigos: los francos y los bizantinos. En el 774 los francos
destruyen el reino lombardo ante la amenaza que suponían para el papado.
Quedarán insertos en el reino de los francos.
IV. El reino franco
La Galia aparece como un territorio de grandes
diferencias étnicas. En el sur hay existe una tradición cultural
y religiosa aún dependiente de la Antigüedad. El resto precisaba
de una gran obra de cristianización
1. El bautismo de Clodoveo
El punto esencial en la historia del reino franco
es la conversión de su rey Clodoveo (498 ó 499; otros autores
hablan del 506), y con él de todo el pueblo. La fuente más
antigua que nos da noticia de este acontecimiento es la carta de Avitus de
Vienne (+518).
El motivo de la conversión de Clodoveo
está en la búsqueda de un Dios de los ejércitos que
le ayude en la batalla contra los enemigos. Gregorio de Tours lo refiere.
Relacionada con la conversión de Clodoveo está la conversión
de su pueblo, una conversión colectiva, en masa, conforme al ca´racter
arcaico de las nuevas sociedades guerreras. Según Gregorio eran más
de 3.000 los que recibieron el bautismo con Clodoveo. En el primer medievo
la cristianización se convierte en un acto colectivo.
La decisión de Clodoveo debilita definitivamente
el arrianismo moderado .homeo, por el que el Hijo de Dios era similar al
Padre.. Un pueblo germánico-pagano se convertía directamente
al catolicismo, sin pasar por el arrianismo de otros pueblos bárbaros.
2. La Iglesia franca
Junto al bautismo de Clodoveo observamos lo
que podemos llamar el modelo franco de relaciones entre Iglesia y Estado,
las cuales han impregnado la historia eclesiástica medieval. Desde
el principio se dio una unidad entre poder político e Iglesia, la
cual llegará a tener un carácter galo-franco. Gálico
en cuanto al orden tradicional de la Iglesia, según el modelo de la
Iglesia antigua romana .derecho canónico lengua litúrgica,
estructura en provincias eclesiásticas a las que pertenecían
los obispos, etc... Cuando los germanos se adhieren al catolicismo, quieren
ser como ls romanos, y así adoptan la lengua latina en la liturgia.
De todos modos, se va produciendo una evolución que nos permite calificar
a este período como la gran época de transición de la
Iglesia antigua a la medieval.
Los sínodos se convocan cuando el rey
lo estima necesario, y es él quien confirma los decretos sinodales.
Estamos ante una Iglesia que está bajo el rey. El papa tiene una autoridad
espiritual, pero nunca llega a tener un poder directo sobre la Iglesia franca.
Al final del siglo VII desaparece la estructura antigua metropolitana, dando
paso a una relación estrechísima entre el rey y cada obispo
de su Iglesia. El modelo se asemeja mucho al de basileus de la Iglesia bizantina.
Los sínodos se hacen frecuentes. Tratan de todas aquellas materias
que caen bajo la competencia del obispo, especialmente cuestiones prácticas,
y nos dan una visión panorámica de los problemas de aquella
Iglesia. Sin embargo, de la misma manera que se debilita la estructura metropolitana,
así también el papel del obispo irá decayendo.
La Iglesia franca desarrolló un orgullo
institucional que se basaba en el hecho de que su conversión no estuvo
viciada por la herejía. Esto podemos verlo en su Lex salica, la primera
ley que codifican los pueblos germánicos, con ciertos influjos también
romanos. Ha sido conservada en 87 manuscritos, lo cual nos hace idea de la
creciente cristianización. Nos interesa esta ley por su prólogo,
donde se muestra al «pueblo fiel» de los francos, que nunca ha
caído en la herejía, como los lombardos lo los visigodos..
Se autocalifican como el «nuevo pueblo de Dios». Un manuscrito
del 763 nos da noticias de otro del 700, que posiblemente sería el
más antiguo, el de Montpellier .H-136.. La imagen de Cristo como el
Dios nacional franco nos parece muy polémica, y nos hace pensar en
los redactores de estos documentos, que no parecen ser otros que clérigos
francos.
En cuanto a la estructura de esta Iglesia, observamos
el debilitamiento de la figura del obispo, puesto que está vinculada
sobre todo al rey. La Iglesia no desempeña sólo una responsabilidad
espiritual, sino también pública, en cuanto a la asistencia
social, las obras públicas .puentes, caminos, albergues, etc.. y la
administración de justicia. Llega a haber estados eclesiásticos,
gobernados bajo la jurisdicción de un obispo. Carlomagno intentará
reformar el reino franco, queriendo que el obispo se circunscriba a sus competencias
espirituales. Pero esto no era fácil. Tenemos el caso del obispo de
Tréveris, Milo (+761), el cual era hijo y sucesor en el episcopado
de Liutwin, perteneciendo a la alta aristocracia de Austrasia. Era el prototipo
de un episcopado degradado que debía desaparecer. Un episcopado que
se encontraba demasiado vinculado a sus familias de pertenencia de sangre.
3. El sistema de la iglesia privada
Iglesia propia o privada es un concepto traducido
del alemán Eigenkirche, acuñado por Ulrich Stutz en el siglo
pasado. Pretende designar a una Iglesia que pertenece a un gran propietario
de la tierra. Éste hace construir, a cuenta de sus fondos, una iglesia
para sus campesinos, dotándola de rentas para la sustentación
del clero. Con esto, el señor de la tierra era propietario no sólo
del edificio, del templo, sino también de lo espiritual, estando capacitado
para el nombramiento del sacerdote que debía servir en su iglesia.
De hecho, se corrió el gran riesgo de la explotación de la
Iglesia: el señor del dominio territorial nombraba sacerdote para
su iglesia como podía nombrar un molinero para su molino cuando éste
se quedaba sin obrero. Es más, el sacerdote era elegido entre las
personas incapaces de hacer otros trabajos más productivos. Era un
clero sin formación alguna; no había una preparación
teológica mínima.
Será tal la unión entre altar
y suelo, que el sistema de la iglesia privada llegará a convertirse
en una institución jurídica, estando en la base la propiedad
del suelo. Todo lo que estaba incluido en la iglesia .campos donados, habitantes
que mantener, el cementerio, etc.. era considerado propiedad del patrón
de la tierra.
Los sínodos merovingios trataron de abolir
este sistema, aunque al final se limitaron sólo a evitar abusos, pues
el sistema en sí no se puso nunca en discusión. Se pretendía
que el sacerdote estuviera libre de los abusos del señor; y para esto,
nada mejor que fuera un hombre libre, es decir, no siervo. De hecho, si había
sido siervo, la ordenación sacerdotal le confería la libertad.
Los obispos no podían protestar demasiado, porque esta iglesia privada,
rural, llegaba a ser indispensable en una sociedad agrícola como era
la altomedieval. El sistema de iglesias privadas llegó a tener un
papel relevante en muchos lugares donde el obispo no podía llegar.
Estudiosos actuales ven en este sistema una
forma de asegurarse los señores terratenientes la salvación
familiar. Organizaban los oficios litúrgicos como medio de asegurarse
el sufragio por sus difuntos. Lo mismo decir de los monasterios fundados
por estos señores laicos. Con los carolingios la concepción
de la vida diocesana cambiará, teniendo un desarrolló hacia
iglesias o monasterios propiedad del obispo. El propietario no era un laico,
pero el sistema funcionaba de la misma manera.
V. La Iglesia irlandesa
Irlanda no fue nunca conquistada por los romanos,
si bien hay indicios de algunos contactos de irlandeses con el mundo romano
en los primeros tiempos de la evangelización. Las primeras noticias
de cristianización las tenemos en Próspero de Aquitania (+455),
el cual escribe en su Crónica ( hacia el 431) que Celestino envía
un primer obispo, Palladio, a Irlanda. Restos arqueológicos también
hablan de un primer conato de evangelización a finales del siglo IV.
El gran evangelizador de Irlanda es San Patricio,
cuya fecha de llegada (hacia el 432) no acaba de aceptarse en nuestros días.
Nos han llegado dos testimonios en forma de carta: una Confesio y una Epistola
ad milites corrotici .contra los agresores británicos: los corróticos
eran los jefes militares británicos; eran bandidos que vivían
de la trata de esclavos. Según estos testimonios, Patricio era oriundo
de una familia británica, pero fue pronto a Irlanda, de donde, después
de años de esclavitud, pudo escapar a la Galia. Allí conoció
el monacato de la zona del Ródano .cerca de Niza.. Después
regresa a Irlanda como obispo misionero, ocupando la sede de Armagh .en el
norte de la isla.. Es un personaje ciertamente muy importante en la evangelización
irlandesa.
Efecto de la conquista de los anglosajones fue
el aislamiento de la Iglesia irlandesa. Los invasores oponían una
barrera entre Irlanda y el continente. Esto, sumado a condiciones sociales
particulares, provocó que su desarrollo se dé en condiciones
muy particulares, sobre todo en lo que concierne al monacato y al sacramento
de la penitencia. Pero, de todos modos, se debe decir que en el siglo que
va desde el 460 al 560 se pasa en Irlanda de una cultura casi pagana de la
Edad del Hierro a una cultura cristiana.
El monacato tuvo enorme impacto sobre la población.
El siglo VI es el gran siglo de fundación de monasterios, lo cual
coincidió casi con el inicio de la evangelización. Irlanda
no tenía una unidad política; estaba dividida en muchos reinos
locales. En estas pequeñas entidades residían las tribus, las
cuales se articulaban en grandes familias. El individuo debía responder
ante el jefe del clan, dueño de toda propiedad; a él se le
debía obediencia y sumisión absoluta. Éste es el punto
de partida de la organización política y religiosa.
La vida monástica se proponía
en el resto de Europa como una alternativa al mundo exterior. En Irlanda,
sin embargo, no ocurría así. Los monasterios son centros religiosos,
culturales y administrativos en una isla donde no existen ciudades. El monasterio
mantenía una unidad muy estrecha con la familia del fundador, que
había sido un señor laico. Los grandes monasterios veneraron
a su señor fundador como santo .al margen de cualquier canonización
oficial.. Se fue formando en ellos una sucesión, en línea indirecta,
del cargo de abad, el cual pertenecía a la familia fundadora. Se hizo
costumbre que esta familia donase a uno de los hijos como oblato para después
llegar a ser monje.
Otro rasgo típico de Irlanda es la identificación
de la diócesis con un grupo de monasterios, los cuales estaban bajo
el gobierno de una casa madre; se diseña una forma de organización
en grandes monasterios, la cual sustituye a la diócesis. Tenían
propiedades dispersas por toda la isla .se llamaban paruchia.. Se entraba
en un círculo de relaciones personales, una especie de prelaturas
personales. Quien pertenecía a un monasterio pertenecía a la
paruchia de un obispo, independientemente del lugar de Irlanda donde habitase.
Se trata de una sociedad muy arcaica que propicia estas relaciones personales.
En estas circunstancias se manifiesta algo curioso:
el abad de un monasterio podía hacer consagrar a uno o varios monjes
como obispos, los cuales seguirían estando bajo su autoridad. La concepción
del obispo es la de un mero consagrante, bajo las órdenes del abad
del monasterio. Para ellos era más importante la santificación
personal que los usos sacramentales. Los monjes, con su ascesis, eran los
mejores mediadores de salvación. Así, pues, los obispos estaban
por debajo de los monjes, que eran los «hombres de Dios» .vires
Dei.. El obispo, que no tenía tanto tiempo para orar debido a la multitud
de ocupaciones que le distraían, no eran tan santo como un monje.
En este contexto, las mujeres llegaron a tener un papel muy imortante, aunque
no sacramental. Así, por ejemplo, la abadesa del monasterio de Santa
Brígida en Kildare tenía autoridad sobre el obispo.
La vida en los grandes monasterios .donde incluso
podía haber unos 1.500 monjes. era muy severa. En la Regla de San
Columbano aparece una influencia muy fuerte entre el monacato irlandés
y el oriental; las líneas de influencia eran san Basilio y Casiano.
La regla comprende dos partes bien diferenciadas: una para los monjes y otra
para los cenobitas. Es muy severa y detallada en el caso de tomar medidas
disciplinares contra los infractores. Asimismo, las costumbres eran muy diferentes
a las del continente: usaban la tonsura de san Juan .rasurada media cabeza
por delante, y por detrás dejaban colgar una larga melena., en vez
de la tonsura de san Pedro que se usaba en el resto de occidente .toda la
cabeza rasurada, dejando una corona de pelo que circundaba la cabeza.. Llevaban
colgando del cuello una bolsa con una cápsula en su interior que contenía
una hostia consagrada.
Estos monjes-sacerdotes irlandeses inaugurarán
una nueva fase en la historia del sacramento de la penitencia en Occidente,
la llamada «penitencia tarifada», práctica que pondrá
de relieve la penitencia privada y repetida frecuentemente. Las medidas de
satisfacción impuestas en la confesión no estaban vinculadas
al arbitrio del confesor, sino establecidas en libros penitenciales, los
cuales se remontan al siglo VI .Penitencial de Finiano., si bien el más
importante será el Penitencial de Qumiano en el siglo VII.
Penitencia tarifada porque cada pecado tenía
su tarifa de pena, la cual era, casi siempre, el ayuno. Este sistema hace
comprender una concepción de la penitencia en la que se considera
en primer lugar el carácter vindicativo, y en segundo lugar la mejor
y corrección del pecador. En el fondo se evidencia una concepción
del pecado que estará muy presente en todo el Medievo: la de que Dios
no deja impune ningún pecado. En el Penitencial de san Columbano aparecen
el distinto trato que merece cada pecado: a pecados diferentes, penitencias
diferentes, según la imagen de que cada enfermedad precisa de un remedio
propio. Se habla, siguiendo la terminología de san Gregorio Magno,
de pecados capitales. De todos modos, los pecados que más se nombran
no son los interiores .de pensamiento., sino más bien el homicidio,
la fornicación, el adulterio, el robo, la borrachera, etc. Son una
fuente muy interesante para concer la condición moral de aquella época.
El hecho de que ciertos pecados vengan muy frecuentemente nombrados nos da
idea de las carencias de aquel tiempo.
Las tarifas impuestas eran bastante elevadas,
pero podían ser conmutadas por otras; en algunos casos era la única
manera de poderlas expiar en vida. Así es como se inventan penas más
breves, pero también más severas. Se les da el nombre de conmutaciones.
Así, por ejemplo, se podía indicar la recitación de
los 150 salmos con los brazos en cruz y dentro de agua fría. También
cabía la posibilidad de que satisficiese un sustituto, normalmente
monje, al que se le recompensaba materialmente. Todo este proceder se explica
cuando en el centro de la penitencia está la pena a redimir, no un
aspecto moral-pastoral. Habrá que esperar al siglo XII, con Abelardo,
para que se experimente una vuelta a la moral del Nuevo Testamento. En este
período que estudiamos asistimos a una moral muy baja, comprensible
si tenemos en cuenta la rudeza de aquellos pueblos.
En los siglos VII y VIII muchos monjes se retiraban
como eremitas a islas poco accesibles. Se trata de un tipo de reforma de
la Iglesia que se denomina céli De, es decir, .discípulos de
Dios.. Algunos monjes fueron navegantes, de tal mananera que los primeros
habitantes de Islandia fueron estos monjes aventureros. San Prendano (+580)
y sus seguidores fundaron así el monasterio de Clonfert. La Navigatio
Prendani, en forma de romance, cuenta un viaje de exploración de algunos
monjes irlandeses. Fue un documento muy leído en toda la Edad Media.
Así es como se piensa que la zona norte de América pudo ser
descubierta por monjes irlandeses.
Una característica de este monacato irlandés
o celta es la peregrinación, la cual hay que distinguirla del pellegrinatio.
El pellegrino sería el caminante piadoso que, después de visitar
los santos lugares, regresa a su patria. El peregrinus, sin embargo, es otra
cosas. La Antigüedad cristiana conocía el ideal ascético
del ser sin patria. Se trataba de la renuncia voluntaria a la comodidad de
una morada fija rodeado de compatriotas, para caer en la cuenta de que la
patria verdadera es la celeste. San Patricio, en su profesión, se
denominó a sí mismo «prófugo por amor de Dios».
Por eso marcha a un país donde no goza de la protección de
los derechos civiles, ni conoce siquiera la lengua de ese territorio. Las
fuentes subrayan lo costoso de este tipo de peregrinación: el peregrino
no conoce amigos ni tiene relación con las costumbres del lugar. En
cuanto a las mujeres se refiere, san Bonifacio no era partidario de que hicieran
peregrinación, pues advertía que en muchas ciudades del norte
de Italia había muchas prostitutas anglosajonas.
Se trata, pues, de una anacoresis itinerante,
que no excluye la presencia de algún compañero que lleve la
misma intención. El mayor sacrificio era el de hacer el voto de no
regresar jamás a su patria, a Irlanda, siguiendo así el mandato
de Dios a Abrán: «Sal de tu tierra, de entre tus parientes y
de la casa de tu padre, y vete a la tierra que yo te indicaré»[62].
Este pasaje era, par muchos de ellos, una llamada concreta a la santidad.
VI. La Iglesia en Inglaterra
Sobre la presencia de la Iglesia en Britania
encontramos un primer testimonio en Tertuliano, en su Adversus Iudaeos, VII.
Orígenes, poco después, habla también de lo mismo. Después
del 300 Eusebio, en su Demostratio Evangelica, también menciona esta
presencia; en su Historia Eclesiastica ad gentes anglorum relata el martirio
de san Albano, en tiempos de Diocleciano. Con la gran revolución de
Constantino, varios obispos británicos tomarán parte en distintos
concilios. Cuando las tropas romanas se retiren de Britania (después
del 410), la Iglesia británica, desprovista de protección,
sufrirá las invasiones bárbaras: pictos, irlandeses y, sobre
todo, anglos y sajones, que, procedentes del norte de Alemania y Dinamarca,
se instalarán en el sudeste, en torno a York y Londres. El monjes
Gildas, en el siglo VI, es el historiador de aquel momento, muy hostil hacia
los sajones, a los que culpa de la destrucción de la cultura céltica.
San Gregorio Magno nos da la noticia de que
la Iglesia británica no hizo nada por convertir a los anglosajones.
De hecho, la iniciativa de su evangelización fue tomada por Gregorio
mismo en el 597, cuando envía a aquellas tierras a Agustín,
abad del monasterio de Sant.Andrea su Celio, junto con cuarenta monjes.
Las noticias que tenemos se basan en la Historia
de Beda el Venerable, redactada hacia el 731 ó algo más tarde.
Al inicio de la evangelización existen siete reinos anglosajones sobre
la isla: Kent, Sussex, Essex, Wessex, Anglia Est, Mercia y Northumbria. Unidos
bajo una especia de imperio, a cuya cabeza se situaba el bretwalda .un emperador
o rey supremo.. La iniciativa de la primera conversión viene de la
mujer de Enfelbert de Kent, que era merovingia, y por tanto católica:
en el 597 el rey y muchos nobles más fueron bautizados. Es célebre
la instrucción que san Gregorio Magno da a aquellos primeros evangelizadores
sobre cómo deben trabajar entre los anglosajones: no destruir los
templos paganos, sino asperjarlos y elevar altares nuevos al Dios verdadero,
a fin de que la gente no oponga una resistencia insalvable a la nueva fe.
En una segunda fase será Northumbria
la que llegue a ser centro de la cristianización, bajo el rey Edwin.
Después de la muerte de Gregorio Magno y de Ethelbert ya se habían
fundado dos episcopados en Kent. Agustín llega a ser el primer arzobispo
de Canterbury y Melitu, en el 604, es el primer obispo de Londres. En el
625 se ofrece una nueva oportunidad de evangelización en York: Edwin
estaba casado con una hija de Ethelbert, la cual era una cristiana muy activa.
Sin embargo el rey era prudente y cauto, por lo que antes de convertirse
convoca en Witenagemôt un consejo de sabios, es decir, de los grandes
del reino. Nos ha llegado el relato que Beda el Venerable, en su Historia
Eclesiastica Anglorum, hizo. Fue precisamente el primer sacerdote de los
paganos quien aconsejó la conversión. Edwin, en la Pascua del
628 se hace bautizar. Si bien no hay que descartar los motivos políticos
para esta conversión, sin embargo tampoco debemos olvidar los puramente
interiores. Después de él se bautizará todo el pueblo.
Paulino de York llega a arzobispo y actúa con éxito durante
seis años.
Sin embargo, esta segunda fase fue interrumpida
bruscamente tras la muerte de Edwin en una batalla. Northumbria llega a ser
el centro de la Heptarquía. A nivel apostólico, en Oswald y
Oswin difunden un cristianismo de tipo irlandés, mientras en Essex
y Anglia Est trabajan misioneros de la Galia. La confusión eclesiástica
era grande, debido a las diferencias de tradición cristiana y, sobre
todo, a la distinta fecha de celebración de la Pascua. En la Iglesia
irlandesa se celebraba una fecha distinta a la de la Iglesia romana. En aquel
tiempo esta cuestión se consideraba como vital para la salvación
de los hombres, pues en la datación influía el orden del cosmos;
el hombre no tenía autoridad para cambiar arbitrariamente la fiesta
de la Pascua, pues esto implicaría un pecado contra el orden que el
Creador había infundido en el cosmos.
La gran revolución vendrá con
el sínodo de Whitby .o de Streaneshalch: éste era un monasterio
femenino. en el 664. La Pascua y la tonsura de los clérigos era el
tema de controversia. Según Beda, tanto las mentes como los corazones
estaban muy turbados. La presidencia del sínodo la ostenta el rey
de Northumbria. Los dos grandes protagonistas son el abad de Lindisfarne
y el joven Wilfred. Este último había viajado a Roma; a su
regreso defiende el modo romano de datación de la Pascua. La decisión
se adoptará después de una disputa dramática. Los partidarios
del cómputo irlandés recuerdan a los santos monjes irlandeses,
con san Columba (+597). Sin embargo, Wilfred reclama el uso de la Iglesia
romana y universal, y lo hace invocando la autoridad de san Pedro, particularmente
presente en Roma, el cual tiene las laves del cielo. El rey apoya a Wilfred,
con el siguiente argumento: se debe obedecer a Pedro, porque es él
quien tiene las llaves del cielo. Así, el culto a Pedro tendrá
muchísimo relieve entre los anglosajones, pues es el portero del cielo.
Las peregrinaciones a Roma se harán frecuentes, tanto que el rey renunciará
al trono y peregrinará también a Roma, con el fin de morir
con la seguridad de ir al cielo por su proximidad con san Pedro.
Así, pues, tras la derrota de los irlandeses
en el 664 se consolida el episcopado de origen romano. Esta Iglesia de Inglaterra
llega a ser en este momento la iglesia más romana de toda Europa.
Teodoro de Canterbury (669-690), monje griego de Cilicia en Asia Menor, refugiado
en Roma con motivo de las controversias cristilógicas de la Iglesia
oriental, había sido consagrado obispo por el papa Vitaliano y enviado
a tierras de los anglosajones. Será un gran propagador de la liturgia
romana y el gran unificador de la Iglesia anglosajona: el primer arzobispo
de toda la Iglesia de los anglosajones. Junto a Teodoro un monje africano,
Adriano, reorganizará la vida monástica. Ninguna Iglesia nacional,
pues, será tan fiel a los usos romanos como la anglosajona en torno
al año 700.
VII. Los irlandeses sobre el continente
El abad Iona, que escribe la vida de san Columbano,
especie de espejo de la mentalidad y espiritualidad de la época, desarrolla
dos temas en ella: la peregrinatio y el vir Dei. El distanciamiento ascético
caracteriza la vida de san Columbano: en un primer momento la separación
de sus padres; después la separación de su propia voluntad
en el monasterio de Bangor; a continuación el abandono de Irlanda
siguiendo el ejemplo de Abrán. La temática del vir Dei es desarrollada
en la oración que se le ve hacer antes de cada milagro, convencido
de que Dios da todo lo necesario a quienes dejan todo por Él; el milagro,
pues, viene de un empeño ascético y de la oración. Para
evitar una división espiritual en el monasterio, san Columbano abandona
su comunidad, con el fin de orar por ella y regresar después con una
nueva fuerza espiritual. Mientras es monje en Bangor siente la vocación
de la peregrinatio, a ejemplo de Abrán: dejar su tierra, su familia,
la casa de su padre..., para llegar a la tierra que Dios le indique.
Con la autorización del abad, Columbano
se embarca con otros 12 compañeros camino de Inglaterra y después
de la Galia. En la Galia encuentra un cristianismo que él juzga muy
negativamente: bien por enemigos externos, bien por la negligencia de los
obispos, allí sólo quedaba la fe cristiana, no las buenas obras.
Comienza así a predicar espontáneamente el evangelio. Habla
en latín. Tanta era su humildad, que seguía al pie de la letra
el precepto de «quien se humilla será ensalzado». Cuando
llega a la Galia se encuentra una situación muy peculiar: dividida
en tres grandes reinos .Neustria al oeste, Austrasia al este y Borgoña
al sur., sin embargo estaban unidos entre sí por la dinastía
merovingia. En torno al 590, año en el que llega Columbano, estaban
unidos Austrasia y Borgoña. Funda primeramente el monasterio de Annegray
y, posteriormente, los de Luxeuil y Fontaines.
En contacto con los nobles que lo visitaban,
Columbano no ahorró críticas contra las costumbres depravadas
de la Corte. Incluso llega a rechazar la invitación de bendecir al
hijo ilegítmo de Teodorico II, lo cual le cuesta la expulsión
del Reino francoburgundio. Le acompañan a él y a sus monjes
hasta la costa para embarcar con destino a Irlanda. Sin embargo, un naufragio
les hace regresar la costa. Emprenden el camino hacia Maguncia, llegando
hasta el lago de Constanza. Columbano, en la Vita Columbani, se muestra con
espíritu poético y conocedor de los clásicos; conocía
de primera mano la difícil poesía de Horacio. En Bregens comienza
a predicar sin éxito a un pueblo semipagano. Sin embargo, se irán
bautizando poco a poco; incluso aquellos cristianos que habían caído
en prácticas paganas, tornarán a la fe verdadera.
La situación de paso del paganismo al
cristianismo le induce a seguir predicando y pasar a Italia, lo cual
hace atravesando Suiza. En su paso por Suiza mantiene una acalorada discusión
con uno de sus monjes, Gallo (muere en la primera mitad del siglo VII), el
cual, enfermo, prefiere quedarse en Suiza. Columbano le excomulga y le prohibe
celebrar la misa .cuando Columbano esté en el lecho de muerte, le
hará llegar a Gallo su bastón como señal de reconciliación.
Uno de los monasterios benedictinos que más influencia ha ejercido
sobre el Medievo europeo llevaría el nombre de San Gallo..
Columbano prosigue hasta Milán, donde
se ve envuelto por disputas teológicas. El rey lombardo Agilulfo le
dona el lugar de Bobbio para que funde un monasterio. En él morirá
Columbano un 23 de noviembre del año 615. El número de monasterios
se incrementó considerablemente, siendo en gran parte fruto de la
actividad de estos monjes. Con el monacato columbano el centro de influencia
monástica pasa al norte de la Galia.
Iona de Bobbio cuenta cómo las familias
de los nobles se sintieron atraídas por este modo de vida, ingresando
muchos de sus miembros en los monasterios recién fundados. Adoptaban
la forma de vida irlandesa. Todo esto demuestra cómo la clase alta
franca buscaba una forma de vida más profunda, huyendo de un cristianismo
mediocre. Aparece así el ideal del santo noble, el hombre que une
la vida monástica a la acción política y eclesiástica.
Toda familia nobiiaria tenía la ambición de tener un santo
noble en su fundación. Así, san Arnulfo de Metz y santa Gertrudis
de Nibel serán los dos santos de la familia carolingia.
VIII. El monacato de la Iglesia galo-franca
1. Tres círculos monásticos
Distinguimos tres círculos diferentes
de tradición monástica que influyen en la Iglesia franca a
través de la vida religiosa posterior. El primer de ellos es el monacato
subgálico del Ródano. Juan Casiano (+430 ó 435) nos
habla del monasterio insular del Rhin, fundado hacia el año 400 por
san Honorato, el cual había sido apoyado por la aristocracia romana-gala
que huía de los francos. Llegará a ser un semillero de obispos,
cuyo hombre más notable será san Cesáreo de Arlés.
Estos obispos organizan el monacato en la Galia meridional a través
del Ródano.
El segundo círculo de influencia monástica
es el llamado monacato martiniano .de san Martín de Tours (+397)..
Sabemos de este tipo sobre todo por la obra del biógrafo de Martín,
Sulpìcio Severo. Se trata más bien de eremitas, en el sentido
de un estilo de vida muy parecido al de las lauras de los monjes del desierto.
Por último, un tercer círculo
es el formado por el monacato irlandés. Hasta el momento en que irrumpen
los irlandeses sobre el continente, los monasterios continentales se encontraban
alrededor de lugares de vieja tradición cristiana. Sin embargo, los
monasterios irlandeses se irán implantando en lugares donde no hay
raíces cristianas. El monasterio fundado por san Columbano en Luxeuil
llegará a ser un semillero de obispos, pero esta vez apoyado por la
aristocracia franca. En el siglo VII se produce el predominio de este modelo.
Al mismo tiempo comienza el influjo d ela regla benedictina entre los francos,
la cual triunfará definitivamente en el siglo IX.
2. Monasterios basilicales
La riqueza del monacato en la Galia muestra
otro fenómeno que tiene gran importancia en la formación de
la vida religiosa: el monasterio basilical. Se trata de un monasterio que
se encuentra junto a una basílica o un santuario famoso. La monja
española Egheria ya nos cuenta cómo en Oriente .en Edessa,
Siria. hay abundantes casas de martyria .basílicas, santuarios construidos
sobre la tumba de un mártir. y monjes a su servicio. En estos casos,
pues, se hace determinante el servicio al santuario.
Este tipo de santuarios los encontramos en Roma
y en la Galia. En torno a san Pedro eran muy influyentes. Cada santuario
podía disponer de más de un monasterio .de hecho, san Pedro
tenía tres o cuatro; san Pablo Extramuros tenía dos monasterios..
En Roma habría unos 30 ó 40 monasterios de este tipo, habiendo
una presencia grande de monasterios griegos. Sabemos poco de la vida interna
de estos monasterios. Monjes francos que los visitaban se interesaron mucho
por su forma de vida y, regresando a su patria, contaban y copiaban el modelo
en la Galia. Allí, junto a los clérigos, fundaban también
los monjes. No se habla de soledad. No sólo sirven en la liturgia,
sino también en la atención y cura de los fieles que llegan
al santuario peregrinos. Estos monasterios basilicales informarán
de una manera muy especial la figura de la vida religiosa en Occidente. La
integración de los monjes en la vida social estaba más desarrollada
en Occidente que en Oriente.
San Martín de Tours es uno de los monasterios
más famosos. También San Denis, San German Auxerre, San Hilario
de Poitiers, San Mauricio, San Eucharius de Trier, San Severino, San Mauricio...
En estos monasterios se da una alabanza a Dios día y noche. El más
célebre es, posiblemente, el de San Mauricio, en Suiza, el cual ha
sobrevivido hasta nuestros días. Este tipo de alabanza sólo
podía ser posible en una gran comunidad, la cual podía subdividire
en distintos grupos.
La llegada de los monjes anglosajones al continente
llevará consigo otra variante monástica: la romana-anglosajona-benedictina.
Sólo será en el siglo IX cuando este monacato tan diverso se
unifique, se uniforme bajo la regla de san Benito.
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(Samuel Miranda)