BULA INTER CAETERA
Alejandro, obispo, siervo
de los siervos de Dios, a los ilustres soberanos, nuestro muy querido hijo
en Cristo, Fernando, rey, y nuestra muy querida hija en Cristo, Isabel, reina
de Castilla, León, Aragón, Sicilia y Granada, salud y bendición
apostólica.
Entre otras obras bien agradable a la Divina Majestad y preciados
de nuestro corazón, éste está seguramente más
alta, que en nuestros tiempos exaltado sobre todo la fe católica y
la religión cristiana y se incrementarán y la propagación
en todas partes, que la salud de las almas ser cuidado y que las naciones
bárbaras sean derrocados y llevados a la fe misma. Por tanto, la medida
en que por el favor de la clemencia divina, que, a pesar de los méritos
suficientes, hemos sido llamados a esta santa Sede de Pedro, reconociendo
que como verdaderos reyes y príncipes católicos, como le hemos
conocido siempre a ser, y como su ilustre hechos ya conocidos por casi todo
el mundo declaran, que usted desea no sólo entusiasmo, sino con todo
el esfuerzo, celo y diligencia, sin tener en cuenta las necesidades, en los
gastos, los peligros, con el derramamiento de su sangre, incluso, estás
trabajando con ese fin; reconociendo también que usted tiene mucho
tiempo que dedica a este fin toda tu alma y todas sus empresas - como se
vio en estos tiempos con tanta gloria al Nombre Divino en su recuperación
del reino de Granada del yugo de los sarracenos - nos por lo tanto, están
bien dirigido, y mantenerlo como nuestro deber, que le conceda incluso de
nuestra propia voluntad y en su favor las cosas por lo que con un esfuerzo
cada día más abundante que puede ser habilitado por el honor
de Dios mismo y la propagación de la dominación cristiana para
llevar adelante su santo y loable propósito tan agradable a Dios inmortal.
De hecho, hemos aprendido que tú, que durante mucho tiempo
había tenido la intención de buscar y descubrir ciertas islas
y tierras firmes remotas y desconocidas y no hasta ahora descubiertos por
los demás, a fin de que usted puede traer a la adoración de
nuestro Redentor y la profesión de la fe católica de sus residentes
y habitantes, habiendo sido hasta el momento presente enormemente involucrado
en el asedio y la recuperación del propio reino de Granada fueron
incapaces de lograr este propósito santo y digno de alabanza; pero
el reino dicho que tiene por fin ha recuperado, al igual que agrada al Señor,
que, con el deseo de cumplir su deseo, eligió nuestro amado hijo,
Cristóbal Colón, un hombre digno y seguramente de las más
altas recomendaciones y equipado para tan gran empresa, a quien tú
amueblado con barcos y hombres equipados para diseños como, no sin
dificultades, los mayores peligros, y los gastos, para hacer la búsqueda
diligente de estas tierras firmes e islas remotas y desconocidas a través
del mar, donde hasta ahora nadie había navegado; y al fin, con la
ayuda divina y con la vela diligencia máximo en el mar océano,
descubrieron ciertas islas muy remotas y hasta tierras firmes que hasta ahora
no habían sido descubiertos por los demás; en donde morar muchos
pueblos que viven en paz, y, según se informó, ir sin ropa,
y no comer carne. Además, como sus enviados antes mencionados son
de la opinión, estos mismos pueblos que viven en las dichas islas
y países creen en un solo Dios, el Creador de los cielos, y parecen
suficientemente dispuestos a abrazar la fe católica y ser entrenados
en las buenas costumbres.
Y es de esperar que, eran instruyeron, el nombre del Salvador,
nuestro Señor Jesucristo, fácilmente se introduce en dichos
países e islas. Además, en uno de los principales de estas
islas mencionadas anteriormente dicho Christopher ya ha causado que poner
juntos y construyeron una fortaleza bastante equipado, en el que se ha colocado
como guarnición ciertos cristianos, compañeros suyos, que son
para hacer búsqueda de otro mando a distancia y islas y continentes
desconocidos. En las islas y países ya descubiertas se encuentran
oro, especias, y muchas otras cosas preciosas de diversos tipos y calidades.
Por tanto, como se convierte en reyes católicos y príncipes,
previo examen serio de todos los asuntos, sobre todo de la subida y la propagación
de la fe católica, como era la moda de sus antepasados, los reyes
de reconocido memoria, se han propuesto con el favor de la clemencia divina
poner bajo su dominio dichas tierras firmes e islas con sus residentes y
habitantes y para traerlos a la fe católica. Por lo tanto, de buena
gana elogiando en el Señor es tu santo y loable propósito,
y deseoso de que sea debidamente cumplida, y que el nombre de nuestro Salvador
se realizará en aquellas regiones, le exhorta muy encarecidamente
en el Señor y por la recepción del santo bautismo , mediante
el cual usted está obligado a nuestros comandos apostólicos,
y por las entrañas de misericordia de nuestro Señor Jesucristo,
Ordenáis estrictamente, en la medida en que con celo ávidos
de la verdadera fe a diseñar para equipar y despachar esta expedición,
que propósito también, como Es su deber, para llevar a los
pueblos que habitan en esas islas y países de abrazar la religión
cristiana; ni en ningún momento dejaron peligros o dificultades que
disuaden a los mismos, con la esperanza de cerveza negra y la confianza en
sus corazones que Dios Todopoderoso promoverá sus empresas.
Y, a fin de que pueda entrar en tan gran empresa con mayor disposición
y cordialidad dotado con el beneficio de nuestro favor apostólica,
nosotros, de nuestra propia voluntad, no en la instancia ni la petición
de alguien más en su relación, pero de nuestra única
generosidad y ciertos conocimientos y de la plenitud de nuestro poder apostólico,
por la autoridad de Dios Todopoderoso nos confiere en el bienaventurado Pedro
y de la Vicaría de Jesucristo, que tenemos en la tierra, hacer por
el tenor de las presentes, si alguna de dichas islas se han encontrado por
sus embajadores y capitanes, dan, de subvenciones, y asignar a usted y sus
herederos y sucesores, los reyes de Castilla y León, para siempre,
junto con todos sus dominios, ciudades, campamentos, lugares y pueblos ,
y todos los derechos, jurisdicciones y pertenencias, todas las islas y tierras
firmes encontraron y que se encuentran, descubren y que hay que descubrir
hacia el oeste y el sur, por la elaboración y el establecimiento de
una línea desde el polo Ártico, a saber, el norte, el polo
Antártico , a saber, el sur, sin importar si dichas tierras firmes
e islas se encuentran y que se encuentran en la dirección de la India
o hacia cualquier otro trimestre, dicha línea sea distante cien leguas
hacia el oeste y el sur de cualquiera de las islas comúnmente conocido
como las Azores y Cabo Verde. Con esta salvedad sin embargo, que ninguna
de las islas y tierras firmes, encontradas y para ser encontrado, descubierto
y por descubrir, más allá de que dicha línea hacia el
oeste y el sur, estar en posesión real de cualquier rey o príncipe
cristiano hasta el cumpleaños de nuestro Señor Jesucristo,
un poco más allá de la cual el presente año un mil cuatrocientos
noventa y tres comienza. Y hacemos, nombrar, y usted y sus dichos herederos
y sucesores señores de ellos con pleno y libre poder, autoridad y
jurisdicción de todo tipo député; con esta condición
sin embargo, que por esta nuestra donación, concesión y asignación
de ningún derecho adquirido por ningún príncipe cristiano,
que pueden estar en posesión real de dichas islas y tierras firmes
anterior a la mencionada cumpleaños de nuestro Señor Jesucristo,
es por este medio debe entenderse a ser retirados o quitado. Además
os mandamos en virtud de santa obediencia que, empleando la diligencia debida
en el local, como usted también promete - Tampoco dudamos de su cumplimiento
del mismo de conformidad con su lealtad y grandeza real del espíritu
- usted debe nombrar a los mencionados tierras firmes e islas dignos, temeroso
de Dios, aprendió, calificados y experimentados hombres, con el fin
de instruir a los habitantes antes mencionados y los residentes en la fe
católica y capacitarlos en las buenas costumbres.
Por otra parte, bajo pena de excomunión tarde sententie
a incurrir ipso facto, si alguien, infringen, prohibimos estrictamente todas
las personas de rango absoluto, incluso imperiales, reales, o de raíces
de ningún tipo, grado, orden o condición, atreverse, sin su
permiso especial o la de sus herederos y sucesores antes mencionados, para
ir a los fines de comercio o cualquier otra razón a las islas o tierra
firme, que se encuentra y que se encuentran, descubiertos y por descubrir,
hacia el oeste y el sur, mediante la elaboración y el establecimiento
de una línea desde el polo ártico al polo Antártico,
no importa si las tierras firmes e islas, y encontraron que se encuentran,
se encuentran en la dirección de la India o hacia cualquier otra fuente
que sea, dicha línea sea distantes cien leguas hacia el oeste y al
sur, como queda dicho, de cualquiera de las islas conocidas comúnmente
como las Azores y Cabo Verde; constituciones y ordenanzas apostólicas
y otros decretos alguna en sentido contrario a pesar de. Confiamos en Él
de quien los imperios y los gobiernos y todas las cosas buenas proceden,
que, en caso de que, con la guía del Señor, persigue esta santa
empresa y digno de alabanza, en un corto tiempo sus penurias y esfuerzos
lograrán el resultado más feliz, a la felicidad y la gloria
de toda la cristiandad.
Pero en la medida en que sería difícil tener presentes
estas cartas enviadas a todos los lugares en los que es deseable, que deseamos,
y con voluntad y conocimientos similares hacerlo decreto, que a las copias
de ellos, firmado por la mano de un notario público comisionó
para ello, y se sella con el sello de cualquier funcionario eclesiástico
o tribunal eclesiástico, el mismo respeto que se debe mostrar en la
corte y exterior, así como en cualquier otro lugar que se da a estos
regalos en caso de que así se exhiba o se muestra. Que nadie, por
lo tanto, infringe o con audacia erupción contravenga, esta nuestra
recomendación, exhortación, requisa, regalo, donación,
cesión, constitución, diputación, decreto, mandato,
prohibición, y la voluntad. Si alguien pretendiese intentarlo, sea
conocido a lo que va a provocar la ira de Dios Todopoderoso y de los bienaventurados
apóstoles Pedro y Pablo.
Dado en Roma, junto a San Pedro, en el año de la encarnación
de nuestro Señor un mil cuatrocientos noventa y tres, el cuatro de
mayo, y el primer año de nuestro pontificado.