SAN IPOLISTO
1 de mayo
Antes de hablar de la "vida"
del santo, quiero señalar que s. Ipolisto es recordado por el gran
sacerdote y profesor de arqueología cristiana de Nápoles, Gennaro
Aspreno Galante (1843-1923) en su "Natales" que son dieciséis elegías
en América, escrito en honor de s. Paulino de Nola (353-431), uno
para cada año y durante dieciséis años, en su día
de la fiesta (22 de junio) sólo la "Natales" del santo.
En la "Navidad" VI "Para Tripaldum" en 46 coplas de 1888, el Galante, asumiendo
una conversación con s. Paulina dice que presenció Atripalda
(AV) en junio 1888, las fiestas de la ciudad, para el solemne traslado de
las reliquias de los santos mártires Ipolisto, Crescenzo y compañeros.
Sigue la descripción de la gran procesión de las
imágenes y reliquias de los santos, que serpentea por las calles cubiertas
de flores, con casas decoradas para la fiesta, mientras los fuegos artificiales
iluminaron día por la tarde, en la que los obispos participantes de
cada parte y un pueblo regocijándose.
Finalmente gracias sigue una necesidad para Baron Francesco
de Donato por haber restaurado y embellecido la "Specus Martyrum" Atripalda,
uno de los monumentos más famosos de la arqueología cristiana
Irpinia y que Galante arqueólogo y ciudadano honorario de Atripalda,
conocían bien; en este 'Specus' o bajo tierra, ahora descansado los
cuerpos de santos Ipolisto, Crescenzo y compañeros mártires,
además de los del s. Sabino obispo y santo patrón de la ciudad
y el diácono de. Rómulo.
Una fuente lo suficientemente grande, es la Passio de s. Ipolisto,
escrito por el Obispo de Avellino Ruggiero, en el siglo XIII; pues se dice
que Ipolisto era un sacerdote de Antioquía y la inspiración
divina era antigua Abellinum, cerca de la Atripalda moderna, para predicar
el Evangelio, mediante la conversión de los habitantes, dedicados
al culto de Diana, trabajando muchos milagros.
Dados los buenos resultados, también extendió
su predicación a cerca de la zona de Benevento; vuelto a Abellinum
construyeron una capilla en el templo de Júpiter, que se situó
en el Monte Capitolino (ahora Toppolo), donde más de la predicación,
se unió a un ascetismo constante y riguroso. Los sacerdotes idólatras
él lucharon, hasta que durante la persecución de Diocleciano,
después de haber negado a sacrificar a Júpiter, fue golpeado
primero con azotes y luego llevados al río el sábado que corría
al pie de la colina, donde fue decapitado, el 1 de mayo, 303.
Para aumentar la ofensa, los senadores y magistrados de la ciudad
ordenó que su cuerpo fue expuesto a los perros y aves de rapiña.
Durante la noche, sin embargo, dos mujeres piadosas recogieron sus extremidades
rotas y lo sepultaron en el lugar donde él se levantó en el
siglo XI, Atripalda.
Hay que añadir que las primeras representaciones de la santa,
fueron destruidos durante las diversas obras de transformación del
cementerio subterráneo, con matrícula de 357 y que incluían
la mencionada "Specus Martyrum", ahora iglesia subterránea del santo.
El culto a los s. Ipolisto no se limita a la ciudad de Atripalda
de la que es patrón, sino que también se extendió a
otras ciudades Irpinia hasta Montevergine, en Benevento y Salerno. Se le
recuerda en fechas diferentes en algunas ciudades, pero en Atripalda siempre
se ha celebrado el 1 de mayo.