BEATO JORDÁN DE PULSANO
1145 d.C.
15 de septiembre
Nació en Monteverde
(Avellino, Italia), en el seno de una familia burguesa. Sus padres, cuando
era niño, lo confiaron a un tío que vivía en Benevento
para que se cuidase de su educación. Durante una enfermedad, cuando
ya tenía cierta edad, comprendió los peligros que le acechaban
en la escuela; por esto, recién curado, manifestó su deseo
de marcharse; maltratado por su tío, huyó y se escondió
en un bosque. Fue allí donde lo encontró san Juan de Matera,
que regresaba de Capua. El lo llevó consigo y lo instruyó en
la vida monástica. En ésta el joven hizo tales progresos, que
san Juan lo consideró siempre su más caro discípulo
y en Pulsano lo tuvo como un válido colaborador.
Muerto san Juan en 1139, por unánime consenso Jordán
fue llamado a sucederle. Aceptada la elección como abad general de
la Congregación benedictina reformada de Pulsano (1139/45/52), no
quiso presentarse al rey Ruggero, que había sido excomulgado por el
papa Inocencio II. Reconciliado después el papa con el rey, Jordán
envió a Joel con otros dos monjes al monarca, que los acogió
favorablemente y les prometió, también en memoria de san Juan,
su ayuda y protección. Con Jordán tuvo nuevo impulso la propagación
de la Congregación de Pulsano; en el 1140 obtuvo del obispo de Troia
la iglesia de San Nicolás de Foggia; al obispo de Piacenza cedió
algunos de sus monjes para la fundación de un cenobio en Ponte sobre
el Trebbia. Afirmó el principio de la unidad y de la dependencia de
todos los monasterios de la Congregación de abad de Pulsano que tenía
el derecho de corrección y de visita sobre todos. El sistema fue sancionado
por los papas. Después de gobernar con sabiduría y santidad,
Jordán murió y pronto fue venerado como santo. Sus restos son
conservados en la iglesia de Pulsano. Es recordado a título local
en Monteverde.