BEATO JOSÉ GABRIEL DEL ROSARIO BROCHERO
1914 d.C.
26 de enero



   José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Villa de Santa Rosa, en las márgenes del río Primero, al norte de la provincia de Córdoba. Sus padres fueron doña Petrona Dávila y don Ignacio Brochero. Fue bautizado al día siguiente en la parroquia de Santa Rosa. Bromeando sobre el día de su bautismo decía que "de nacimiento era bien conformado y lindo de rostro, pero como nací en un día de lluvia cerca de Santa Rosa en un lugar llamado Carreta Quemada, al llevarme al otro día a bautizar sobre una yegua negra, por el mucho barro la yegua resbalaba, y en uno de esos tropiezos en que casi rodamos fue tal mi sobresalto que del susto y terror se me contrajo la cara y me quedó así de ahí en adelante".

   El 5 de marzo de 1856 ingresa al Seminario de Nuestra Señora de Loreto y en 1858 concurre a la Universidad Nacional Mayor de San Carlos en donde conoce a varias personalidades que se destacarán en el ámbito nacional, entre las que se encuentra el futuro presidente Celman, con el que inicia una amistad que perdurará a lo largo de sus vidas.

   Durante sus años de seminarista en Córdoba, Brochero conoce y concurre a la Casa de Ejercicios que dirigían los jesuitas. Experimenta personalmente la eficacia de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio y colabora eficazmente con los sacerdotes que los dirigen. Así, muy pronto, con la autorización de sus superiores, se convierte en "doctrinero" y "lector" durante los Ejercicios, es decir, el brazo derecho del sacerdote responsable de los mismos. La pastoral de los Ejercicios Espirituales implementada por el Cura Brochero ha tenido como principal catalizador a la Casa de Ejercicios, verdadera institución de la conversión. Él, con su intervención pastoral, ha hecho posible que la conversión fuera patrimonio de todos. Sus Ejercicios no pertenecen a una élite. Sin perder el valor de la personalización, en tanto que hay propuestas diferenciadas según grupos y personas, logra una verdadera "democratización" de los Ejercicios y la conversión. Esta pastoral no se dirige a algunos elegidos de ocasión, sino a la masa del pueblo. Y han participado de ellos representantes de todas las clases sociales, aunque con mayor disposición de parte de los más humildes. Los Ejercicios, en realidad han sido la herramienta del Cura Brochero para esculpir en el alma de las personas, las comunidades y la sociedad toda, el espíritu cristiano y sus consecuencias en todos los órdenes de la vida.

   El Padre Brochero es ordenado sacerdote en 1866, celebrando su primera misa el 10 de diciembre, a sus 26 años de edad. A fines de 1867 despuntaba en Córdoba el primer brote del terrible cólera que segó más de 4.000 vidas en poco tiempo. Son aquellos, días de terrible aflicción, de pánico y mortandad nunca vistos en la capital y en toda la provincia. Dura ocasión que acicatea y pone a prueba el celo incoercible del joven sacerdote que se prodiga enteramente, jugándose sin miramientos la salud y la vida en favor de sus prójimos.

    Un testigo del horrendo flagelo lo constata: "Brochero abandonó el hogar donde apenas había entrado para dedicarse al servicio de la humanidad doliente y en la población y en la campaña se le veía correr de enfermo en enfermo, ofreciendo al moribundo el religioso consuelo, recogiendo su última palabra y cubriendo la miseria de los deudos. Este ha sido uno de los períodos más ejemplares, más peligrosos, más fatigantes y heroicos de su vida".

   El 24 de diciembre de 1869 parte de la ciudad de Córdoba para hacerse cargo del curato de San Alberto, actualmente conocido como el Valle de Traslassierra, instalado en la localidad de Villa del Tránsito. Allí inicia su misión edificando la "Casa de Ejercicios Espirituales de Traslasierra". Organiza a los pobladores de esa región, entonces muy apartada, construyendo con los vecinos el llamado Camino de las altas cumbres, incluyendo interesantes puentes de piedra, que al cabo de 200 km unen la población de Villa del Tránsito (actual Villa Cura Brochero) con la ciudad de Córdoba.

   También bregó para que se extendiera el ramal ferroviario desde Villa mercedes hasta Cruz del eje, aunque no obtuvo el mismo éxito para que se trazara un ferrocarril desde la ciudad de Córdoba directamente hasta Villa del Tránsito.

 El 2 de febrero de 1908, casi ciego y sordo, achacoso y con el imperdonable mal de Hansen (lepra), renuncia a su parroquia, imposibilitado de atenderla. Con admirable resignación abrazó la pesada cruz con que Dios quiso probar su trabajosa ancianidad. Sus últimos años son cátedra elocuente de acrisolada virtud. Entregó piadosamente su alma el 26 de enero de 1914 en su Villa del Tránsito, a sus 73 años de vida. Sus restos, por deseo suyo, descansan en la capilla de la Casa de Ejercicios. Quiso yacer allí para que los ejercitantes lo pisaran y rogaran por él. En la losa, blanca y simple, que perpetúa su nombre, se encuentra esta breve inscripción, síntesis de su vida y de su obra:

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(Samuel Miranda)