BEATO JOSÉ GUARDIET PUJOL
1936 d.C.
3 de agosto
Nació en la farmacia
Guardiet de Manlleu (Barcelona, diócesis de Vic), en el seno de una
familia de fuertes convicciones cristianas, muy querida y conocida en la
comarca. Cursó el bachillerato como alumno externo en el Seminario
de Vic. Al obtener el grado de bachiller, practicó los ejercicios
espirituales. Fue a partir de esta experiencia que se sintió llamado
al sacerdocio e ingresó en el mismo Seminario de Vic para seguir los
estudios eclesiásticos. Posteriormente se doctoró en Teología
en la Universidad Pontificia de Tarragona.
El 15 de marzo de 1902 fue ordenado sacerdote en Barcelona.
Entre los años 1902 y 1905 ejerció como vicario en las parroquias
de Ullastrell, Olesa de Montserrat y Argentona. En 1905 fue nombrado regente
de la parroquia de la Santísima Trinidad de Sabadell. En 1912 fue
adscrito a Santa María del Pi en Barcelona. Entre los años
1914 y 1916 fue ecónomo de la parroquia del Santo Espíritu
de Tarrasa.
En el año 1917 fue nombrado párroco de Rubí.
Allí dedicó todos sus esfuerzos a reconstruir la dañada
comunidad católica y a levantar el nivel de la población, no
solamente religioso y moral, sino también cultural y social. Fundó
la Escuela parroquial Nuestra Señora de Montserrat, el semanario “Endavant”,
el Casal popular, el concurso de Pesebres, la Schola Cantorum, el grupo de
danza “Esbart Dansaire”, el “Museu de Rubí”, la escuela nocturna profesional
para chicas “Cultura Femenina” y contribuyó a la creación de
la “Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña”.
El día 19 de julio de 1936, conocido el levantamiento
militar y los disturbios que se estaban produciendo en Barcelona y otras
ciudades, con víctimas inocentes entre los sacerdotes, el médico
de Rubí, que huía hacia Francia con su familia, le ofreció
un lugar en el coche, pero el Dr. Guardiet rechazó el ofrecimiento
con gratitud. Quería estar con sus feligreses en los momentos difíciles.
Rehuyó todas las propuestas para huir o esconderse.
En este sentido, es elocuente el testimonio de Ramón Ratés,
republicano y masón, en su libro “Memòries”, cuando dice que
la única vez que había estado en la rectoría fue para
salvar al párroco y ofrecerle refugio en su casa, donde nadie se atrevería
a hacer un registro. El Dr. Guardiet no quiso. Le respondió como hacía
con todos: “No he hecho ningún mal a nadie y no tengo miedo”. Los
dos hombres, antagonistas de años, se abrazaron entre lágrimas
y se despidieron.
El día 20 los milicianos le pidieron la llave de la Iglesia
para quemarla; él se la dio y le permitieron retirar el Santísimo
Sacramento. El día 21 fue detenido, pero sin ser esposado ni maltratado,
por un miliciano de 16 años, que había sido monaguillo, y en
sus memorias escribe que la orden que recibió del Comité Local
de Milicias era de detener al párroco y llevarlo a la prisión
del pueblo, para su seguridad. En la cárcel había otros veinte
vecinos.
La noche del 2 al 3 de agosto se recibió la orden del
Comité Central de Milicias de Barcelona de entregar a los prisioneros.
El Comité Local decidió entregar a los tres primeros de la
lista y dejar escapar a los demás. Los elegidos para el sacrificio
fueron el Dr. Guardiet y los Señores Grau y Moliné, y les dijeron
que se los llevaban a declarar. Cuando el vehículo que los trasladaba
llegó al lugar llamado “Pi Bessó”, en la carretera de la Rabassada,
pasados tres kilómetros de Sant Cugat en dirección a Barcelona,
los hicieron bajar. El Dr. Guardiet intercedió por sus compañeros
ofreciéndose como única víctima, pero los mataron a
los tres. Dicen que murió perdonando a sus verdugos.
En 1945 sus restos fueron trasladados desde el cementerio de
Montjuic en su parroquia de San Pedro de Rubí, donde reposan con gran
veneración por parte de los feligreses. Fue beatificado el 13 de octubre
de 2013 por SS Francisco.