BEATO JOSÉ MARÍA POYATOS
RUIZ
1936 d.C.
3 de octubre
Nació en Vilches (Jaén).
El padre de José María trabajaba en Obras Públicas.
La mayor parte de su vida de niño y joven se desarrolló en
Rus, cercano a Úbeda y Baeza y en las inmediaciones de la entonces
importante estación ferroviaria de Linares-Baeza. En Rus la familia
Poyatos Ruiz abrió una tienda de comestibles para ayudarse en su trabajo;
pero el negocio no prosperaba, por los tiempos que corrían y la generosidad
de nuestro beato. Por ello marchó a Úbeda para trabajar allí
en una fábrica de orujo junto con su hermana María del Castillo.
Los primeros meses pasaron desapercibidos y vivieron día
de paz y tranquilidad; en el trabajo de la fábrica, se distinguió
por el cumplimiento de su deber. José María conectó
muy rápidamente con la Parroquia de San Nicolás de Bari y allí
solicitó pertenecer a la Acción Católica.
Su condición de aspirante de Acción Católica
le llevó, desde el primer momento, a ser testigo de la fe y de Cristo
ante sus compañeros de trabajo. Frecuentaba la Iglesia de Santa María,
donde pasó a ser miembro de la Adoración Nocturna. Llevó
una honda vida religiosa y de piedad, oración profunda y vida interior,
contacto íntimo con Dios. Daba la Doctrina Cristian aún a los
hijos de sus compañeros de trabajo y también montó una
especie de "escuela" para chicos que no podía ir a la oficial. Él
ya había abierto un Centro de Acción Católica en Rus.
Muy pronto, José María comenzó a sentir una soterrada
persecución de parte de algunos compañeros de trabajo en la
fábrica misma, a la salida o entrada de ella: la razón claramente
era por ser cristiano y no esconderse de serlo.
Intentaron, presionándole, que participara en un comité
para pedir aumento de sueldo, él se negó pues quería
ser libre y porque la revuelta no le parecía justa. La Fábrica
extractora de aceite, cayó en manos de un comité de trabajadores,
destituyendo a los dueños y directivos. Todos decidieron despedir
a José María, menos el encargado y el personal de oficina;
firmando todos en contra de él por tener ideas contrarias a la de
ellos y dándole lo que le correspondiera por "despido".
José María supo del incendio de la Iglesia de
Rus y de la detención de su padre y de casi todos los varones de la
familia. Todo le hacía sufrir, pero a la vez veía más
claro su fin y se preparaba a ello; apenas salía de la casa, leyendo,
orando, meditando. Supo también que un grupo de milicianos hacían
guardia cerca de la casa con el propósito de disparar contra él
nada más que verle salir; así se lo avisó una vecina,
después de prometer y jurar no lo dirían a nadie.
La situación de los hermanos Poyatos se hacía
insostenible: sin trabajo, sin ingresos, prácticamente vigilados y
el varón casi detenido en casa, la familia expulsada de Rus y o detenida...
José María tenía conciencia clara de la proximidad de
su martirio. Decía: "En el cielo me uniré a los que me esperan
y, desde allí, pediremos y lograremos el triunfo de la fe en España".
El 3 de octubre de 1936 fue detenido y llevado ante la cruz que hay a la
entrada del cementerio de Úbeda, allí Los disparos de las armas
de los asesinos, milagrosamente, fueron incapaces de cruzar el pecho de José
María, quien gritaba: "¡Viva Cristo Rey". Esto dio lugar a una
mayor furia en sus verdugos, que con un disparo le rompieron el cuello y
lo asesinaron. Fue beatificado el 13 de octubre de 2013 por SS Francisco.