BEATO JOSÉ MARÍA AZURMENDI
1936 d.C.
22 de septiembre



   El P. José María Azurmendi Larrínaga nació en Durango (Vizcaya) el 18 de agosto de 1870, y lo bautizaron en seguida porque, al parecer, peligraba su vida. Siendo todavía muy joven entró, con su hermano gemelo Agapito que no perseveró, en el Colegio de Nuestra Señora de Regla, de Chipiona (Cádiz). Allí hizo los estudios de humanidades, hasta que el 31 de enero de 1887 vistió el hábito franciscano; terminado el año de prueba, emitió la profesión de votos simples el 23 de febrero de 1888 y la de votos solemnes el 22 de julio de 1891. Fue ordenado de sacerdote el 30 de mayo de 1896 por el beato Marcelo Espínola, arzobispo de Sevilla.

   Por su delicada salud, permaneció algunos años en el Colegio de Regla, pero cuando se fundó el convento de Fuente Obejuna formó parte de su primera comunidad. En febrero de 1900 lo destinaron los superiores a la Custodia de Tierra Santa, en la que prestó sus servicios durante 13 años. Estuvo de familia en los conventos del Santo Sepulcro en Jerusalén, de Ain Karem, de Belén y de Nazaret, dedicado al culto de los santuarios y a guiar a los peregrinos que visitaban los Santos Lugares. El 31 de julio de 1902 lo nombraron maestro de estudiantes, que estaban en Belén, de donde pasó al noviciado de Nazaret del que fue nombrado segundo maestro en 1907. Poco después, en septiembre del mismo año, lo enviaron a Egipto como presidente del hospicio del Roseto, cercano a Alejandría, y de aquí pasó el año siguiente a Damieta, con el mismo oficio.

   Volvió a España el verano de 1913, y se reintegró al Colegio de Chipiona, pero sucesivamente lo enviaron a distintos conventos: Puente Genil, Lebrija y Coín. Estando en este último destino, tuvo que dejar el convento, después de poner a salvo parte del ajuar conventual, cuando la revuelta y quema de conventos de mayo de 1931. Luego la obediencia le dio nuevos destinos: Sanlúcar de Barrameda (capellán de las clarisas), Lebrija, Coín, y de nuevo Lebrija, hasta que, a principios de julio de 1936, marchó a Fuente Obejuna. Y aquí le sorprendió aquel mismo mes la guerra civil española. Pronto fue detenido y después asesinado a tiros en el patio de la cárcel de Azuaga (Badajoz), a mediodía del 21 de septiembre de 1936, por negarse a blasfemar contra Dios, y cayó al grito de «¡Viva Cristo Rey!». Tenía 66 años de edad, 49 de vida religiosa y 40 de sacerdocio. Fue el primero de este grupo en recibir la palma del martirio.

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(Samuel Miranda)