Juan
Bautista Cioni nace en Lucca el 11 de noviembre de 1556, era de gran
virtud y simplicidad. Manifestó desde muy pequeño su amor
a Cristo y a la Iglesia, a través de la oración y
penitencia.
Realizó sus primeros estudios con el Padre Francisco Bernardini,
quien además era su confesor. Después continúo
estudiando la filosofía, con nuestro Padre Juan Leonardi, en la
Iglesia de la Magione de los Caballeros de Malta.
Tenía una gran amistad con Jorge Arrighini., con quien
prometió estar siempre unido, y además, el consagrarse
ambos al Señor. Bautista Cioni y Arrighini intentaron ingresar,
primero, a ser parte de los Dominicos, y posteriormente, a los
Capuchinos. Sin embargo no fueron aceptados en ninguna, por lo que Juan
Bautista, por sugerencia de su confesor se dirigió al Padre Juan
Leonardi.
Recibe su hábito clerical el día 1º de septiembre de
1574 (día fundacional de la Orden) y el día 24 del mismo
mes, recibe de manos del Obispo de Lucca, Mons. Alejandro Guidiccioni
(llamado Senior para distinguirlo de su sobrino que fue su sucesor y lo
llamaban Junior), las ordenes menores. Desde el principio
demostró gran virtud y un profundo amor por la
mortificación y la humillación. Fue fuerte en todos los
aspectos, pero de un modo especial en los momentos en que la Orden
comenzó a ser perseguida, no dudó (junto a otros
hermanos), en ponerse a mendigar para lograr el sustento de la casa,
una vez expulsados de la Iglesia de la Rosa, se dirigieron a la de
Santa María Corteorlandini. De esta misma, Juan Bautista, fue s
primer párroco tomando posesión de ella el 07 de
noviembre de 1581.
En el mes de septiembre de 1580, recibe la Orden de Subdiaconado,
siendo ordenado Diácono en el mes de diciembre, para recibir el
Orden Sagrado el día 18 de febrero de 1585. Celebró su
primera Eucaristía en la Iglesia de Santa María
Corteorlandini el día 24 de febrero del mismo año.
Viajando el Padre Juan Leonardi a Roma, surge la ocasión
perfecta de sus enemigos para conseguir una orden de no permitirle el
ingreso a Lucca, por considerarlo un “enemigo de la República”,
pensando que se disolvería la naciente Orden, pero estando a
cargo el Padre Bautista marchó todo bien, teniendo sí
unas complicaciones que logró manejar.
Entre los cargos que tuvo, están los de Maestro de novicios,
Prefecto de los jóvenes, Rector de la casa de Lucca (Santa
María Corteorlandini), y Vicario General, cargo anexo al de
Rector. Dirigía también a jóvenes, incluso Don
Cesar Turriti, cada ocho días, mandaba a sus seminarista al
Padre Juan Bautista para recibir el Sacramento de la
Reconciliación, quienes se unían habitualmente a los
nuestros para cantar las Vísperas en los días festivos.
Además, el Padre Bautista Cioni, se dedicó de las cosas
espirituales y literarias del Seminario de San Martino, Catedral de
Lucca, que era apoyada por nuestros religiosos, de modo especial, por
el Padre Juan Bautista Cioni, quien era su prefecto.
A contados superiores se les puede considerar que hayan guiado con
tanta caridad, celo, prudencia y ejemplaridad; como lo hizo nuestra
Padre Juan Bautista. Estaba dotando de un singular talento para la
dirección espiritual a todo tipo de personas y de toda edad. Se
gloriaba del gran siervo de Dios: Buenaventura Gasparini, quien en
Lucca instituyó la Congregación Secular de los
Ángeles Custodios, de quien el Padre Juan Bautista era su
confesor.
Juan Bautista fue un hombre puesto a prueba en varias circunstancias.
En una ocasión una joven, simulando una grave enfermedad mando
llamar al Padre Bautista para confesarse, pero en el momento en que se
encontraban solos para iniciar la confesión, la joven
comenzó a usar sus encantos para seducir a Cioni. Sin embargo,
el Padre llamó a su compañero que se encontraba en la
habitación aledaña y le dijo: “¡vamos!”,
después miró a la joven y le dijo: “…Ojala que Dios le
ayude a mejorarse de esta enfermedad tan peligrosa”.
Tenía una profunda devoción pro la Madre de Dios, a quien
consideraba su protección, también tenia un profundo amor
a la Eucaristía y a la Pasión del Señor. No
descansaba de honrar a la Virgen Madre con la oración del oficio
y el Santo Rosario; incluso llegó a ir al Santuario de Nuestra
Señora de Loreto. Solía suceder que en ciertas ocasione
son era capa de contener las lágrimas al celebrar la Santa Misa.
En su vida como religioso Leonardino, en dos oportunidades fue nombrado
Padre General, pero éste en su señal de humildad las
rechazó al igual que el cargo de Rector. Al fin el Padre Juan
Bautista, considerado uno de los pilares de nuestra Orden junto al
Padre Fundador, partió al encuentro con el Padre Dios el
día 31 de marzo de 1623 , (a los 67 años), tras un grave
enfermedad que padeció conforme al misterio de la Pasión
del Señor. Era tanta la estima del Pueblo de Lucca hacía
el Padre Bautista Cioni, que los fieles pidieron que su velatorio fuese
por cinco días, en los cuales la gente en gesto de aprecio le
besaban los pies, otros lo tocaban
con sus rosarios, algunos arrancaban pedazos de su ropa, cabellos,
barbas, las uñas y los callos de los pies, todo considerado
reliquia.
Dios le concedió muchos prodigios a su tumba como por ejemplo la
siguiente: “Clara
Ciervieri de Lucca, tuvo un hijo muerto varios días, mal
oliente, negro. Una tía del niño, diciendo que por lo
menos fuera bautizado, lo ofreció al Padre Bautista Cioni
diciendo: “Siervo de Dios, esta alma, esta alma…”. A esta
invocación el niño volvió a la vida, y siendo
bautizado sobrevivió hasta los cinco años, muriendo
después de la peste del año 1631”. La causa de su beatificación fue
introducida el año 1701 junto a la de nuestro Santo Fundador.