Juan Soldado es el nombre
con el que se conoce a un militar mexicano, que se cree se llamaba en realidad
Juan Castillo Morales. El soldado raso del ejército fue ejecutado en
Tijuana, Baja California, el 17 de febrero de 1938 tras la violación
y asesinato de la niña Olga Camacho Martínez. Se le venera en
la región noroccidental de México y sudoeste de los Estados
Unidos como un supuesto santo. Aquellos que creen en sus milagros dicen que
fue acusado falsamente y que a través de su intercesión espititual,
pueden conseguir ayuda en problemas de salud, familiares o facilitar el cruce
fronterizo a los inmgrantes indocumentados. Es por ello por lo que se le considera
el santo patrón de los indocumentados mexicanos. La imagen que se
venera de él es considerada como falsa.