SAN JULIÁN ALFREDO FERNANDEZ
1934 d.C.
9 de octubre
JULIÁN ALFREDO (VILFRIDO
FERNÁNDEZ ZAPICO), nació en Cifuentes de Rueda, provincia de
León, el 24 de diciembre de 1903. Los buenos consejos de sus padres
y la influencia de un tío sacerdote con el cual fue obligado a vivir
durante algún tiempo después de la muerte prematura de su madre,
hacen crecer su piedad natural y lo inclinan muy joven a la vida religiosa.
A los 17 años ingresa en el noviciado de los Capuchinos de Salamanca.
Pero a causa de una inesperada enfermedad regresa a su casa.
Tiene 22 años cuando Dios le da a conocer a los Hermanos
de La Salle y en 1926 ingresa en el noviciado de Bujedo. Muestra gran madurez
y piedad que suscita la admiración de sus compañeros más
jóvenes. En su labor educativa manifiesta asimismo una dedicación
extraordinaria, sobre todo al preparar a los niños a la primera comunión.
En el verano de 1933 es destinado a la comunidad de Turón. El año
anterior había hecho su profesión perpetua sellando su compromiso
definitivo con el Señor. Cuando Dios le llama al sacrificio de su
vida, se encuentra preparado para responder sin vacilación.
De niño asistía a la escuela y
ayudaba en los labores del campo y en las tareas del hogar. En la escuela
asistía junto a unos setenta alumnos más. Su madre muere prematuramente,
y entonces fue a vivir con su tío, que era sacerdote.
A los 17 años ingresó a la Orden de los Hermanos
Menores Capuchinos, más conocidos como capuchinos. En Bilbao entra
en el noviciado, pero, por motivos de salud, regresa a recuperarse a su casa.
Cuando tenía 22 años, ingresó a la congregación
Hermanos de las Escuelas Cristianas. Hay, se dedicó a preparar a los
menores para la Primera Comunión. Fue enviado a Burgos, donde hizo
el noviciado. El 24 de agosto de 1924 empezó a trabajar de docente,
en Caborana.
Al terminar su curso, en el verano de 1933 es destinado a la
comunidad de Turón. El 5 de octubre de 1934, durante la Revolución
de Asturias, un grupo de rebeldes arrestó a los ocho Hermanos que
trabajaban en la escuela de Turón y al sacerdote pasionista que estaba
con ellos. Los nueve religiosos fueron concentrados en la Casa del Pueblo
a la espera de la decisión que había de tomar el comité
revolucionario, que decidió la condena a muerte.
Al atardecer del 8 de octubre de 1934, bajo las órdenes
de Silverio Castañón y Fermín García "el Casín",
se abrió una zanja en el cementerio destinada a recoger los cadáveres
de los hermanos. Finalmente fueron asesinados por un piquete que, a falta
de voluntarios en Turón, había reclutado Silverio en las localidades
de Mieres y Santullano. Los religiosos fueron fusilados poco después
de la una de la madrugada del 9 de octubre de 1934.