BEATO JULIÁN NAVÍO COLADO
1936 d.C.
16 de agosto



   Julián Navío Colado nació el 12 de agosto de 1904 en Mazarete (Guadalajara). Sus padres, Pedro y Lorenza, molineros y panaderos, educaron a sus ocho hijos en la fe con la práctica de la religión, el rezo y las lecturas piadosas en familia. Julián era inclinado a lo religioso y gustaba de leer a solas más que jugar con los coetáneos.

   Ingresó en el seminario menor franciscano de Belmonte (Cuenca) en 1915. Tomó el hábito franciscano en Arenas de San Pedro (Ávila) el 18 de septiembre de 1919. Profesó de votos temporales el 19 de septiembre de 1920. Estudió la filosofía y el primer curso de teología en Pastrana (Guadalajara). Los tres restantes de teología, en Consuegra (Toledo), donde emitió sus votos solemnes el 15 de agosto de 1925. Fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1927.

   En los tres años siguientes cursó en Roma la licenciatura en Historia de la Iglesia. Su labor como profesor de esta materia y de Historia de la Orden y de su Provincia religiosa la desarrolló en Pastrana de 1930 a 1932, en Quincy (Illinois, USA) de 1932 a 1933, y en Consuegra de 1933 a 1936. En los cursos 1932-1934 fue también maestro de disciplina en el teologado de la Provincia de Castilla. Este fue casi el único apostolado que desarrolló.

   A sus buenas cualidades intelectuales unía la pasión por el estudio. De natural propenso a la soledad, serio y sencillo, era parco en palabras, aunque afable. Era firme en sus criterios y ponderado en sus juicios. No alardeaba de sus cualidades, quería pasar desapercibido. No pecó de negligencia en los oficios que tuvo que desempeñar; austero y abnegado, dio pruebas de gran fortaleza en su oficio de maestro de disciplina en un ambiente cargado de tensiones, sin dejar traslucir turbación por las dificultades, críticas y burlas. Se mostró atento y disponible para los estudiantes, recto y comprensivo, aunque firme. Con uno de ellos, que sufrió hospitalización larga, tuvo tanta atención y cuidado, que el interesado le atribuye el haber recuperado la salud física y psíquica.

  También el P. Navío recibió propuestas de dejar el hábito y de hacer carrera en el siglo, pero se mantuvo firme en su vocación. Persona reflexiva, expresó sus convicciones y vivencias íntimas en dos libros de poemas escritos en los años de filosofía y teología previos al sacerdocio.

   Ejemplar en todo, cumplía sus deberes sin darle importancia. Como profesor y formador era apreciado por todos y considerado como el profesor ideal por su preparación de las clases y el desarrollo de las mismas. Escribió algunos artículos en la revista Cruzada Seráfica, en los cuales muestra su fe en que la Iglesia superaría la persecución que padecía entonces en España como había superado las de siglos pasados. El P. Navío fue asesinado con 19 hermanos de hábito el 16 de agosto de 1936 en Fuente el Fresno (Ciudad Real).

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(Samuel Miranda)