LA CONQUISTA MEXICANA DE HERNÁN
CORTÉS
Hernán Cortés
nació de Medellín en 1485. De linaje noble, aunque no rico,
estudió durante un tiempo latín, gramática y leyes en
la Universidad de Salamanca, pero no llegó a graduarse. Intentó
embarcar para Isla Española en la expedición de Ovando, pero
un accidente sufrido en una aventura galante se lo impidió.
Al cabo de dos años pudo, por fin, trasladarse a aquella,
y llegó a ser escribano de la Villa de Azúa. Desde la Española
partió a la conquista de la isla de Cuba a las órdenes de su
pariente, Nicolás de Ovando, y de Diego Velázquez de Cuéllar.
Por sus dotes personales y su arrojo supo ganarse la confianza
de Diego Velázquez, que lo nombró su secretario en 1511, y posteriormente
alcalde de la ciudad de Santiago de Cuba, recién fundada por los españoles.
Diego Velázquez le confió una expedición a Yucatán
con la misión de reconocer aquellos territorios. Sin embargo, prestando
oídos a quienes le prevenían contra las argucias de su ambicioso
amigo y protegido, le envió un emisario con la orden de abandonar
el mando de la expedición.
Informado con tiempo Cortés forzó la partida
y el 10 de febrero de 1519 salió a la conquista de Anáhuac
o México. Siguiendo la misma ruta que Grijalba; al cabo de 10 días
llegó a la isla de Cozumel, donde supo atraerse a los indígenas.
Prosiguió su marcha y alcanzó Tabasco, donde libró la
primera batalla en suelo mexicano, derrotando a los indígenas gracias
al valor de sus hombres y al espanto que los caballos, animales antes nunca
vistos, infundían a los nativos.
Los tabasqueños reconocieron la sobenaría del
rey de España y ofrecieron tributos a Cortés. Desde allí
el extremeño marchó a San Juan de Ulúa, donde fundó
el 10 de julio de 1519 Villarrica de la Vera Cruz un asentamiento de chozas
de palma que se convirtió en el primer ayuntamiento de América
continental
Fue entonces cuando tuvo noticia de la existencia de un rico
y poderoso imperio, el azteca, que tenía sojuzgadas a las demás
ciudades de México, y tras celebrar consejo con sus capitanes decidió
marchar sobre el imperio.
Tras la protocolaria fundación los españoles
viajaron por tierra al norte hacia Huitzilapan donde fueron recibidos por
Chicomacatl, el Cacique Gordo de Cempoala Sabiendo que los totonacas estaban
descontentos con la dominación mexica, Cortés se presentó
como adalid de la justicia y consiguió una alianza comprometiendo el
apoyo español contra los mexicas a cambio de la obediencia de la nación
totonaca a la Corona española.
Cortés viajo entonces a la ensenada de Quiahuiztlan,
donde lo esperaba su flota. Ahí, en la ladera de una colina cercana
al poblado totonaca, construyeron en piedra un asentamiento en forma, amurallado
y fortificado. No fue una refundación sino un traslado de emplazamiento.
Sublevó a los totonecas de Cempoala, contra sus amos
aztecas y venció en varios combates a los valientes tlaxcaltecas, quienes
terminaron aceptando sus condiciones de paz y alianza. Reanudada la marcha
los conquistadores se presentaron ante los muros de la ciudad sagrada de
Cholula, ordenando Cortés a sus hombres y aliados indígenas
el asalto y saqueo de la ciudad.
El 8 de noviembre de 1519 los conquistadores entraron
en la capital azteca: Tenochtitlán, siendo recibidos por el emperador
Moctezuma en persona. Fueron alojados en un gran edificio, pero, transcurridos
unos días, se enteraron de una conjura azteca destinada a expulsarles
de la ciudad.
Tomaron prisionero al emperador, que se convirtió
en el instrumento de que se valieron los españoles para mantenerse
en la corte azteca. Por culpa de Pedro de Alvarado, quien, llevado por los
nervios y convencido de que los aztecas planeaban una nueva conjura, ordenó
pasar a cuchillo a algunos notables del imperio durante la celebración
de uno de sus ritos religiosos, millares de indígenas en actitud amenazante
hostilizaron a los españoles.
El envío de Moctezuma por parte de Cortés
para que calmara a su pueblo no surtió efecto (Moctezuma murió
en el intento) y el conquistador decidió buscar la salvación
en la huida. No obstante, la maniobra fue descubierta y los mexicanos atacaron
a los fugitivos, muriendo muchos de ellos: aquella sangrienta retirada es
recordada en los anales de la historia con el nombre de “la noche triste”.
era del 30 de junio de 1520, en las afueras de Tenochtitlan hoy
ciudad de México.
Cortés consiguió rehacer su ejército
y en octubre del mismo año 1520 inició su segunda marcha
sobre México. Tras un largo sitio y una sangrienta lucha cuerpo a cuerpo,
calle por calle, casa por casa, el nuevo jefe azteca Guatemotzin, fue capturado
y Tenochtitlán cayó definitivamente.
Acusado de varios cargos por los enviados del rey, fue
desposeído de sus títulos y obligado a regresar a España
en 1528. Carlos I le recibió con honores y le nombró marqués
del valle de Oaxaca, pero sin atribuirle funciones gubernativas.
Limitado en sus poderes Cortés regresó
a México en 1530, exploró la costa del Pacífico y descubrió
las costas de la Baja California en 1536. Regresó definitivamente
a España en 1540, Siguió viviendo con cierto desahogo durante
unos años hasta que, amargado y decepcionado, murió en Castilleja
de la Cuesta, cerca de Sevilla, el 2 de diciembre de 1547. Trasladados sus
restos a los conventos franciscanos de Tezcuco (1562) y Ciudad de México,
desaparecieron en el año 1823 de este último lugar.