¿LA IGLESIA CATÓLICA DESTRUYÓ
UNA RELIGIÓN SUPERIOR?
Jean Dumont señaló
respecto de Bartolomé de las Casas: <<El fenómeno de
Las Casas es ejemplar puesto que supone la confirmación del carácter
fundamental y sistemático de la política española de
protección de los indios. Desde 1516, cuando Jiménez de Cisneros
fue nombrado regente, el gobierno ibérico no se muestra en absoluto
ofendido por las denuncias, a veces injustas y casi siempre desatinadas del
dominico. El padre Bartolomé no sólo no fue objeto de censura
alguna, sino que los monarcas y sus ministros lo recibían con extraordinaria
paciencia, lo escuchaban, mandaban que se formaran juntas para estudiar sus
críticas y sus propuestas, y también para lanzar, por indicación
y recomendación suya, la importante formulación de las “Leyes
Nuevas”. (…)>>
Es más, Carlos V mandó nombrar a Las Casas obispo,
y por efecto de sus denuncias y las de otros religiosos, en la Universidad
de Salamanca se crea una escuela de juristas que elaborará el derecho
internacional moderno, sobre la base fundamental de la <<igualdad natural
de todos los pueblos>>. ¿Necesitaba la gente del nuevo mundo
esta protección?
Jane Fonda, actriz norteamericana que desde la época
de Vietnam intenta presentarse como <<políticamente comprometida>>
se sumó al conformismo denigratorio que hizo presa de no pocos católicos
frente a lo que llaman la <<destrucción de las grandes religiones
precolombinas>>, afirmando que éstas <<tenían una
religión y un sistema social mejores que el impuesto por los cristianos
mediante la violencia>>.
Un estudioso, también norteamericano, le contestó
en uno de los principales diarios recordándole cómo era el
ritual de las continuas matanzas de las pirámides mexicanas: <<Cuatro
sacerdotes aferraban a la víctima y la arrojaban sobre la piedra de
sacrificios. El Gran Sacerdote le clavaba entonces el cuchillo debajo del
pezón izquierdo, le abría la caja torácica y después
hurgaba con las manos hasta que conseguía arrancarle el corazón
aún palpitante para depositarlo en una copa y ofrecérselo a
los dioses. Después, los cuerpos eran lanzados por las escaleras de
la pirámide. Al pie, los esperaban otros sacerdotes para practicar
en cada cuerpo una incisión desde la nuca a los talones y arrancarles
la piel en una sola pieza. (…) Una vez curtidas, las pieles servían
de vestimentas a la casta de los sacerdotes.>>
Menos sanguinarios eran los Incas. Como recuerda un historiador: <<Los
incas practicaban sacrificios humanos para alejar un peligro, una carestía,
una epidemia. Las víctimas, a veces niños, hombres o vírgenes,
eran estranguladas o degolladas, en ocasiones se les arrancaba el corazón
a la manera azteca.>>
Volviendo a Las Casas y la conquista, a diferencia de los anglosajones,
que se limitarían a exterminar a aquellos <<extraños>>
que encontraron en el Nuevo Mundo, los ibéricos aceptaron el desafío
cultural y religioso -tantas veces difamado- con una seriedad que constituye
una de sus glorias, no pretendiendo con ello ocultar los errores que efectivamente
se cometieron: por primera vez en la historia, los europeos se enfrentaban
a culturas muy distintas y muy lejanas.