¿LA
MISA ES UN SACRIFICIO?
Los hermanos no católicos citando Hebreos 9, 27- 28 Así
también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de
muchos, argumentan que la misa no puede ser un sacrificio porque éste
sucedió una sola vez en el Calvario. La Iglesia está de acuerdo
que Jesús murió una sola vez para siempre.
El sacrificio de Cristo en la cruz fue único y suficiente
para expiar los pecados de todos, y no se le puede repetir. Es más
preciso decir que su muerte aconteció una sola vez y no volvió
a repetirse. Pero veremos que la misa revive, reactualizando (hace presente
de nuevo) el Sacrificio. Jesús no muere otra vez pero la misa es un
verdadero sacrificio que aplica a los hombres los frutos del calvario. Es
una actualización sacramental de este mismo sacrificio.
La Última Cena sucedió durante la fiesta de la
Pascua (Mc 14, 1) y le dio un nuevo sentido. Para entender la Última
Cena (Misa), tenemos que saber qué hizo Jesús.
La Pascua es la conmemoración de la liberación
de los israelitas de la esclavitud en Egipto. El ángel de la muerte
pasó por encima de cada casa que fue untada con la sangre de un cordero.
Después la familia comió el cordero. No fue suficiente untar
el dintel de la casa con la sangre del cordero. Tuvieron que comer: Y aquella
noche comerán la carne asada al fuego y panes sin levadura (Ex 12,
8). El cordero tuvo que ser sin defecto (v. 5) como prefigura de Jesús,
el Cordero de Dios (Jn 1, 36) quien también es sin mancha. En esta
celebración Dios realizó una alianza, un pacto con su pueblo.
En Éxodo 24, 7-8 se narra que Moisés roció
el pueblo con la sangre del cordero para sellar este pacto.
Jesús celebró esta misma fiesta pero la transformó.
Es su sangre la que salvaría de la muerte del pecado, no la sangre
del cordero. El pan que se usa en la fiesta de Pascua (y en la misa) es pan
sin levadura (Mc 14, 1). Con el pan en sus manos, Jesús dijo: Esto
es mi cuerpo (Lc 22, 19). El discurso de Jesús sobre comer su cuerpo
se dio cercano a la Pascua (Jn 6, 41). Se puede ver en esto la unión
entre el discurso y la celebración de la Última Cena. Esto
es mi sangre del nuevo pacto (Mc 14, 24 y 1Co 11, 25) alude al Antiguo Pacto
de Éxodo 24.
La celebración de la Pascua se realizaba con más
de una copa de vino, como vemos en Lucas 22, 17-20. Hoy en día las
familias judías celebran la Pascua con cuatro copas. La primera copa
se llama la Kadush: La “Copa de la Fiesta o el Festival”. La celebración
verdaderamente comienza con la segunda copa que se toma después de
recitar el Salmo 113. La tercera copa es la copa de bendición que
se toma después de dar gracias y orar sobre el pan y cantar el Hallel
(Salmos de alabanza 114-118). En Marcos, Jesús canta estos salmos
pero no concluye con la cuarta copa que se llama la copa de consumación.
Fue la tercera copa de vino que Jesús cambió en su sangre.
Así San Pablo identifica la copa de bendición con la Eucaristía
en 1Cor 10, 16. Jesús dijo algo que sorprendió a los Apóstoles:
No beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en
que lo beba nuevo en el reino de Dios (Mc 14, 25). Qué sorpresa para
los Apóstoles porque ellos sabían que todavía quedaba
otra copa en la fiesta pascual, pero Jesús no la tomó. ¿Dónde
está la última copa para terminar la fiesta de pascua? La fiesta
que Jesús celebraba en la Última Cena no había terminado.
Le daría otro sentido a “la copa” y a la fiesta.
En Marcos 14, 36 Jesús dijo: Padre, aparta de mí
esta copa. Aquí está la otra copa de la cual Jesús habló:
La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? (Jn 18, 11).
Es el sufrimiento y muerte en la Cruz. La celebración de la Última
Cena continúa en la Pasión del Señor. El Calvario terminaría
la Pascua (y la Cena). Sería un solo acto de Sacrificio Pascual. El
Calvario representa el sacrificio del Cordero perfecto.
En el camino al calvario los soldados le ofrecieron vino a Jesús
(Mc 15, 23) pero no lo tomó. Había dicho que no tomaría
hasta aquel día cuando lo bebería en el reino (Mc 14, 25).
Luego en la cruz Jesús dijo: Tengo sed. ¿Será que de
repente Jesús tenía sed? No. Hacía horas que estaba
sufriendo de sed por la pérdida de sangre. Pero ahora en la cruz Él
quiere terminar la Última Cena (la última copa de la Pascua).
Los soldados le dan vino agrio (una especie de vinagre para los soldados
comunes) y esta vez sí lo bebe (Jn 19, 29). Luego Jesús dice
(todo) consumado es. ¿Qué es “consumado” si Jesús no
ha resucitado todavía? Él fue resucitado para nuestra justificación
dice San Pablo (Rom 4, 25). Es la Última Cena de la Pascua la que
está concluida. Y es de notar que el nombre de la cuarta copa era
“la Copa de Consumación”, y lo que dijo Jesús (en hebreo) es
exactamente lo que decía el padre de la familia cuando terminaba la
cuarta copa.
La Pascua celebraba el acontecimiento de la muerte de los primogénitos
de los egipcios. Ahora es Jesús quien es el primogénito sacrificado
para salvar, no solamente a los judíos, sino a todo el mundo. Él
es la Pascua que nos libera (1Cor 5, 7), es la sangre del Nuevo Pacto que
por muchos es derramada (Mc 14, 24).
Jesucristo es nuestro sacrificio; fue sacrificado una vez en
el Calvario, pero tenemos que comer su cuerpo para cumplir la Alianza. La
Última Cena fue un revivir la Pascua. La misa católica es un
revivir la Última Cena. No es solamente un recuerdo. La misa no es
“otro sacrifico” sino la participación en el mismo y único
sacrifico de Cristo en la cruz.
Tenemos que distinguir entre la muerte de Cristo, y el sacrificio
en la Cruz. La Iglesia Católica sabe que Cristo murió de una
vez para siempre. No muere otra vez en la misa. Pero su sacrificio es hecho
presente en cada misa. La santa Cena
está unida con el sacrificio del calvario. Pues cada vez que comáis
este pan y bebáis de este cáliz, anunciáis la muerte
del Señor, hasta que venga (1Cor 11, 26).