LA ORDEN CARMELITA
La Orden de Nuestra Señora
del Monte Carmelo (también llamada Orden de los Carmelitas) es una
congregación religiosa católica y surgió alrededor del
Siglo XII, cuando un grupo de ermitaños, inspirados en el profeta
Elías, se retiraron a vivir en el Monte Carmelo, considerado el jardín
de Palestina ("Karmel" significa "jardín").
El lema de su escudo es: ZELO ZELATUS SUM PRO DOMINO DEO EXERCITUUM
(Me consume el celo por el Señor, Dios de los Ejércitos).
En medio de las celdas construyeron una iglesia, que dedicaron
a su patrona, la Virgen María, a quien veneran como Nuestra Señora
del Carmen. Tomaron así el nombre de "Hermanos de Santa María
del Monte Carmelo" (en latín Ordo fratrum Beatissimæ Virginis
Mariæ de Monte Carmelo).
El patriarca de Jerusalén, Alberto, les entregó
en el año 1209 una regla, que sintetiza el ideal del Carmelo: vida
contemplativa, meditación de la Sagrada Escritura y trabajo.
La vestimenta carmelita está conformada por una túnica
de color castaño y un escapulario del mismo color. Según la
tradición, el domingo 16 de julio de 1251, la Virgen María
se apareció en Aylesford, Inglaterra, a San Simón Stock, a
quien entregó el escapulario del Carmen. Otro distintivo es la capa
blanca, símbolo de la Virgen María.
Carmelitas de la Antigua Observancia
Los Carmelitas de la Antigua Observancia son la rama originaria de la Orden
de los Carmelitas.
Carmelitas ermitaños
Los Ermitaños de la Bienaventurada Virgen María
del Monte Carmelo o Carmelitas ermitaños son una rama de la Orden
que se originó con los monjes ermitaños que, desde el siglo
XIII, se convirtieron en la mayor parte en frailes mendicantes. Sin embargo,
los Carmelitas ermitaños de la rama masculina de la Orden de los Carmelitas
no se consideran como frailes carmelitas de la vida activa y apostólica.
En la actualidad, los Carmelitas ermitaños son comunidades separadas,
hombres y mujeres que viven una vida de clausura, inspirados por la vida
monástica antigua Carmelita, bajo la autoridad del Prior General de
la Orden Carmelita de la Antigua Observancia (O. Carm.).
Nuestra Señora del Monte Carmelo es la patrona de este
tipo de comunidades carmelitas. Esta rama se basa, por regla general, en
el primitivo carisma carmelitano de la Antigua observancia, aún compartiendo
la riqueza espiritual de la rama reformada de Santa Teresa de Jesús
y San Juan de la Cruz.
Carmelitas descalzas
En el año 1562, santa Teresa de Jesús efectuó
una reforma en la orden religiosa y fundó el primer convento de Carmelitas
descalzas en la ciudad de Ávila. Posteriormente, junto con San Juan
de la Cruz, fundó la rama de los Carmelitas descalzos.
Carmelitas descalzos
A partir del año 1562, santa Teresa de Jesús y
san Juan de la Cruz impulsaron la reforma del Carmelo, fundando los primeros
monasterios de Carmelitas descalzos. La nueva regla busca retornar a la vida
centrada en Dios con toda sencillez y pobreza, como la de los primeros eremitas
del Monte Carmelo.
Los Carmelitas descalzos se dividen en tres ramas: frailes (Primera
Orden), monjas contemplativas (Segunda Orden) y hermanos terceros o seglares
(de la Venerable Orden Tercera de los Carmelitas o del Carmelo Seglar).
Carmelitas de la Orden Tercera
El profeta Elías, inspiración espiritual de los carmelitas.
Son los laicos del Carmelo de la Antigua Observancia. Viven el carisma carmelitano
manteniendo sus familias y trabajos habituales (pero en algunas comunidades
llegan mismo a recibir el hábito religioso carmelita). Constituyen
una verdadera rama de la Orden del Carmen, se comprometen mediante la promesa
de vivir los consejos evangélicos (castidad, pobreza y obediencia)
y el espíritu de las bienaventuranzas. Estos carmelitas se rigen por
la misma Regla de San Alberto de Jerusalén y por constituciones propias.
Carmelitas seglares
Son los miembros terciarios del Carmelo Descalzo. Son laicos
que viven el carisma carmelitano manteniendo sus familias y trabajos habituales.
Se rigen por la misma Regla de San Alberto y por unas constituciones propias,
aprobadas en 2003. Constituyen una verdadera rama de la Orden, a la que se
comprometen mediante la promesa de vivir los consejos evangélicos
(castidad, pobreza y obediencia) y el espíritu de las bienaventuranzas.
Virgen del Carmen, patrona de la orden Carmelita
Los que se acercan al Carmelo seglar viven un periodo de postulado,
que va desde los seis meses a un año como máximo, en el que
junto con la comunidad realizan un período de discernimiento a la
vocación. Pasado ese tiempo, se invita al postulante a pedir el ingreso
a la Orden, que lo preparará en los próximos dos años
a emitir las promesas temporales de vivir la castidad, pobreza y obediencia,
y las bienaventuranzas según su estado de vida (soltero, casado, viudo).
Hechas estas promesas, se preparará para caminar hacia
las definitivas luego de tres años de formación, que lo hará
miembro de la Orden. Ser un hermano carmelita no es un privilegio, sino una
responsabilidad en la misión salvadora de Jesucristo.