LA PROMESA LEGIONARIA


Santísimo Espíritu, yo, (nombre del candidato),
  queriendo en este día ser alistado como legionario de María,
  y reconociendo que por mí mismo no puedo prestar un servicio digno,
  te ruego desciendas sobre mí y me llenes de Ti mismo,
  para que mis pobres actos los sostenga tu poder,
  y venga a ser instrumento de tus poderosos designios.
Reconozco también que Tú, 
  que viniste a regenerar el mundo en Jesucristo, 
  no quisiste hacerlo sino por María; 
  que sin Ella no podemos conocerte ni amarte, 
  y que por Ella son concedidos tus dones, virtudes y gracias, 
  a quienes Ella quiere, cuando Ella quiere, 
  en la medida y de la manera que Ella quiere; 
  y me doy cuenta de que el secreto de un perfecto servicio legionario 
  consiste en la completa unión con Aquella que está tan íntimamente unida a Ti.
Por tanto, tomando en mi mano el estandarte de la Legión, 
  que trata de poner ante nuestro ojos estas verdades, 
  me presento delante de Ti como soldado suyo e hijo suyo, 
  y como tal me declaro totalmente dependiente de Ella. 
  Ella es la Madre de mi alma. 
  Su corazón y el mío son uno; 
  y desde ese único corazón vuelve Ella a decir lo que dijo entonces: 
  "He aquí la esclava del Señor". 
  Y otra vez vienes Tú por medio de Ella para hacer grandes cosas. 
Cúbrame Tu poder, y ven a mi alma con fuego y amor, 
  y hazla una con el amor de María y la voluntad de María de salvar al mundo; 
  para que yo sea pura en Aquella que por Ti fue hecha inmaculada; 
  para que por Ti crezca en mí también mi Señor Jesucristo; 
  para que yo con Ella, su Madre, 
  pueda ofrecerle al mundo y a las almas que le necesitan; 
  para que, ganada la batalla, esas almas y yo 
  podamos reinar con Ella eternamente en la gloria de la Santísima Trinidad.
Confiado en que en este día quieras Tú recibirme por tal 
  y servirte de mí y convertir mi debilidad en fortaleza, 
  tomo mi puesto en las filas de la Legión 
  y me atrevo a prometer ser fiel en mi servicio. 
  Me someteré por completo a su disciplina, 
  que me liga a mis hermanos legionarios 
  y hace de nosotros un ejército, 
  y mantiene nuestra alineación en nuestro avance con María, 
  para ejecutar tu voluntad, para obrar tus milagros de gracia 
  que renovarán la faz de la tierra, 
  y establecerán, Santísimo Espíritu, tu reinado sobre los seres todos.

  En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 


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(Samuel Miranda)