BEATO LIBORIO WAGNER
1631 d.C.
9 de diciembre



   He aquí un mártir cuyo nombre alarga la lista de los católicos -clérigos o laicos- que dieron su vida por la fe durante el período de afirmación de la Reforma Protestante. Nació en pleno protestantismo, y de familia protestante, el 5 de diciembre de 1593 en Mühlausen de Turingia, en Alemania Oriental; sabemos que en 1613 dejó su ciudad natal para continuar sus estudios en Leipzig, Gotha y Estrasburgo, y en 1617 ganó el título de maestro. A los 30 años, en 1621, fue a Würzburg, donde asistió a la Facultad de Teología que dirigían los jesuitas, y gracias a ellos se convirtió al catolicismo, para ser ordenado sacerdote en 1625. La primera asignación fue como capellán de Hardheim en Baden y luego párroco de Altenmünster - Sulzdorf, ciudad predominantemente protestante, donde tuvo que trabajar con toda su capacidad y fe, para convertir a los protestantes, entre muchas dificultades y la propia frialdad de los feligreses.

   Tras cinco años de apostolado, los suecos llegaron a la ciudad a causa de la Guerra de los Treinta Años, el padre Liborio Wagner tuvo que refugiarse en el vecino pueblo católico de Reichmannhausen, a unos cuatro kilómetros de Altenmünster del que sin embargo no quería alejarse demasiado. En estos esfuerzos para estar más cerca, fue traicionado y el 4 de diciembre de 1631 fue capturado y llevado a un pueblo a 10 km, arrastrado durante todo el camino atado a un caballo con una larga cuerda, seguido este tormento de cinco días de continua tortura en el castillo de Mainberg; sumado a los ultrajes por parte de los verdugos, y las solicitudes de apostasía a cambio de su liberación inmediata, pero él repetía siempre la misma respuesta: «yo vivo, sufro y muero como católico papista». Ya sin fuerzas, el 9 de diciembre de 1631 Liborio fue llevado a la ribera del Meno, cerca de Schonungen, donde fue asesinado por armas de fuego y por espada; luego fue despojado de sus vestiduras de sacerdote para que no fuera reconocido, y su cuerpo fue arrojado al agua.

   Anónimos católicos lo rescataron, y lo enterraron en principio a orillas del propio río, luego fue trasladado a un prado cercano, donde permaneció hasta el fin del gobierno sueco de Franconia, y luego fue exhumado por orden del obispo de Würzburg y colocado temporalmente en la capilla del castillo de Mainberg. Finalmente en 1637, fue trasladado a la iglesia parroquial de San Lorenzo en Heidenfeld donde se halla actualmente. Ya desde hacía tiempo, con la afluencia de devotos, venía creciendo el culto al valiente campeón de la fe católica en Alemania; pero es en 1931, tres siglos después de su muerte, superadas todas las dificultades ideológicas e históricas que se interponían, cuando se introduce la causa de beatificación, que concluyó con una ceremonia solemne que lo eleva al honor de los altares como beato, el 24 de marzo de 1974, por SS el papa Pablo VI.

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(Samuel Miranda)