LOS DOMINICOS EN TERRITORIO MEXICANO
El día 19 de junio
de 1526 un grupo de dominicos llegan al puerto de Veracruz. Hace unos
meses habían llegado de España a la isla La Española.
Se unieron tres religiosos del convento de Santo Domingo: Fray Domingo de
Betanzos, Fray Gonzalo Lucero (diácono) y Fray Vicente de las Casas
(novicio).
Por la muerte de algunos y por el regreso de otros a España,
han dejado solos a los tres religiosos, que se unieron en La Española.
Serán ellos tres los considerados como los fundadores de la Orden
en México. En cuatro años realizan una labor increíble:
Han llegado a Antequera de Oaxaca, han fundado dos conventos junto a la ciudad
de México; Fray Betanzos ha ido a fundar la Orden a la ciudad de Santiago
de los Caballeros, en Guatemala.
En 1539 Fray Betanzos está en camino hacia Roma. Lleva la misión
de pedir la creación de una Provincia dominicana en el territorio
mexicano. El Capítulo General acepta. Se le da por nombre Santiago
de México. En el año 1535 tienen el primer Capítulo
Provincial en la ciudad de México. Acuden representantes de los conventos
siguientes: México, Puebla, Oaxaca,Topetloaxto, Oaxtepec, Coyocán
con Himalhuacán- Chalco.
Ha predominado el proyecto de crear muchos conventos en las regiones
indígenas. De esta forma, estarán presentes junto al pueblo,
conocerán sus costumbres y su lengua y, sobre todo, serán un
ejemplo vivo con su presencia. Muchos conventos con pocos frailes. No obstante,
se edificarán grandes conventos que servirán para la formación
de las numerosas vocaciones:México, Puebla y Oaxaca.
Cuando se estudia la historia de la Orden en México aparece,
en seguida, la inquietud de los religiosos por fundar conventos, como polos
de atracción y dedifusión. Primero son de caña y barro
y, en seguida, comienzan a edificar los conventos y las iglesias con ladrillo
y piedra, como queriendo demostrar el deseo de permanencia en cada una de
las zonas.
Después de 1530 ya se extienden por todo el valle de
México y fundan en Oaxtepec, Izucar y están presentes en numerosas
Doctrinas. Lo mismo ha ocurrido en la zona o nación Mixteca: Yanhuitlan,
Noschitlan, Teposculula; bajan hacia la nación Zapoteca. Fundan Etla,
Coutlan, Villa Alta, entre los años 1532- 1540.
En menos de cincuenta años los dominicos han recorrido
gran parte del sur del territorio mexicano. Los frailes dominicos evangelizan
toda la región de lo que hoy constituye el Estado de Oaxaca. Realizan
una “evangelización integral”, como promoción humana. Han traído
de España nuevas semillas, han enseñado a cultivar, promocionan
el ganado y promueven la cría del gusano de seda.
Es evidente la prosperidad de los conventos. Cuentan con religiosos
suficientes, tienen rentas abundantes, hay una red de conventos por todo
el territorio oaxaqueño. Son razones suficientes para pedir a Roma
la creación una nueva Provincia dominicana en la región de
Oaxaca. Es erigida el año 1592, con el nombre de San Hipólito.
Al principio hay serias dificultades para la criollización
de la Orden en México. No obstante, los nativos son recibidos en la
Orden. En 1565 se ordena no tener en consideración, a la hora de votar
a un Provincial, el lugar de nacimiento. Cincuenta años después
se impondrá la ordenación de la “alternabilidad”.
Los religiosos dominicos han seguido una política, bien
estudiada, para la edificación de los conventos: La distancia entre
ellos será de unos 35 kilómetros, una jornada de camino; de
esta manera serán lugares de hospedaje para los que transitan de un
lugar a otro en predicación itinerante.
Serán conventos abiertos, donde acuden infinidad de nativos;
serán conventos propicios para las observancias monásticas,
lugar de oración y estudio. Cuando se tiene a la vista la geografía
de los conventos dominicanos, sobre todo en el sur, uno no sale de su admiración:
supone un trabajo titánico, una voluntad férrea y una decisión
de permanencia.
Hay quienes han querido ennegrecer esa labor y afirman que se
utilizó la manode obra nativa. De las actas de todos los Capítulos
Provinciales se ponía, como motivo permanente, la frase donde se recuerda
que los religiosos deben pagar lo debido a quien trabaje en la construcción
de los conventos, no utilizar a más de doscientos, proporcionarles
el descanso necesario y “el adiestramiento” que deben recibir para aprender
el “oficio”. Infinidad de artesanos han aprendido, según la costumbre
de la época, un oficio de artesanía popular.
El 2 de octubre de 1656, el General de la Orden crea otra nueva
Provincia y es confirmada por al Papa Alejandro VII. Le ponen por nombre
San Miguel y Santos Ángeles. Se le asignan los conventos de la diócesis
de Puebla y los conventos de Teposculula, Coixtlahuaca y Tamazulapán.
La sede principal estará en el convento de Santo Domingo, en la ciudad
de Puebla. Y en Puebla los religiosos edificaron la Capilla del Rosario,
denominada, desde entonces, la“Octava Maravilla del Mundo”.
Los dominicos comienzan a extenderse hacia la parte norte de
México, a mediados del siglo XVII: Universidad de Guadalajara, Zapotecas,
Sierra Gorda y Baja California. Las misiones de Sierra Gorda reciben el influjo
de la Orden; ya habían funcionado con anterioridad. Desarrollan una
labor benemérita el P. Felipe Galindo y el P. Luis Guzmán.
Cuando termina el siglo, los dominicos regentan varios centros misionales.
Tendrán que ausentarse por las enormes dificultades que se presentan,
las acciones del ejército y la falta de religiosos.
Varios años están en la Baja California,
desde que en 1770 se consiguen las Cédulas Reales. Han fundado, además
de las misiones recibidas de los jesuitas, los siguientes centros: Nuestra
Señora del Rosario (1774), Santo Domingo (1775), San Vicente Ferrer
(1780), San Miguel Arcángel (1787), Santo Tomás de Aquino (1791),
San Pedro Mártir (1794) y Santa Catalina(1797). Promueven el cultivo
de cereales y de la ganadería.
El año 1808 se crea otra nueva Provincia: San José
de Chiapas; ha sido separada de la Provincia de San Vicente Ferrer de Centro
América. Hay diversos problemas internos. Hay un cierto desánimo
por las ordenaciones eclesiásticas de dejar los centros poblados ya
establecidos para los sacerdotes seculares, según la mente del Concilio
de Trento. También hay desánimo o enfriamiento en las prácticas
de la observancia religiosa; los religiosos prefieren vivir en los centros
poblados y dejan las zonas misionales. El períodode Independencia
y las Leyes de la Revolución serán elementos importantespara
el decaimiento total de la Orden de Predicadores en el territorio mexicano.