HISTORIA DE LA IGLESIA

EPOCA NUEVA

QUINTA PARTE: LA REFORMA PROTESTANTE

 CAPÍTULO III

LOS INICIOS DE LA REFORMA LUTERANA (HASTA 1521)



I. El Lutero joven (1483-1517)


1. Cronología del Lutero joven

1483: nace Lutero en Eisleben, un 10 de noviembre.

1484: su familia se traslada a Mansfeld.

1488: frecuenta la escuela.

1497-1498: en Magdeburgo frecuenta la escuela de los .Hermanos de la vida común..

1498-1501: Escuela de latín en Eise-nach.

1501-1505: Universidad de Erfurt. Estudia el Trivium y el Quadrivium. Recibe el diploma de Magister. Golpe del trueno. Entra en los agustinos.

1506: votos y subdiaconado.

1507: presbiterado.

1508: enseña en Wittenberg la Ética a Nicómaco de Aristóteles.

1509: bachiller bíblico. Llega a sententiarius.

En Erfurt enseña Pedro Lombardo.

1510-1511: viaje a Roma.

1511: trasladado a Wittenberg.

1512: doctor en Teología.

1513-1515: curso sobre los Salmos.

1515-1516: Carta a los Romanos.

1516: Carta a los Gálatas.

1517: Carta a los Hebreros.

1517-1518: las 95 tesis sobre las indulgencias.


2. Educación

   Debido a la educación familiar, ¿se puede preguntar si la imagen del Dios juez se debe a la experiencia que tuvo Lutero de un padre severo? Razonar de este modo quiere decir contradecir una regla historiográfica, que es la de no atribuir al pasado los hábitos e ideas del presente, tanto más que Lutero no concibió nunca una modalidad educativa distinta.

   Acerca del carácter de Lutero, sabemos que fue una personalidad nerviosa y sensible, intelectualmente muy dotado, aunque también tempestuoso en sus iras. Lutero osciló siempre entre la timidez y una arrogancia compensadora.


3. Vocación

   Sobre la vocación de Lutero, Buonaiuti escribe que fue una elección catastrófica, una vocación fallida. Abandonó la tesis que veía en la lucha por las indulgencias el motivo de la ruptura. Según él, la decisión estaba ya madura en 1513. En la doctrina de la justificación por la sola fe él veía la introducción de principios antiascéticos, subjetivistas y relativistas; además, la manifestación del espíritu germánico, que llevó a su tiempo a la concepción totalitaria del Estado.

   Miegge ha respondido poniendo de manifiesto cómo la concupiscencia de la que habla Lutero no tenía nada de turbio, no era un instinto sexual desenfrenado, sino era .el amor de sí.. En cualquier caso, la crisis monástica no ha tenido una importancia decisiva en la Reforma. Para él la verdadera crisis se tuvo cuando Lutero vio en el papado la encarnación del Anticristo, y tomó conciencia de la soberanía de la Palabra de Dios sobre el sistema tradicional del magisterio eclesiástico. La crisis de Lutero fue una crisis teológica, en el sentido de una nueva relación Dios-hombre a la luz de la teología de la cruz.

   Sobre el viaje a Roma, sabemos que fue necesario por la disidencia entre los Agustinos observantes y los conventuales. Staupitz, con el apoyo de Egidio de Viterbo, quería fundar las dos ramas de la Orden. Los observantes, entre ellos Lutero, se opusieron. Por eso fue enviado Lutero a Roma (1509-1511). Este viaje, sobre el que se ha fabulado mucho, no tuvo consecuencias negativas. Quizás la impresión de Roma obró como un instrumento a explosión retardada, o quizás su recuerdo vino retomado y reinterpretado según las nuevas adquisiciones reformistas.


4. Estudios

   Sobre la orientación de los estudios es indispensable ver qué influjo tuvo sobre él la escolástica nominalista. Lutero comenzó sus estudios universitarios en Erfurt, en 1501. Era una universidad muy renombrada. Comenzó con las Artes y la Filosofía. En 1505 llega a Magister artium. ¿Cuál fue la enseñanza que recibió?

   Podemos intentar ofrecer un pequeño esquema de las .escuelas., mejor de las orientaciones filosóficas de su tiempo. Las orientaciones eran tres: tomista, escotista y nominalista. En cuanto a la primera, no se trata del pensamiento de santo Tomás, sino de sus discípulos, en la decadencia escolástica que tiende al naturalismo .empeño de la voluntad.. En cuanto al nominalismo, se puede observar en él una tendencia al voluntarismo y una gran pobreza metafísica.

   Decide inscribirse en la facultad de Derecho, como quería su padre. Después vino su ingreso en el monasterio, sus estudios teológicos, la ordenación sacerdotal y los inicios de su magisterio.

   Lutero manifestó una viva contrariedad hacia el aristotelismo. Llamó a Aristóteles .asno ocioso., lo juzgó como un pagano .dañado, orgulloso y bribón.. Con esto no podemos decir que fuese .fideísta.. Para Lutero la razón es importante en su ámbito, pero si pretende entrar en la Revelación y juzgarla, llega a meretriz.

   ¿Cuál fue la teología de Lutero? He aquí las principales orientaciones: monástica, escolástica .vía antigua y vía moderna. y .positiva. .humanista y .reformada... La teología monástica es así llamada por Meersemann, desde el alto medievo hasta san Bernardo. Estaba fundada en una exégesis alegórica y sobre el uso abundante de los Padres de la Iglesia. Estaba llena de unción, mas también era repetitiva de varias autoridades.

   Lutero no fue un humanista, mas sí un discípulo del nominalismo. Lo confesó en distintas ocasiones: «Se llaman terministas (nominalistas) una secta universitaria entre cuyas filas he militado también yo». Sin embargo, no fue éste el único horizonte de su pensamiento.

   Fue importante el influjo de san Agustín, que comienza a leer en 1509. Él lo contrapone más veces a Aristóteles, porque la filosofía es incapaz de alcanzar la verdadera naturaleza del hombre, que es de ser creado, esto es, dependiente: «En el fondo Aristóteles está de la teología como la sombra de la luz». Es cierto que el Estagirita había suministrado las categorías que habían permitido fijar los dogmas .sustancia, forma...., sin embargo, Lutero procede a una reformulación en categorías bíblicas.

   Según Oberman, fue fundamental la enseñanza de Gregorio de Rímini, iniciador de la  .escuela agustiniana moderna., retomada por Ugolino de Orvieto y llevado a Wittenberg por Staupitz. La razón mayor de la crítica luterana a la escolástica consiste en el hecho que contiene la glorificación del hombre natural, que pretende llegar a Dios con sus fuerzas, elaborando así una theologia gloriae. Dos de las 97 tesis sostenidas en Wittenberg dicen: «La verdad es que el hombre, hecho un árbol cautivo, no puede más que querer y hacer el mal». «Es falso que la voluntad puede tender sea al bien o al mal. En realidad, la voluntad no es libre, sino prisionera».


5. Experiencia de la Torre

   Lutero habla de ella en 1545: «He odiado el término .justicia de Dios., porque la costumbre y la práctica de todos los doctores me habían enseñado a entenderla en sentido filosófico, la llamada justicia formal .o con otra palabra: en acto., por la cual Dios es justo y castiga a los pecadores y a los injustos. Pero no podía amar al Dios justo que castiga al pecador, es más, lo odiaba (...) Estaba lleno de malevolencia hacia Dios, y, además, si no le imprecaba en secreto, murmuraba fuertemente diciendo: ¿no es bastante que los míseros pecadores, condenados eternamente por el pecado original, sean oprimidos con toda suerte de males por la ley de los diez mandamientos? ¿Dios debe añadir con el Evangelio dolor a dolor y amenazar en él con su justicia y su ira? Medité día y noche sin descanso, mientras no puse atención al nexo de la palabra, es decir: .La justicia de Dios está revelada en el Evangelio, según como está escrito: El justo vivirá por la fe.. Comencé entonces a concebir la justicia de Dios como una justicia por la cual el justo vive como por don de Dios, luego por fe; y noté que iba entendida así: con el Evangelio se revela la justicia de Dios, lo cual equivale a decir la considerada justicia .pasiva., es decir, la que recibimos y a través de la cual Dios, por su gracia y misericordia, nos rinde justos por el trámite de la fe (...) Me sentí entonces completamente renacido: se me habían abierto las puertas, era introducido al paraíso». Se puede hacer una serie de preguntas relativas a esta Turmerlebnis .experiencia de la Torre..


A. Lugar

   Se encuentra en la torre del convento de Wittenberg, en el segundo piso, donde había una habitación resguardada. Grisar .en la opinión que emite ha sido ásperamente reprochado., citando a Lutero, ha escrito que la iluminación habría sido en la .letrina.. El editor de los Tischreden ha invitado a considerar la palabra usada por Lutero, .cloaca., como una expresión metafórica.

   ¿Se puede identificar la cámara con la letrina? Escribe Oberman: «La cloaca no es sólo la letrina, sino el lugar de la más profunda degradación humana y, al mismo tiempo, el recipiente donde se recoge el estiércol del demonio. Lo sabían también los monjes medievales. Mas el reformador sabe entonces otra cosa: llegados a este momento contamos con el gran socorro de Cristo, para el Espíritu Santo no hay lugares profanos. Es necesario manifestar, confiando en el Crucificado, el desprecio hacia el Adversario.  Poner en la cloaca juntos a Cristo contra el demonio: cierto que esto es otra cosa muy distinta que una imagen decorosa... Que una cita vulgar pueda testimoniar la fe de Lutero en Cristo, encuentra su razón en el hecho de que él se ha dejado influenciar por el mensaje bíblico del nacimiento de Jesús. El Hijo de Dios se ha hecho carne y se ha convertido en un hombre real con cuerpo y sangre; conoce a los hombres porque él mismo ha experimentado .apurando el cáliz hasta el final. lo que significa ser hombre». El autor añade: «Sublimar a Dios a una idea grandiosa es para Lutero una de las principales iniquidades del demonio, que, para no ser doctor en teología, sin embargo ejercita su ministerio desde hace seis mil años con gran erudición filosófica y consumadísima experiencia».

   Indudablemente en el medievo hemos multiplicado citas en las que la letrina es el símbolo de la condición desesperada del hombre sin la ayuda de la gracia. Pedro Lombardo, explicando el verso «De stercore erigen pauperem» .Sal 112,7., escribía que el estiércol es el placer carnal, del que el hombre es liberado por la sola gracia. El término, pues, está conectado con la teología de la humillación, la cual puede ser entendida en dos sentidos por Lutero: como virtud monástica; y como experiencia de encontrar en nosotros sólo miseria. Entonces, humildad en el contenido de las obras, por parte de quien las obra, en el sentido de saber que son santos los pecadores y aquéllos que yacen en la miseria. Es necesario que el justo se convierta en pecador, porque sólo así el hombre puede recibir del exterior .extra nos. la justificación. Por eso, en la madurez usará la expresión: «Somos mendigos, ésta es la verdad».


B. Fecha

   Nos hacemos la pregunta de si efectivamente hubo una experiencia particular, o si no fue más bien un modo retrospectivo de leer los acontecimientos. En otras palabras, ¿fue una iluminación como aquélla de san Pablo en el camino de Damasco?

   Hoy se tiene bastante acuerdo en admitir una evolución en el pensamiento de Lutero. Aquélla fue preparada por la Anfechtungen, es decir, por ataques persistentes de momentos de duda ansiosa, debidos por un lado a una idea de Dios juez que condena, y de otro lado, a complejos de culpa al advertir la bajeza radical del hombre.

   Se rehizo en un primer tiempo refugiándose en las .obras., es decir, en los esfuerzos ascéticos .oración, sacramentos.. Pero desde 1511 se dispuso contra los .justicieros., que pretendían la salvación con las obras monásticas. Por entonces se convirtió desde el nominalismo semipelagiano a un agustinismo extremo.

   Es en este punto cuando acontece la iluminación, que se puede colocar entre 1513 y 1518. No olvidemos que Lutero es un teólogo para el que una cierta frase, idea o intuición, es importante no en sí misma, sino para sí; es decir, no en su esencia, sino en lo que significa para la persona.


C. Naturaleza y significado de la experiencia

   Antes de esta experiencia su formación nominalista y pelagiana lo inducía a considerar la justicia divina como exigente, porque pedía al hombre el respetar unas exigencias que el hombre no podía o no sabía respetar. En esta perspectiva, la justicia divina pedía al pecador obrar la salvación. Dado que el hombre no lo puede hacer, he aquí que la justicia se revelaba punitiva, penalizadora.

   Después de la experiencia, Lutero entendió que la justicia de Dios no pide, sino da. Es decir, es Dios mismo, y no el hombre, quien lleva a cabo la salvación. Para explicarlo podemos recurrir a un parangón que se inspira en santa Teresa de Lisieux: si uno se encuentra de frente a una montaña inmensa, siente que sus fuerzas no son suficientes. Si Dios pidiera la ascensión de una montaña similar a una persona con problemas motores, sería cruel. He aquí entonces que Dios mismo ofrece un .ascensor., que permite a la persona llegar a la meta de la montaña. Otro parangón es propuesto por McGrath. He aquí sus palabras: «Supongamos que estáis en prisión y que se os ofrece la libertad a cambio del pago de una fuerte suma. La promesa es real: si podéis satisfacer la condición será llevada a efecto. Pelagio y Gabriel Biel trabajaron sobre el presupuesto, inicialmente participado por Lutero, que habéis guardado en alguna parte el dinero necesario. Vuestra libertad vale mucho más y entonces se os ofrece el trato y pagáis la multa. Ningún problema... si tenéis el dinero. Mas Lutero se acercó siempre más al punto de vista de Agustín, según el cual la humanidad no podría haber reunido los recursos necesarios para cumplir la condición. Para retornar a nuestra analogía: Agustín y Lutero trabajaron en base al presupuesto de que no tenéis el dinero necesario y entonces la promesa de libertad tiene muy poco significado para vosotros. Por eso, para Agustín y para Lutero la buena noticia del Evangelio es que se os ha regalado el dinero necesario para pagar la excarcelación. En otras palabras, la condición ha sido cumplida por vosotros desde otro. Otro os ha suministrado lo que no teníais. La intuición de Lutero, que él describe en este fragmento, es que Dios ayuda misericordiosamente al pecador para obtener la propia justificación. ¡Ésta es la .buena noticia. del Evangelio!»

   ¿Es nueva esta doctrina? Ciertamente no, como ha demostrado Denifle, que ha aportado 65 testimonios que demuestran cómo la interpretación de la justicia de Dios dada por Lutero fue comúnmente considerada. Por esta razón Lortz ha sostenido que Lutero habría descubierto una doctrina auténticamente católica, refutando una doctrina que, en cambio, no era católica, pero que él sostenía como tal.

   ¿Es .católica.? Hay diversas posiciones. En 1904 Denifle, habiendo descubierto en un manuscrito Vaticano las lecciones sobre la Carta a los Romanos, afirmó que Lutero era hereje. Lortz, en cambio, habla de un doble estrato: el Lutero católico y el Lutero reformador. En la Carta a los Romanos se encuentra la idea del hombre extraviado por el pecado, así como una refutación de la terminología escolástica, sobre todo la de la fides caritate formata; mas, al mismo tiempo, «permanece en una tensión, lógicamente sin solución, la doctrina de la existencia en el hombre de una verdadera y propia bondad sobrenatural». Esta antinomia se explica con el hecho de que Lutero no usa la terminología escolástica y busca formulaciones nuevas, cayendo frecuentemente en la paradoja. Además, no es siempre consecuente. Su doctrina de la justicia no entiende el proceso de la justificación en sentido sólo forense; así, cuando dice que la palabra de Dios nos declara justos, se explica como si admitiese una verdadera transformación interior.

   ¿Es típicamente .germánica. esta doctrina? La tesis del .Lutero germánico. ha sido vigorosamente atacada por Karl Barth. Conocemos su reacción a la .teología natural.. Para él la Escritura es la única palabra de Dios en que debemos confiar y obedecer. Para él la reforma se explica con la convesión de Lutero a la Palabra de Dios. La única revelación de Dios es en Jesucristo, y su Palabra es el único modo con que se comunica a los hombres. La Iglesia ha de ser ella misma y no tener ningún compromiso con el poder, sino depender únicamente de la Palabra. Así, el teólogo de Basilea refuta de ver en esto un carácter .germánico.. En realidad, la característica que sobresale en el reformador es su propia intransigencia con respecto a la Palabra. Es más, se puede añadir que en la perspectiva barthiana no es antes la exigencia de reforma y después el descubrimiento del Evangelio. Para él es el descubrimiento del Evangelio lo que juzga y purifica la Iglesia y la lleva a la reforma. Mas esta característica no es atribuible a un carácter .nacional..


II. Lutero y Contarini

   Gaspare Contarini, en una carta del 25 de abril de 1511 a su amigo Giustiniani, le narra una confesión hecha el Sábado Santo. Por ella entendió «que si yo hiciese toda la penitencia posible y mucha más aún, no sería bastante... no digo merecer la felicidad, mas satisfacer las culpas pasadas. El que habiendo visto bien la infinita bondad o el amor que siempre infinitamente arde y tanto ama a los gusanillos». Entonces no bastan las obras. Después intuyó que es el Señor quien nos salva, gracias a su .satisfacción.. El hombre no debe hacer más que «unirse a esta cabeza con fe, con esperanza y con ese poco amor que podemos». Por eso apreciaba a Lutero: «El fundamento del edificio de Lutero es muy verdadero; por nada debemos contradecirlo, sino aceptarlo como verdadero y católico, es más, como fundamento de la religión cristiana». En Worms criticó la imprudencia de Lutero. Si se hubiera limitado a la justificación por la sola fe y a la crítica de las indulgencias, habría tenido a sus pies toda Alemania. Jedin habló de una Tumerlebnis de Contarini, puesta en paralelo a la de Lutero, también con sus diferencias. En realidad, como ha observado E.G. Gleason, Contarini quería justificar su decisión de permanecer en el mundo. Él, por tanto, permaneció fiel a la Iglesia y, a lo más, se empeñó en una reforma personal, salvando así el orden jerárquico e institucional.

   Por cuanto concierne a la experiencia de la Torre, la última generación de historiadores sobre Lutero le da menos importancia. El cuadro reformador no está en la duda por la salvación, en la .sola fe., ni en la humillación del hombre, sino en un elemento objetivo, esto es, es un procedimiento que pone en el centro al Evangelio.


II. La disputa de las indulgencias y los procesos (1517-1522)

1. Cronología

Abril de 1518: disputa de Heidelberg.

S. Prierias, Sobre la autoridad del papa.

12-14 de octubre: Cayetano interroga a Lutero en la dieta de Augsburgo. El príncipe elector rechaza entregar a Lutero.

1519, junio-julio: disputa de Lipsia con Eck. Condena de Lutero por parte de las universidades de Colonia y Lovaina

1520: Exurge Domine. Lutero es amenazado de excomunión.

Agosto: A la nobleza cristiana de la nación alemana.

Octubre: La cautividad babilónica de la Iglesia.

Lutero recibe la bula que lo amenaza de excomunión.

Noviembre: De la libertad del cristiano.

10 de diciembre: Lutero quema la bula.

1521, 3 de febrero: Lutero es excomulgado.

17-18 de abril: dieta de Worms.

1522, 8 de mayo: bando imperial.


2. La disputa de las indulgencias

   La causa remota fue la indulgencia acordada para la construcción de la basílica de San Pedro por Julio II (1507) y León X (1514). Sin embargo, no fue promulgada en la Alemania del norte. El príncipe Alberto de Brandeburgo (1490-1545), de 23 años, hermano de Joaquín I Hohenzollern, hombre culto, dotado de una buena cultura humanística, fue nombrado en 1513 arzobispo de Magdeburgo y administrador apostólico de Halberstadt. En 1514 estaba vacante Maguncia, con el respectivo título electoral. Fue tramado un acuerdo negociado para asegurar a Alberto también una tercera sede. El cabildo no tenía objecciones pastorales, aunque sí de carácter financiero, en cuanto debía a Roma 14.000 ducados. La propuesta de Alberto de asumir la deuda con Roma fue interpretada como una ocasión para no dejar escapar.

   Después Alberto debía 10.000 ducados a Roma para la dispensa por acumulación de beneficios y 2.143 ducados al emperador. Parece que el representante romano de los banqueros Fugger había sugerido el modo de resolver el caso financiero. La banca se decidió a prestar 29.000 florines renanos de oro. A cambio, y como garantía, sería predicada la indulgencia en Alemania. La mitad de la ganancia sería enviada a Roma y la otra mitad en extinción de la deuda con los Fugger. Eran, entonces, una empresa comercial, escandalosa desde el punto de vista eclesial, mas tolerada. Lutero, sin embargo, no sabía nada de esto. Alberto fue nombrado comisario de las indulgencias por ocho años. En 1517 nombró dos comisarios para la diócesis de Magdeburgo, entre ellos el dominico Johann Tetzel (1519), y dictó una instrucción sobre las indulgencias.

   La causa próxima fue la predicación de Tetzel. Era correcta desde el punto de vista doctrinal, mas incorrecta desde el propagandístico. Mc.Grath habla de .técnicas de marketing.. La predicacón, que no era admitida en Sajonia, para no dañar el peregrinaje a las reliquias conservadas en la iglesia de Wittenberg, hacía estragos en la ciudad del vecino Brandeburgo. La gente .enloquecía.. Lutero, que tenía un temperamento irascible, estalla. Le parecía absurdo que mientras Dios salva gratuitamente, la Iglesia lo hiciese por pago. Además, la gente no hacía más confianza sobre la promesa de Dios, sino sobre la seguridad del dinero dado. El problema no podía ser resuelto sólo desde el punto de vista doctrinal. Lutero se escandalizaba de que se propusiera un cristianismo sin cruz, sin conversión, con mucho culto a Dios, mas sin temor de Dios.

   Lutero, creyendo actuar por celo religioso, escribe a los obispos Alberto de Brandeburgo, a Jerónimo Schulz, y quizás a otros obispos más, una carta, en la que señalaba los errores sobre las indulgencias, adjuntando un tratado sobre las indulgencias (31 de octubre de 1517).

   Los obispos, sin embargo, no respondieron. Lutero se encontraba en una posición media, como suspendido entre Reforma y Reformación, esto es, entre cambio y ruptura. La lectura de las tesis de Wimpina y Tetzel lo inducen a comunicar con otros teólogos para provocar una disputa pública, a nivel teológico, no popular.

   Sin su conocimiento, las tesis fueron estampadas en Leipzig, Nuremberg y Basilea, por lo que fue forzado a preparar un escrito explicativo de las tesis: las Resolutiones disputationum de indulgentiarum virtute. Según Iserloh, se debe excluir una fijación de las tesis, entendida como un acto de rebelión.

   Sobre las indulgencias, Lutero había escrito, poniendo de relieve los abusos de orden financiero, los efectos negativos bajo el perfil pastoral y la inutilidad de las obras puestas por el hombre sin la fe. El encabezamiento dice así: «Por amor y deseo de aclarar la verdad, los siguientes puntos serán sometidos a disputa en Wittenberg, bajo la presidencia del R.P. Martín Lutero, maestro en artes y en teología y de la misma profesor ordinario. Por tanto, ruega a los que no puedan estar presentes para discutir oralmente con nosotros, lo hagan por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Amén».

   En las 95 tesis Lutero reanuda con mayor claridad estos temas, desarrollando un programa de vida cristiana, en el que evidenciaba algunos puntos decisivos y potencialmente incontenibles.


A. La vida como penitencia

«1. El Señor y maestro nuestro Jesucristo, diciendo: .Haced penitencia. ha querido que toda la vida de los fieles sea una penitencia.

2. Estas palabras no pueden entenderse de la penitencia sacramental, esto es, de la confesión y satisfacción que se cumplen por el ministerio de los sacerdotes.

3. Ni se refieren solamente a la interior, la cual no existe si no produce externamente diversas mortificaciones de la carne.

4. Por eso, la pena dura mientras dura el odio de sí .que es la verdadera penitencia interior., esto es, hasta la entrada en el reino de los cielos».

«93. Salud a todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: .Cruz, cruz., mientras no hay cruz.

94. Se debe exhortar a los cristianos a que se esfuercen por seguir a su cabeza, Cristo, a través de las penas, las muertes y los infiernos.

95. Y de este modo confíen entrar en el cielo a través de muchas tribulaciones, más que por la seguridad de la paz».


B. La Iglesia

«5. El papa no quiere ni puede redimir otras penas que las que él impuso a su arbitrio o según los cánones.


6. El papa no puede redimir alguna culpa, si no declarando y garantizando que ha sido redimida por Dios, o a lo más redimiendo los casos a sí reservados; donde éstos sean despreciados, la culpa permanezca ciertamente.

7. A nadie perdona Dios la culpa si humildemente no se somete en todo al sacerdote, vicario de Dios.

El papa no puede disponer del .tesoro de la Iglesia.. El verdadero tesoro de la Iglesia es el Evangelio .tesis 62..»


C. Los difuntos

«8. Los cánones penitenciales son impuestos sólo a los vivos, y nunca se debe imponer a los moribundos en virtud de los mismos.

10. Se comportan mal y con ignorancia aquellos sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio».


3. La contraofensiva romana

   Hubo una intervención ante el general de los agustinos. Después Silvestre Mazzolini de Prierio .Prierias. escribió un diálogo sobre las conclusiones de Lutero relativas al poder del Papa. El escrito del dominico piamontés sacaba el verdadero nudo del problema. A pesar de lo cual, contenía y defendía una infabilidad exacerbada .«Quien no se atiene a la doctrina de la Iglesia romana y del papa como a una infalible regla de fe, por la que también la Sagrada Escritura recibe fuerza y autoridad, ése es hereje»., y no distinguía entre la enseñanza vinculante y la discusión teológica. Además, era áspero en el tono y se remitía demasiado a la autoridad de santo Tomás.

   Lutero responde a propósito. Refutó la autoridad del Aquinate .«No creo en Tomás». y escribió que Cristo vive y reina no sólo en el cielo, sino también en Roma. Es Cristo, sin embargo, quien confiere a la Iglesia universal la infalibilidad. El papa y el concilio pueden errar. La Sagrada Escritura es la única regla de fe.

   En octubre se tuvo el coloquio Cayetano-Lutero en la dieta de Augsburgo. Objetivo de la dieta era una investigación de ayudas financieras para sostener la cruzada contra los turcos, que se habían hecho más amenazantes. Los representantes de los Estados estaban exasperados por las continuas solicitudes de dinero, y no lo disimularon. El elector de Sajonia llamó a las indulgencias .falsas y sacrílegas..

   Si éstas eran las premisas, no era fácil ocuparse del fraile incriminado. Las instrucciones romanas hablaban claro: debía ser detenido, pero Federico el Sabio lo protegió. Ante el cardenal Cayetano, Lutero no se retractó, mas apeló primero al papa y después al concilio. Temiendo ser arrestado, huyó a Wittenberg, donde obtuvo la liberación de la obediencia regular por Staupitz. Esto liberaba al superior religioso del ingrato deber de ocuparse del súbdito. León X hizo preparar a Cayetano una bula sobre las indulgencias, que precisaba la doctrina de la Iglesia sin condenar a Lutero. El papa, por el momento, no quería insistir demasiado, dado que estaba empeñado en la elección imperial. Para evitar la elección de Carlos V, su candidato era el propio elector Federico de Sajonia.

   Entre junio y julio de 1519 se tuvo la disputa de Lipsia, Lutero y Carlostadio con Eck. El debate revisaba el poder el papa, la gracia, la absolución, las indulgencias, el purgatorio. Lutero fue forzado a admitir que la Iglesia no es infalible. Única norma de la fe y única fuente es la Sagrada Escritura, es más, la .sola Scriptura.. Ella es clara de por sí y se interpreta por sí sola. Por lo cual, no es necesario más magisterio. Comenzaba además a ponerse el problema de si el papa no sería el Anticristo.


4. Los escritos de Reforma de 1520

   Tengamos presentes algunos factores que explican el éxito de Lutero. En primer lugar debemos colocar el uso de la imprenta, que tuvo el mérito de ayudar a la rápida y extensa difusión de las ideas. En segundo lugar, no podemos olvidar la situación alemana exacerbada por la fiscalidad. Un tercer elemento importante es el hecho de que la reforma luterana fue inicialmente teológica, pero después tuvo una enorme irradiación pastoral, dado que Lutero fue un hombre de la palabra. Estaba dotado de carisma profético y, en ese momento, tuvo a Alemania a sus pies. Se entiende por qué la Reforma fue un acontecimiento de comunicación sin par.

   Hasta ahora Lutero era popular porque se entendía que fuera capaz de actuar la suspirada Reforma. Mas nadie sabía sobre qué base se apoyaba el agustino. En 1520, por tanto, despliega un programa muy eficaz de desarrollo de sus ideas. En el escrito El papado de Roma enseñó que la Iglesia no es una comunidad visible, sino espiritual, sin una cabeza visible en la tierra, mas con la única cabeza que es Cristo. El poder de las llaves no ha sido conferido a Pedro, sino a la comunidad.

   En junio de 1520 Lutero se presenta «a la serenísima y potentísima Majestad imperial y a la nobleza cristiana de la nación alemana», es decir, a las supremas autoridades del país, invitándoles a promover la Reforma de la Iglesia, dado que los eclesiásticos la habían descuidado. El escrito conoció un enorme éxito: en pocos días se agotó la primera edición, que constaba de unos 4.000 ejemplares.

   El título del libro era A la nobleza cristiana de la nación alemana sobre la reforma de la Cristiandad. Se divide en dos partes. En la primera surge una idea nueva de Iglesia, que abole la diferencia entre sacerdotes y laicos, para después pasar, en la segunda parte, a proponer cierto número de reformas.

   «Los romanistas .término despectivo con que Lutero designa a los oficiales de la Curia romana. han erigido en torno a sí con gran habilidad tres murallas, con las que hasta ahora se han amparado, de suerte que nadie ha podido reformarlos. En primer lugar, cuando alguien quiso forzarlos con la potestad secular, ellos proclamaron y establecieron que el poder temporal ningún derecho tiene sobre ellos, antes al contrario, el poder eclesiástico está sobre el temporal. En segundo lugar, cuando se intentó reprenderles con la Sagrada Escritura, replicaron que solamente al papa compete la interpretación de la misma. En tercer lugar, cuando se les amenaza con un concilio, inventan el dogma de que nadie, si no es el papa, puede convocarlo. Así, secretamente, nos han robado los tres vergajos con que podían ser castigados, y ahora, al resguardo de esas tres murallas, cometen todas las granujerías y maldades que estamos viendo... Dios nos ayude y nos conceda una de las trompetas con que fueron derrocadas las murallas de Jericó, de suerte que también nosotros podamos derribar estas murallas de paja y de papel.»

   Como se ve, Lutero quería abatir los tres aspectos que impedían la verdadera Reforma. El primero concernía a la superioridad del poder espiritual sobre el civil. A la tradición medieval de las dos espadas, o de los dos poderes, Lutero oponía el sacerdocio universal, en fuerza del cual también el príncipe tiene autoridad en la Iglesia.

   El segundo era arrogarse el papa el poder de interpretar la Sagrada Escritura. Sería impreciso hablar de .libre examen.. Aquí se insiste sobre el hecho de que el creyente particular es iluminado por el Espíritu, y entonces no tiene necesidad de una autoridad magisterial distinta.

   El tercer argumento de defensa era que el papa reclamaba para sí la convocatoria del concilio. En tal modo impedía la Reforma. Mientras Lutero estaba empeñado en escribir el Manifiesto a la nobleza, viene el conocimiento de la aparición de dos escritos polémicos. El primero era anónimo, pero compuesto por el dominico Isidoro Isolani .Revocatio Martini Lutheri Augustiniani ad Sanctam Sedem., y el otro escrito por el franciscano Agustín von Alvelt .Tractatus de communione sub utraque specie, quaetenus ad laicos.. Lutero responde de manera polémica, discutiendo la doctrina de los sacramentos. Lo redacta en latín con el título: De captivitate babilonica ecclesiae praeludium.

  También con un tono más sosegado, entra rápidamente en el argumento sin mayores preámbulos: «Por el contrario, debo negar que sean siete sacramentos, y debo admitir, por ahora, sólo tres, el bautismo, la penitencia y el pan; y debo decir que a todos ellos nos los ha reducido a miserable cautividad la curia romana, despojando a la Iglesia de toda su libertad. Aunque conforme al uso de la Escritura, debería hablar de un solo sacramento y tres signos sacramentales.»

   Respecto a la Eucaristía escribía: «El sacramento .de la Cena. no pertenece a los sacerdotes, sino a todos, y los sacerdotes no son los dueños, sino los servidores, que deben dar las dos especies a aquéllos que lo pidan y cuantas veces se lo pidan». La Iglesia ha fallado gravemente al negar la comunión bajo las dos especies. Además, atacaba la doctrina de la transubstanciación, defendiendo, en cambio, la teoría de la consusbstanciación, en fuerza de la cual Cristo está presente con, en y bajo el pan. El tercer aspecto que trataba era la negación del carácter sacrificial de la misa.

   El sacramento que menos ha debido estar bajo la tiranía papal es el del bautismo. La exposición de la doctrina referente a este sacramento le inducía a consideraciones cargadas de consecuencias: «Lo primero que se debe observar en el bautismo es la promesa divina, que dice: .El que crea y sea bautizado, será salvo.». De aquí deducía que a esta obligación de fondo no deben ser impuestas al cristiano prácticas tiránicas, como oraciones, ayunos, limosnas. Deben además ser abolidos y desechados los que pretendan juntar obligaciones y valoraciones a cuanto ya ha fijado el Señor en el bautismo. Aunaba algunas consideraciones sobre la penitencia, y al final nagaba todos los demás sacramentos.

   Mientras la tensión aumentaba, el enviado pontificio Karl von Miltitz buscó la manera de anudar una tentativa. Pensó resolver todo con la política del compromiso, induciendo a Lutero a escribir personalmente al papa. A la carta, escrita en tono duro y muy explícito, en la que no reconocía ninguna superioridad en la Iglesia, él unió un nuevo escrito, titulado De libertate christiana. Lutero afirmaba: «A fin de que podamos comprender a fondo qué cosa sea un hombre cristiano, y la libertad que Cristo le ha conseguido y donado, de la que mucho escribe Pablo, estableceré las dos proposiciones siguientes: un cristiano es señor libre sobre toda cosa, y no está por debajo de nadie. Un cristiano es un siervo voluntarioso en cada cosa y puesto por debajo de cada uno. Estas dos proposiciones se encuentran claramente en Pablo, 1 Co 9: .Soy libre en todo, y me he hecho siervo para todos..» Lutero llegaba a que con la fe el hombre es libre y no está puesto debajo de ningún decreto, de ninguna ley. Esta libertad no justifica todo comportamiento. El hombre debe hacer las obras buenas. Sin embargo hay que hacer notar que no son las obras las que hacen al cristiano, sino que es el cristiano el que hace las obras buenas. Y entre las obras buenas está el servicio del prójimo, con tal que eso no tenga apariencia de mérito o de deseo de santificación. Y concluía: «Así vemos que a un cristiano basta la fe, y no tiene más necesidad de ninguna obra para ser santo».


5. La excomunión y el bando del Imperio

   Mientras Lutero estaba ocupado en esta frenética campaña publicitaria de Cayetano, Eck y del canonista Accolti, fue elaborada una bula de condena de 41 proposiciones, con el título Exurge Domine (15 de junio de 1520). Se condenaban al fuego los libros de Lutero y se ordenaba el cumplimiento en un plazo de 60 días.

   Para la promulgación en Alemania fueron elegidos Aleandro y Eck. Fue un error, porque muchos sospecharon que era una maniobra de Eck. Dado que en Colonia los libros habían sido quemados, respondió arrojando a la hoguera en Wittenberg la bula papal, el Corpus Iuris Canonici, los libros de Eck, de Emser y la Summa Angelica (10 de diciembre de 1520).

   La respuesta fue la bula Decet Romanum Pontificem (3 de enero de 1521), que declaró que Lutero había incurrido en excomunión. Para su ejecución había dos problemas: Carlos V se había empeñado en no seguir ningún decreto de condena sin previo proceso. Era necesario citar a Lutero delante de la dieta imperial de Worms.

   La dieta de Worms (16 al 25 de abril de 1521) fue un momento decisivo. Lutero compadeció provisto de salvoconducto. Reconoció como suyos los libros incriminados, mas rechazó el retractarse: «Ya que vuestra Majestad sacratísima y vuestras señorías me piden una respuesta sencilla, la daré sin cuernos ni dientes, en esta forma: mientras no me convenzan con testimonios de las Escrituras o con razones evidentes .pues no creo en el papa ni en los concilios solos, porque consta que erraron muchas veces y se contradijeron a sí mismos., convencido como estoy por las escrituras que yo he aducido y teniendo la conciencia prisionera de la palabra de Dios, ni puedo ni quiero retractar nada, pues no es prudente ni está en mi mano el obrar contra mi conciencia. Dios me ayude. Amén.»

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(Samuel Miranda)