HISTORIA DE LA IGLESIA
EPOCA NUEVA
QUINTA PARTE: LA REFORMA PROTESTANTE
CAPÍTULO III
LOS INICIOS DE LA REFORMA LUTERANA (HASTA 1521)
I. El Lutero joven (1483-1517)
1. Cronología del Lutero joven
1483: nace Lutero en Eisleben, un 10 de noviembre.
1484: su familia se traslada a Mansfeld.
1488: frecuenta la escuela.
1497-1498: en Magdeburgo frecuenta la escuela de los .Hermanos de la vida
común..
1498-1501: Escuela de latín en Eise-nach.
1501-1505: Universidad de Erfurt. Estudia el Trivium y el Quadrivium. Recibe
el diploma de Magister. Golpe del trueno. Entra en los agustinos.
1506: votos y subdiaconado.
1507: presbiterado.
1508: enseña en Wittenberg la Ética a Nicómaco de Aristóteles.
1509: bachiller bíblico. Llega a sententiarius.
En Erfurt enseña Pedro Lombardo.
1510-1511: viaje a Roma.
1511: trasladado a Wittenberg.
1512: doctor en Teología.
1513-1515: curso sobre los Salmos.
1515-1516: Carta a los Romanos.
1516: Carta a los Gálatas.
1517: Carta a los Hebreros.
1517-1518: las 95 tesis sobre las indulgencias.
2. Educación
Debido a la educación familiar, ¿se puede preguntar
si la imagen del Dios juez se debe a la experiencia que tuvo Lutero de un
padre severo? Razonar de este modo quiere decir contradecir una regla historiográfica,
que es la de no atribuir al pasado los hábitos e ideas del presente,
tanto más que Lutero no concibió nunca una modalidad educativa
distinta.
Acerca del carácter de Lutero, sabemos que fue una personalidad
nerviosa y sensible, intelectualmente muy dotado, aunque también tempestuoso
en sus iras. Lutero osciló siempre entre la timidez y una arrogancia
compensadora.
3. Vocación
Sobre la vocación de Lutero, Buonaiuti escribe que fue
una elección catastrófica, una vocación fallida. Abandonó
la tesis que veía en la lucha por las indulgencias el motivo de la
ruptura. Según él, la decisión estaba ya madura en 1513.
En la doctrina de la justificación por la sola fe él veía
la introducción de principios antiascéticos, subjetivistas
y relativistas; además, la manifestación del espíritu
germánico, que llevó a su tiempo a la concepción totalitaria
del Estado.
Miegge ha respondido poniendo de manifiesto cómo la concupiscencia
de la que habla Lutero no tenía nada de turbio, no era un instinto
sexual desenfrenado, sino era .el amor de sí.. En cualquier caso,
la crisis monástica no ha tenido una importancia decisiva en la Reforma.
Para él la verdadera crisis se tuvo cuando Lutero vio en el papado
la encarnación del Anticristo, y tomó conciencia de la soberanía
de la Palabra de Dios sobre el sistema tradicional del magisterio eclesiástico.
La crisis de Lutero fue una crisis teológica, en el sentido de una
nueva relación Dios-hombre a la luz de la teología de la cruz.
Sobre el viaje a Roma, sabemos que fue necesario por la disidencia
entre los Agustinos observantes y los conventuales. Staupitz, con el apoyo
de Egidio de Viterbo, quería fundar las dos ramas de la Orden. Los
observantes, entre ellos Lutero, se opusieron. Por eso fue enviado Lutero
a Roma (1509-1511). Este viaje, sobre el que se ha fabulado mucho, no tuvo
consecuencias negativas. Quizás la impresión de Roma obró
como un instrumento a explosión retardada, o quizás su recuerdo
vino retomado y reinterpretado según las nuevas adquisiciones reformistas.
4. Estudios
Sobre la orientación de los estudios es indispensable
ver qué influjo tuvo sobre él la escolástica nominalista.
Lutero comenzó sus estudios universitarios en Erfurt, en 1501. Era
una universidad muy renombrada. Comenzó con las Artes y la Filosofía.
En 1505 llega a Magister artium. ¿Cuál fue la enseñanza
que recibió?
Podemos intentar ofrecer un pequeño esquema de las .escuelas.,
mejor de las orientaciones filosóficas de su tiempo. Las orientaciones
eran tres: tomista, escotista y nominalista. En cuanto a la primera, no se
trata del pensamiento de santo Tomás, sino de sus discípulos,
en la decadencia escolástica que tiende al naturalismo .empeño
de la voluntad.. En cuanto al nominalismo, se puede observar en él
una tendencia al voluntarismo y una gran pobreza metafísica.
Decide inscribirse en la facultad de Derecho, como quería
su padre. Después vino su ingreso en el monasterio, sus estudios teológicos,
la ordenación sacerdotal y los inicios de su magisterio.
Lutero manifestó una viva contrariedad hacia el aristotelismo.
Llamó a Aristóteles .asno ocioso., lo juzgó como un
pagano .dañado, orgulloso y bribón.. Con esto no podemos decir
que fuese .fideísta.. Para Lutero la razón es importante en
su ámbito, pero si pretende entrar en la Revelación y juzgarla,
llega a meretriz.
¿Cuál fue la teología de Lutero? He aquí
las principales orientaciones: monástica, escolástica .vía
antigua y vía moderna. y .positiva. .humanista y .reformada... La
teología monástica es así llamada por Meersemann, desde
el alto medievo hasta san Bernardo. Estaba fundada en una exégesis
alegórica y sobre el uso abundante de los Padres de la Iglesia. Estaba
llena de unción, mas también era repetitiva de varias autoridades.
Lutero no fue un humanista, mas sí un discípulo
del nominalismo. Lo confesó en distintas ocasiones: «Se llaman
terministas (nominalistas) una secta universitaria entre cuyas filas he militado
también yo». Sin embargo, no fue éste el único
horizonte de su pensamiento.
Fue importante el influjo de san Agustín, que comienza
a leer en 1509. Él lo contrapone más veces a Aristóteles,
porque la filosofía es incapaz de alcanzar la verdadera naturaleza
del hombre, que es de ser creado, esto es, dependiente: «En el fondo
Aristóteles está de la teología como la sombra de la
luz». Es cierto que el Estagirita había suministrado las categorías
que habían permitido fijar los dogmas .sustancia, forma...., sin embargo,
Lutero procede a una reformulación en categorías bíblicas.
Según Oberman, fue fundamental la enseñanza de
Gregorio de Rímini, iniciador de la .escuela agustiniana moderna.,
retomada por Ugolino de Orvieto y llevado a Wittenberg por Staupitz. La razón
mayor de la crítica luterana a la escolástica consiste en el
hecho que contiene la glorificación del hombre natural, que pretende
llegar a Dios con sus fuerzas, elaborando así una theologia gloriae.
Dos de las 97 tesis sostenidas en Wittenberg dicen: «La verdad es que
el hombre, hecho un árbol cautivo, no puede más que querer
y hacer el mal». «Es falso que la voluntad puede tender sea al
bien o al mal. En realidad, la voluntad no es libre, sino prisionera».
5. Experiencia de la Torre
Lutero habla de ella en 1545: «He odiado el término
.justicia de Dios., porque la costumbre y la práctica de todos los
doctores me habían enseñado a entenderla en sentido filosófico,
la llamada justicia formal .o con otra palabra: en acto., por la cual Dios
es justo y castiga a los pecadores y a los injustos. Pero no podía
amar al Dios justo que castiga al pecador, es más, lo odiaba (...)
Estaba lleno de malevolencia hacia Dios, y, además, si no le imprecaba
en secreto, murmuraba fuertemente diciendo: ¿no es bastante que los
míseros pecadores, condenados eternamente por el pecado original,
sean oprimidos con toda suerte de males por la ley de los diez mandamientos?
¿Dios debe añadir con el Evangelio dolor a dolor y amenazar
en él con su justicia y su ira? Medité día y noche sin
descanso, mientras no puse atención al nexo de la palabra, es decir:
.La justicia de Dios está revelada en el Evangelio, según como
está escrito: El justo vivirá por la fe.. Comencé entonces
a concebir la justicia de Dios como una justicia por la cual el justo vive
como por don de Dios, luego por fe; y noté que iba entendida así:
con el Evangelio se revela la justicia de Dios, lo cual equivale a decir
la considerada justicia .pasiva., es decir, la que recibimos y a través
de la cual Dios, por su gracia y misericordia, nos rinde justos por el trámite
de la fe (...) Me sentí entonces completamente renacido: se me habían
abierto las puertas, era introducido al paraíso». Se puede hacer
una serie de preguntas relativas a esta Turmerlebnis .experiencia de la Torre..
A. Lugar
Se encuentra en la torre del convento de Wittenberg, en el segundo
piso, donde había una habitación resguardada. Grisar .en la
opinión que emite ha sido ásperamente reprochado., citando
a Lutero, ha escrito que la iluminación habría sido en la .letrina..
El editor de los Tischreden ha invitado a considerar la palabra usada por
Lutero, .cloaca., como una expresión metafórica.
¿Se puede identificar la cámara con la letrina?
Escribe Oberman: «La cloaca no es sólo la letrina, sino el lugar
de la más profunda degradación humana y, al mismo tiempo, el
recipiente donde se recoge el estiércol del demonio. Lo sabían
también los monjes medievales. Mas el reformador sabe entonces otra
cosa: llegados a este momento contamos con el gran socorro de Cristo, para
el Espíritu Santo no hay lugares profanos. Es necesario manifestar,
confiando en el Crucificado, el desprecio hacia el Adversario. Poner
en la cloaca juntos a Cristo contra el demonio: cierto que esto es otra cosa
muy distinta que una imagen decorosa... Que una cita vulgar pueda testimoniar
la fe de Lutero en Cristo, encuentra su razón en el hecho de que él
se ha dejado influenciar por el mensaje bíblico del nacimiento de
Jesús. El Hijo de Dios se ha hecho carne y se ha convertido en un
hombre real con cuerpo y sangre; conoce a los hombres porque él mismo
ha experimentado .apurando el cáliz hasta el final. lo que significa
ser hombre». El autor añade: «Sublimar a Dios a una idea
grandiosa es para Lutero una de las principales iniquidades del demonio,
que, para no ser doctor en teología, sin embargo ejercita su ministerio
desde hace seis mil años con gran erudición filosófica
y consumadísima experiencia».
Indudablemente en el medievo hemos multiplicado citas en las
que la letrina es el símbolo de la condición desesperada del
hombre sin la ayuda de la gracia. Pedro Lombardo, explicando el verso «De
stercore erigen pauperem» .Sal 112,7., escribía que el estiércol
es el placer carnal, del que el hombre es liberado por la sola gracia. El
término, pues, está conectado con la teología de la
humillación, la cual puede ser entendida en dos sentidos por Lutero:
como virtud monástica; y como experiencia de encontrar en nosotros
sólo miseria. Entonces, humildad en el contenido de las obras, por
parte de quien las obra, en el sentido de saber que son santos los pecadores
y aquéllos que yacen en la miseria. Es necesario que el justo se convierta
en pecador, porque sólo así el hombre puede recibir del exterior
.extra nos. la justificación. Por eso, en la madurez usará
la expresión: «Somos mendigos, ésta es la verdad».
B. Fecha
Nos hacemos la pregunta de si efectivamente hubo una experiencia
particular, o si no fue más bien un modo retrospectivo de leer los
acontecimientos. En otras palabras, ¿fue una iluminación como
aquélla de san Pablo en el camino de Damasco?
Hoy se tiene bastante acuerdo en admitir una evolución
en el pensamiento de Lutero. Aquélla fue preparada por la Anfechtungen,
es decir, por ataques persistentes de momentos de duda ansiosa, debidos por
un lado a una idea de Dios juez que condena, y de otro lado, a complejos
de culpa al advertir la bajeza radical del hombre.
Se rehizo en un primer tiempo refugiándose en las .obras.,
es decir, en los esfuerzos ascéticos .oración, sacramentos..
Pero desde 1511 se dispuso contra los .justicieros., que pretendían
la salvación con las obras monásticas. Por entonces se convirtió
desde el nominalismo semipelagiano a un agustinismo extremo.
Es en este punto cuando acontece la iluminación, que
se puede colocar entre 1513 y 1518. No olvidemos que Lutero es un teólogo
para el que una cierta frase, idea o intuición, es importante no en
sí misma, sino para sí; es decir, no en su esencia, sino en
lo que significa para la persona.
C. Naturaleza y significado de la experiencia
Antes de esta experiencia su formación nominalista y
pelagiana lo inducía a considerar la justicia divina como exigente,
porque pedía al hombre el respetar unas exigencias que el hombre no
podía o no sabía respetar. En esta perspectiva, la justicia
divina pedía al pecador obrar la salvación. Dado que el hombre
no lo puede hacer, he aquí que la justicia se revelaba punitiva, penalizadora.
Después de la experiencia, Lutero entendió que
la justicia de Dios no pide, sino da. Es decir, es Dios mismo, y no el hombre,
quien lleva a cabo la salvación. Para explicarlo podemos recurrir
a un parangón que se inspira en santa Teresa de Lisieux: si uno se
encuentra de frente a una montaña inmensa, siente que sus fuerzas
no son suficientes. Si Dios pidiera la ascensión de una montaña
similar a una persona con problemas motores, sería cruel. He aquí
entonces que Dios mismo ofrece un .ascensor., que permite a la persona llegar
a la meta de la montaña. Otro parangón es propuesto por McGrath.
He aquí sus palabras: «Supongamos que estáis en prisión
y que se os ofrece la libertad a cambio del pago de una fuerte suma. La promesa
es real: si podéis satisfacer la condición será llevada
a efecto. Pelagio y Gabriel Biel trabajaron sobre el presupuesto, inicialmente
participado por Lutero, que habéis guardado en alguna parte el dinero
necesario. Vuestra libertad vale mucho más y entonces se os ofrece
el trato y pagáis la multa. Ningún problema... si tenéis
el dinero. Mas Lutero se acercó siempre más al punto de vista
de Agustín, según el cual la humanidad no podría haber
reunido los recursos necesarios para cumplir la condición. Para retornar
a nuestra analogía: Agustín y Lutero trabajaron en base al
presupuesto de que no tenéis el dinero necesario y entonces la promesa
de libertad tiene muy poco significado para vosotros. Por eso, para Agustín
y para Lutero la buena noticia del Evangelio es que se os ha regalado el
dinero necesario para pagar la excarcelación. En otras palabras, la
condición ha sido cumplida por vosotros desde otro. Otro os ha suministrado
lo que no teníais. La intuición de Lutero, que él describe
en este fragmento, es que Dios ayuda misericordiosamente al pecador para
obtener la propia justificación. ¡Ésta es la .buena noticia.
del Evangelio!»
¿Es nueva esta doctrina? Ciertamente no, como ha demostrado
Denifle, que ha aportado 65 testimonios que demuestran cómo la interpretación
de la justicia de Dios dada por Lutero fue comúnmente considerada.
Por esta razón Lortz ha sostenido que Lutero habría descubierto
una doctrina auténticamente católica, refutando una doctrina
que, en cambio, no era católica, pero que él sostenía
como tal.
¿Es .católica.? Hay diversas posiciones. En 1904
Denifle, habiendo descubierto en un manuscrito Vaticano las lecciones sobre
la Carta a los Romanos, afirmó que Lutero era hereje. Lortz, en cambio,
habla de un doble estrato: el Lutero católico y el Lutero reformador.
En la Carta a los Romanos se encuentra la idea del hombre extraviado por
el pecado, así como una refutación de la terminología
escolástica, sobre todo la de la fides caritate formata; mas, al mismo
tiempo, «permanece en una tensión, lógicamente sin solución,
la doctrina de la existencia en el hombre de una verdadera y propia bondad
sobrenatural». Esta antinomia se explica con el hecho de que Lutero
no usa la terminología escolástica y busca formulaciones nuevas,
cayendo frecuentemente en la paradoja. Además, no es siempre consecuente.
Su doctrina de la justicia no entiende el proceso de la justificación
en sentido sólo forense; así, cuando dice que la palabra de
Dios nos declara justos, se explica como si admitiese una verdadera transformación
interior.
¿Es típicamente .germánica. esta doctrina?
La tesis del .Lutero germánico. ha sido vigorosamente atacada por
Karl Barth. Conocemos su reacción a la .teología natural..
Para él la Escritura es la única palabra de Dios en que debemos
confiar y obedecer. Para él la reforma se explica con la convesión
de Lutero a la Palabra de Dios. La única revelación de Dios
es en Jesucristo, y su Palabra es el único modo con que se comunica
a los hombres. La Iglesia ha de ser ella misma y no tener ningún compromiso
con el poder, sino depender únicamente de la Palabra. Así,
el teólogo de Basilea refuta de ver en esto un carácter .germánico..
En realidad, la característica que sobresale en el reformador es su
propia intransigencia con respecto a la Palabra. Es más, se puede
añadir que en la perspectiva barthiana no es antes la exigencia de
reforma y después el descubrimiento del Evangelio. Para él
es el descubrimiento del Evangelio lo que juzga y purifica la Iglesia y la
lleva a la reforma. Mas esta característica no es atribuible a un
carácter .nacional..
II. Lutero y Contarini
Gaspare Contarini, en una carta del 25 de abril de 1511 a su
amigo Giustiniani, le narra una confesión hecha el Sábado Santo.
Por ella entendió «que si yo hiciese toda la penitencia posible
y mucha más aún, no sería bastante... no digo merecer
la felicidad, mas satisfacer las culpas pasadas. El que habiendo visto bien
la infinita bondad o el amor que siempre infinitamente arde y tanto ama a
los gusanillos». Entonces no bastan las obras. Después intuyó
que es el Señor quien nos salva, gracias a su .satisfacción..
El hombre no debe hacer más que «unirse a esta cabeza con fe,
con esperanza y con ese poco amor que podemos». Por eso apreciaba a
Lutero: «El fundamento del edificio de Lutero es muy verdadero; por
nada debemos contradecirlo, sino aceptarlo como verdadero y católico,
es más, como fundamento de la religión cristiana». En
Worms criticó la imprudencia de Lutero. Si se hubiera limitado a la
justificación por la sola fe y a la crítica de las indulgencias,
habría tenido a sus pies toda Alemania. Jedin habló de una
Tumerlebnis de Contarini, puesta en paralelo a la de Lutero, también
con sus diferencias. En realidad, como ha observado E.G. Gleason, Contarini
quería justificar su decisión de permanecer en el mundo. Él,
por tanto, permaneció fiel a la Iglesia y, a lo más, se empeñó
en una reforma personal, salvando así el orden jerárquico e
institucional.
Por cuanto concierne a la experiencia de la Torre, la última
generación de historiadores sobre Lutero le da menos importancia.
El cuadro reformador no está en la duda por la salvación, en
la .sola fe., ni en la humillación del hombre, sino en un elemento
objetivo, esto es, es un procedimiento que pone en el centro al Evangelio.
II. La disputa de las indulgencias y los procesos (1517-1522)
1. Cronología
Abril de 1518: disputa de Heidelberg.
S. Prierias, Sobre la autoridad del papa.
12-14 de octubre: Cayetano interroga a Lutero en la dieta de Augsburgo. El
príncipe elector rechaza entregar a Lutero.
1519, junio-julio: disputa de Lipsia con Eck. Condena de Lutero por parte
de las universidades de Colonia y Lovaina
1520: Exurge Domine. Lutero es amenazado de excomunión.
Agosto: A la nobleza cristiana de la nación alemana.
Octubre: La cautividad babilónica de la Iglesia.
Lutero recibe la bula que lo amenaza de excomunión.
Noviembre: De la libertad del cristiano.
10 de diciembre: Lutero quema la bula.
1521, 3 de febrero: Lutero es excomulgado.
17-18 de abril: dieta de Worms.
1522, 8 de mayo: bando imperial.
2. La disputa de las indulgencias
La causa remota fue la indulgencia acordada para la construcción
de la basílica de San Pedro por Julio II (1507) y León X (1514).
Sin embargo, no fue promulgada en la Alemania del norte. El príncipe
Alberto de Brandeburgo (1490-1545), de 23 años, hermano de Joaquín
I Hohenzollern, hombre culto, dotado de una buena cultura humanística,
fue nombrado en 1513 arzobispo de Magdeburgo y administrador apostólico
de Halberstadt. En 1514 estaba vacante Maguncia, con el respectivo título
electoral. Fue tramado un acuerdo negociado para asegurar a Alberto también
una tercera sede. El cabildo no tenía objecciones pastorales, aunque
sí de carácter financiero, en cuanto debía a Roma 14.000
ducados. La propuesta de Alberto de asumir la deuda con Roma fue interpretada
como una ocasión para no dejar escapar.
Después Alberto debía 10.000 ducados a Roma para
la dispensa por acumulación de beneficios y 2.143 ducados al emperador.
Parece que el representante romano de los banqueros Fugger había sugerido
el modo de resolver el caso financiero. La banca se decidió a prestar
29.000 florines renanos de oro. A cambio, y como garantía, sería
predicada la indulgencia en Alemania. La mitad de la ganancia sería
enviada a Roma y la otra mitad en extinción de la deuda con los Fugger.
Eran, entonces, una empresa comercial, escandalosa desde el punto de vista
eclesial, mas tolerada. Lutero, sin embargo, no sabía nada de esto.
Alberto fue nombrado comisario de las indulgencias por ocho años.
En 1517 nombró dos comisarios para la diócesis de Magdeburgo,
entre ellos el dominico Johann Tetzel (1519), y dictó una instrucción
sobre las indulgencias.
La causa próxima fue la predicación de Tetzel.
Era correcta desde el punto de vista doctrinal, mas incorrecta desde el propagandístico.
Mc.Grath habla de .técnicas de marketing.. La predicacón, que
no era admitida en Sajonia, para no dañar el peregrinaje a las reliquias
conservadas en la iglesia de Wittenberg, hacía estragos en la ciudad
del vecino Brandeburgo. La gente .enloquecía.. Lutero, que tenía
un temperamento irascible, estalla. Le parecía absurdo que mientras
Dios salva gratuitamente, la Iglesia lo hiciese por pago. Además,
la gente no hacía más confianza sobre la promesa de Dios, sino
sobre la seguridad del dinero dado. El problema no podía ser resuelto
sólo desde el punto de vista doctrinal. Lutero se escandalizaba de
que se propusiera un cristianismo sin cruz, sin conversión, con mucho
culto a Dios, mas sin temor de Dios.
Lutero, creyendo actuar por celo religioso, escribe a los obispos
Alberto de Brandeburgo, a Jerónimo Schulz, y quizás a otros
obispos más, una carta, en la que señalaba los errores sobre
las indulgencias, adjuntando un tratado sobre las indulgencias (31 de octubre
de 1517).
Los obispos, sin embargo, no respondieron. Lutero se encontraba
en una posición media, como suspendido entre Reforma y Reformación,
esto es, entre cambio y ruptura. La lectura de las tesis de Wimpina y Tetzel
lo inducen a comunicar con otros teólogos para provocar una disputa
pública, a nivel teológico, no popular.
Sin su conocimiento, las tesis fueron estampadas en Leipzig,
Nuremberg y Basilea, por lo que fue forzado a preparar un escrito explicativo
de las tesis: las Resolutiones disputationum de indulgentiarum virtute. Según
Iserloh, se debe excluir una fijación de las tesis, entendida como
un acto de rebelión.
Sobre las indulgencias, Lutero había escrito, poniendo
de relieve los abusos de orden financiero, los efectos negativos bajo el
perfil pastoral y la inutilidad de las obras puestas por el hombre sin la
fe. El encabezamiento dice así: «Por amor y deseo de aclarar
la verdad, los siguientes puntos serán sometidos a disputa en Wittenberg,
bajo la presidencia del R.P. Martín Lutero, maestro en artes y en
teología y de la misma profesor ordinario. Por tanto, ruega a los
que no puedan estar presentes para discutir oralmente con nosotros, lo hagan
por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Amén».
En las 95 tesis Lutero reanuda con mayor claridad estos temas,
desarrollando un programa de vida cristiana, en el que evidenciaba algunos
puntos decisivos y potencialmente incontenibles.
A. La vida como penitencia
«1. El Señor y maestro nuestro Jesucristo, diciendo: .Haced
penitencia. ha querido que toda la vida de los fieles sea una penitencia.
2. Estas palabras no pueden entenderse de la penitencia sacramental, esto
es, de la confesión y satisfacción que se cumplen por el ministerio
de los sacerdotes.
3. Ni se refieren solamente a la interior, la cual no existe si no produce
externamente diversas mortificaciones de la carne.
4. Por eso, la pena dura mientras dura el odio de sí .que es la verdadera
penitencia interior., esto es, hasta la entrada en el reino de los cielos».
«93. Salud a todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo:
.Cruz, cruz., mientras no hay cruz.
94. Se debe exhortar a los cristianos a que se esfuercen por seguir a su
cabeza, Cristo, a través de las penas, las muertes y los infiernos.
95. Y de este modo confíen entrar en el cielo a través de muchas
tribulaciones, más que por la seguridad de la paz».
B. La Iglesia
«5. El papa no quiere ni puede redimir otras penas que las que él
impuso a su arbitrio o según los cánones.
6. El papa no puede redimir alguna culpa, si no declarando y garantizando
que ha sido redimida por Dios, o a lo más redimiendo los casos a sí
reservados; donde éstos sean despreciados, la culpa permanezca ciertamente.
7. A nadie perdona Dios la culpa si humildemente no se somete en todo al
sacerdote, vicario de Dios.
El papa no puede disponer del .tesoro de la Iglesia.. El verdadero tesoro
de la Iglesia es el Evangelio .tesis 62..»
C. Los difuntos
«8. Los cánones penitenciales son impuestos sólo a los
vivos, y nunca se debe imponer a los moribundos en virtud de los mismos.
10. Se comportan mal y con ignorancia aquellos sacerdotes que reservan a
los moribundos penas canónicas en el purgatorio».
3. La contraofensiva romana
Hubo una intervención ante el general de los agustinos.
Después Silvestre Mazzolini de Prierio .Prierias. escribió
un diálogo sobre las conclusiones de Lutero relativas al poder del
Papa. El escrito del dominico piamontés sacaba el verdadero nudo del
problema. A pesar de lo cual, contenía y defendía una infabilidad
exacerbada .«Quien no se atiene a la doctrina de la Iglesia romana
y del papa como a una infalible regla de fe, por la que también la
Sagrada Escritura recibe fuerza y autoridad, ése es hereje».,
y no distinguía entre la enseñanza vinculante y la discusión
teológica. Además, era áspero en el tono y se remitía
demasiado a la autoridad de santo Tomás.
Lutero responde a propósito. Refutó la autoridad
del Aquinate .«No creo en Tomás». y escribió que
Cristo vive y reina no sólo en el cielo, sino también en Roma.
Es Cristo, sin embargo, quien confiere a la Iglesia universal la infalibilidad.
El papa y el concilio pueden errar. La Sagrada Escritura es la única
regla de fe.
En octubre se tuvo el coloquio Cayetano-Lutero en la dieta de
Augsburgo. Objetivo de la dieta era una investigación de ayudas financieras
para sostener la cruzada contra los turcos, que se habían hecho más
amenazantes. Los representantes de los Estados estaban exasperados por las
continuas solicitudes de dinero, y no lo disimularon. El elector de Sajonia
llamó a las indulgencias .falsas y sacrílegas..
Si éstas eran las premisas, no era fácil ocuparse
del fraile incriminado. Las instrucciones romanas hablaban claro: debía
ser detenido, pero Federico el Sabio lo protegió. Ante el cardenal
Cayetano, Lutero no se retractó, mas apeló primero al papa
y después al concilio. Temiendo ser arrestado, huyó a Wittenberg,
donde obtuvo la liberación de la obediencia regular por Staupitz.
Esto liberaba al superior religioso del ingrato deber de ocuparse del súbdito.
León X hizo preparar a Cayetano una bula sobre las indulgencias, que
precisaba la doctrina de la Iglesia sin condenar a Lutero. El papa, por el
momento, no quería insistir demasiado, dado que estaba empeñado
en la elección imperial. Para evitar la elección de Carlos
V, su candidato era el propio elector Federico de Sajonia.
Entre junio y julio de 1519 se tuvo la disputa de Lipsia, Lutero
y Carlostadio con Eck. El debate revisaba el poder el papa, la gracia, la
absolución, las indulgencias, el purgatorio. Lutero fue forzado a
admitir que la Iglesia no es infalible. Única norma de la fe y única
fuente es la Sagrada Escritura, es más, la .sola Scriptura.. Ella
es clara de por sí y se interpreta por sí sola. Por lo cual,
no es necesario más magisterio. Comenzaba además a ponerse
el problema de si el papa no sería el Anticristo.
4. Los escritos de Reforma de 1520
Tengamos presentes algunos factores que explican el éxito
de Lutero. En primer lugar debemos colocar el uso de la imprenta, que tuvo
el mérito de ayudar a la rápida y extensa difusión de
las ideas. En segundo lugar, no podemos olvidar la situación alemana
exacerbada por la fiscalidad. Un tercer elemento importante es el hecho de
que la reforma luterana fue inicialmente teológica, pero después
tuvo una enorme irradiación pastoral, dado que Lutero fue un hombre
de la palabra. Estaba dotado de carisma profético y, en ese momento,
tuvo a Alemania a sus pies. Se entiende por qué la Reforma fue un
acontecimiento de comunicación sin par.
Hasta ahora Lutero era popular porque se entendía que
fuera capaz de actuar la suspirada Reforma. Mas nadie sabía sobre
qué base se apoyaba el agustino. En 1520, por tanto, despliega un
programa muy eficaz de desarrollo de sus ideas. En el escrito El papado de
Roma enseñó que la Iglesia no es una comunidad visible, sino
espiritual, sin una cabeza visible en la tierra, mas con la única
cabeza que es Cristo. El poder de las llaves no ha sido conferido a Pedro,
sino a la comunidad.
En junio de 1520 Lutero se presenta «a la serenísima
y potentísima Majestad imperial y a la nobleza cristiana de la nación
alemana», es decir, a las supremas autoridades del país, invitándoles
a promover la Reforma de la Iglesia, dado que los eclesiásticos la
habían descuidado. El escrito conoció un enorme éxito:
en pocos días se agotó la primera edición, que constaba
de unos 4.000 ejemplares.
El título del libro era A la nobleza cristiana de la
nación alemana sobre la reforma de la Cristiandad. Se divide en dos
partes. En la primera surge una idea nueva de Iglesia, que abole la diferencia
entre sacerdotes y laicos, para después pasar, en la segunda parte,
a proponer cierto número de reformas.
«Los romanistas .término despectivo con que Lutero
designa a los oficiales de la Curia romana. han erigido en torno a sí
con gran habilidad tres murallas, con las que hasta ahora se han amparado,
de suerte que nadie ha podido reformarlos. En primer lugar, cuando alguien
quiso forzarlos con la potestad secular, ellos proclamaron y establecieron
que el poder temporal ningún derecho tiene sobre ellos, antes al contrario,
el poder eclesiástico está sobre el temporal. En segundo lugar,
cuando se intentó reprenderles con la Sagrada Escritura, replicaron
que solamente al papa compete la interpretación de la misma. En tercer
lugar, cuando se les amenaza con un concilio, inventan el dogma de que nadie,
si no es el papa, puede convocarlo. Así, secretamente, nos han robado
los tres vergajos con que podían ser castigados, y ahora, al resguardo
de esas tres murallas, cometen todas las granujerías y maldades que
estamos viendo... Dios nos ayude y nos conceda una de las trompetas con que
fueron derrocadas las murallas de Jericó, de suerte que también
nosotros podamos derribar estas murallas de paja y de papel.»
Como se ve, Lutero quería abatir los tres aspectos que
impedían la verdadera Reforma. El primero concernía a la superioridad
del poder espiritual sobre el civil. A la tradición medieval de las
dos espadas, o de los dos poderes, Lutero oponía el sacerdocio universal,
en fuerza del cual también el príncipe tiene autoridad en la
Iglesia.
El segundo era arrogarse el papa el poder de interpretar la
Sagrada Escritura. Sería impreciso hablar de .libre examen.. Aquí
se insiste sobre el hecho de que el creyente particular es iluminado por
el Espíritu, y entonces no tiene necesidad de una autoridad magisterial
distinta.
El tercer argumento de defensa era que el papa reclamaba para
sí la convocatoria del concilio. En tal modo impedía la Reforma.
Mientras Lutero estaba empeñado en escribir el Manifiesto a la nobleza,
viene el conocimiento de la aparición de dos escritos polémicos.
El primero era anónimo, pero compuesto por el dominico Isidoro Isolani
.Revocatio Martini Lutheri Augustiniani ad Sanctam Sedem., y el otro escrito
por el franciscano Agustín von Alvelt .Tractatus de communione sub
utraque specie, quaetenus ad laicos.. Lutero responde de manera polémica,
discutiendo la doctrina de los sacramentos. Lo redacta en latín con
el título: De captivitate babilonica ecclesiae praeludium.
También con un tono más sosegado, entra rápidamente
en el argumento sin mayores preámbulos: «Por el contrario, debo
negar que sean siete sacramentos, y debo admitir, por ahora, sólo
tres, el bautismo, la penitencia y el pan; y debo decir que a todos ellos
nos los ha reducido a miserable cautividad la curia romana, despojando a
la Iglesia de toda su libertad. Aunque conforme al uso de la Escritura, debería
hablar de un solo sacramento y tres signos sacramentales.»
Respecto a la Eucaristía escribía: «El sacramento
.de la Cena. no pertenece a los sacerdotes, sino a todos, y los sacerdotes
no son los dueños, sino los servidores, que deben dar las dos especies
a aquéllos que lo pidan y cuantas veces se lo pidan». La Iglesia
ha fallado gravemente al negar la comunión bajo las dos especies.
Además, atacaba la doctrina de la transubstanciación, defendiendo,
en cambio, la teoría de la consusbstanciación, en fuerza de
la cual Cristo está presente con, en y bajo el pan. El tercer aspecto
que trataba era la negación del carácter sacrificial de la
misa.
El sacramento que menos ha debido estar bajo la tiranía
papal es el del bautismo. La exposición de la doctrina referente a
este sacramento le inducía a consideraciones cargadas de consecuencias:
«Lo primero que se debe observar en el bautismo es la promesa divina,
que dice: .El que crea y sea bautizado, será salvo.». De aquí
deducía que a esta obligación de fondo no deben ser impuestas
al cristiano prácticas tiránicas, como oraciones, ayunos, limosnas.
Deben además ser abolidos y desechados los que pretendan juntar obligaciones
y valoraciones a cuanto ya ha fijado el Señor en el bautismo. Aunaba
algunas consideraciones sobre la penitencia, y al final nagaba todos los
demás sacramentos.
Mientras la tensión aumentaba, el enviado pontificio
Karl von Miltitz buscó la manera de anudar una tentativa. Pensó
resolver todo con la política del compromiso, induciendo a Lutero
a escribir personalmente al papa. A la carta, escrita en tono duro y muy
explícito, en la que no reconocía ninguna superioridad en la
Iglesia, él unió un nuevo escrito, titulado De libertate christiana.
Lutero afirmaba: «A fin de que podamos comprender a fondo qué
cosa sea un hombre cristiano, y la libertad que Cristo le ha conseguido y
donado, de la que mucho escribe Pablo, estableceré las dos proposiciones
siguientes: un cristiano es señor libre sobre toda cosa, y no está
por debajo de nadie. Un cristiano es un siervo voluntarioso en cada cosa
y puesto por debajo de cada uno. Estas dos proposiciones se encuentran claramente
en Pablo, 1 Co 9: .Soy libre en todo, y me he hecho siervo para todos..»
Lutero llegaba a que con la fe el hombre es libre y no está puesto
debajo de ningún decreto, de ninguna ley. Esta libertad no justifica
todo comportamiento. El hombre debe hacer las obras buenas. Sin embargo hay
que hacer notar que no son las obras las que hacen al cristiano, sino que
es el cristiano el que hace las obras buenas. Y entre las obras buenas está
el servicio del prójimo, con tal que eso no tenga apariencia de mérito
o de deseo de santificación. Y concluía: «Así
vemos que a un cristiano basta la fe, y no tiene más necesidad de
ninguna obra para ser santo».
5. La excomunión y el bando del Imperio
Mientras Lutero estaba ocupado en esta frenética campaña
publicitaria de Cayetano, Eck y del canonista Accolti, fue elaborada una
bula de condena de 41 proposiciones, con el título Exurge Domine (15
de junio de 1520). Se condenaban al fuego los libros de Lutero y se ordenaba
el cumplimiento en un plazo de 60 días.
Para la promulgación en Alemania fueron elegidos Aleandro
y Eck. Fue un error, porque muchos sospecharon que era una maniobra de Eck.
Dado que en Colonia los libros habían sido quemados, respondió
arrojando a la hoguera en Wittenberg la bula papal, el Corpus Iuris Canonici,
los libros de Eck, de Emser y la Summa Angelica (10 de diciembre de 1520).
La respuesta fue la bula Decet Romanum Pontificem (3 de enero
de 1521), que declaró que Lutero había incurrido en excomunión.
Para su ejecución había dos problemas: Carlos V se había
empeñado en no seguir ningún decreto de condena sin previo
proceso. Era necesario citar a Lutero delante de la dieta imperial de Worms.
La dieta de Worms (16 al 25 de abril de 1521) fue un momento
decisivo. Lutero compadeció provisto de salvoconducto. Reconoció
como suyos los libros incriminados, mas rechazó el retractarse: «Ya
que vuestra Majestad sacratísima y vuestras señorías
me piden una respuesta sencilla, la daré sin cuernos ni dientes, en
esta forma: mientras no me convenzan con testimonios de las Escrituras o
con razones evidentes .pues no creo en el papa ni en los concilios solos,
porque consta que erraron muchas veces y se contradijeron a sí mismos.,
convencido como estoy por las escrituras que yo he aducido y teniendo la
conciencia prisionera de la palabra de Dios, ni puedo ni quiero retractar
nada, pues no es prudente ni está en mi mano el obrar contra mi conciencia.
Dios me ayude. Amén.»