LOS LIBROS CANÓNICOS



   Una de las funciones del Magisterio de la Iglesia ha sido determinar qué libros del Antiguo y del Nuevo Testamento han sido revelados por Dios. Desde los primeros siglos existió una gran unanimidad en la Iglesia de Oriente y de Occidente acerca de los libros que debían tenerse por inspirados por Dios. Muestra de ello es un texto, próximo al año 200, conocido como el "Canon de Muratori", que contiene la lista de los libros que ya entonces eran considerados por la Iglesia como divinamente inspirados. Es un reflejo de la perfecta continuidad de la Sagrada Escritura desde los primeros siglos hasta nuestros días.

    El criterio con el que se estableció la lista de los libros canónicos entre los siglos II y IV fue la  "comunión eclesial", es decir, el haberlos recibido así de la Tradición de la Iglesia desde los primeros ministros del Evangelio.  El "Canon de las Escrituras es el elenco completo de todos los escritos que la Tradición Apóstolica ha hecho discernir a la Iglesia como sagrados. Tal canon comprende cuarenta y seis escritos del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.

   Ante la confusión suscitada en el siglo XVI por los reformadores protestantes, el Concilio de Trento, recogiendo está unánime y antiquísima tradición, declaró como dogma de fe la lista canónica de los libros que componen la Sagrada Escritura o Biblia.

   La Sagrada Escritura debe ser el alma de la Teología, de la predicación pastoral y de la catequesis. Por este motivo, la Iglesia ha procurado que se redactasen traducciones de la Biblia a las más diversas lenguas.

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(Samuel Miranda)