LOS PRIMEROS VIERNES AL SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS
Entre las muchas y ricas promesas
que Jesucristo hizo a los que fuesen devotos de su Sagrado Corazón,
siempre ha llamado la atención la que hizo a los que comulgasen en
honra suya nueve primeros viernes de mes seguidos. Es tal, que todos la conocen
con el nombre de la Gran Promesa.
La Devoción al Corazón divino de Jesucristo se
empezó a practicar, en su esencia, ya en los principios de la iglesia,
pues los Santos tuvieron muy presente, al honrar a Jesucristo, que había
manifestado su Corazón, símbolo de su amor en momentos augustos.
Con todo, esta devoción, en su forma actual, se debe a las revelaciones
que el mismo Jesucristo hizo a Santa Margarita María (1649-1690),
sobre todo cuando el 16 de junio de 1657, descubriéndole su Corazón,
le dijo:
«He aquí este Corazón que ha amado tanto
a los hombres, que no ha omitido nada hasta agotarse y consumirse para manifestarles
su amor, y por todo reconocimiento, no recibe de la mayor parte más
que ingratitudes, desprecios, irreverencias y tibiezas que tienen para mí
en este sacramento de amor. »
Entonces fue cuando Jesús dió a su servidora el
encargo de que se tributase culto a su Corazón y la misión
de enriquecer al mundo entero con los tesoros de esta devoción santificadora.
El objeto y el fin de esta devoción es honrar al Corazón adorable
de Jesucristo, como símbolo del amor de un Dios para nosotros; y la
vista de este Sagrado Corazón, abrasado de amor por los hombres, y
al mismo tiempo despreciado de estos, nos ha de mover a amarle nosotros y
a reparar la ingratitud de que es objeto.
Entre las prácticas que comprende esta devoción,
conformes con el fin de la misma, sobresale la de la Comunión de los
nueve primeros viernes de mes seguidos, para conseguir además la gracia
de la penitencia final, según promesa hecha por el mismo Sagrado Corazón
a Santa Margarita María, para todos los fieles.
He aquí la promesa:
Un viernes, durante la Sagrada Comunión, dijo estas palabras a su
devota esclava:
«Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón,
que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen nueve
primeros viernes de mes seguidos la gracia final de la penitencia; no morirán
en pecado ni sin recibir los sacramentos, y mi divino Corazón les
será asilo seguro en aquel último momento. »
Lo que es necesario hacer para obtener esta gracia :
Comulgar nueve primeros viernes de mes seguidos en gracia de Dios, con intención
de honrar al Sagrado Corazón de Jesús.
Cómo puede hacerse :
Por la mañana se puede tener Comunión general
a buena hora, y a la tarde una función más o menos breve y
solemne al Corazón de Jesús exponiendo al Santísimo,
explicando o leyendo la intención del mes, o algo acerca de ella,
rezando las letanías o algún acto de desagravios o de consagración.
Caso de no poderse hacer esto a la tarde, se puede hacer todo a la mañana
en la Misa de Comunión o en la Misa vespertina si la hay.
Cuando no hay función o culto público o no puede
uno asistir a él, hágase en particular lo que se hace por otros
en público. Para lo cual se puede rezar la oración que se expone
más adelante, y además las letanías del Corazón
de Jesús o alguna consagración al Corazón de Jesús.