SAN MANUEL MORALES
1926 d.C.
15 de agosto
Nació en el municipio
de Sombrerete, Zacatecas, el 8 de febrero de 1898. Muy niño llegó
a radicar a Chalchihutes, debió interrumpir su formación para
atender las necesidades de su familia.
De nuevo en Chalchihutes, se empleó como dependiente de un comercio;
tiempo después, con el fruto de sus ahorros pudo establecer una panadería.
En 1921, contrajo matrimonio con la maestra Consuelo Loera, quien le dio
tres hijos.
Cristiano íntegro, gozó de la estimación
de los vecinos por atento y amable; respetuoso y fiel con su esposa, padre
de familia ejemplar; vivió intensamente su condición de bautizado.
Interesado en la acción social católica, se afilió al
Círculo de Obreros Católicos León XII, del que fue secretario
y a la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, de la que
fue socio fundador.
Nutrían su vida cristiana la oración y la Eucaristía,
que recibía con frecuencia; manifestó la intensidad de su fe
y entrega a Dios en su trabajo, modesto y honrado. La armonía conyugal
y familiar y sus relaciones amistosas con los demás complementaban
su vida sencilla y fervorosa.
En junio de 1925 encabezó en Chalchihuites una filial
de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa. La víspera
de la suspensión del culto público en México, el 29
de julio de 1926, los miembros de la Liga sesionaron públicamente
en la plaza de toros del lugar, Manuel arengó a los presentes: Nuestro
proyecto es suplicar al gobierno se digne ordenar la derogación de
los artículos constitucionales que oprimen la libertad religiosa.
Terminó su discurso con elocuencia. A los cuatro vientos y con el
corazón henchido de júbilo gritemos: ¡Viva Cristo Rey
y la Morenita del Tepeyac!
Donaciano Pérez, presidente municipal deseoso de arremeter
contra los activistas católicos, denunció la manifestación
a la jefatura de operaciones militares de Zacatecas. El jefe militar, general
de división Eulogio Ortiz, envió a Chalchihuites once soldados
con la orden de aprehender y ejecutar al párroco de ese lugar y a
los líderes principales de los laicos. Los soldados se posesionaron
de Chalchihuites la noche del sábado 14 de agosto y de inmediato arrestaron
al párroco. Enterado de los hechos, Manuel Morales convocó
a algunos vecinos para gestionar la libertad del señor cura; la reunión
fue interrumpida por los soldados: ¡Manuel Morales!, preguntaron. ¡A
sus órdenes!, respondió el aludido.
Horas más tarde, junto con el párroco Batis, fue
trasladado a bordo de un automóvil a una encrucijada de caminos. Cuando
el párroco trató de salvarle la vida, alegando que Manuel tenía
hijos pequeños; el aludido lo interrumpió: “Deje que me fusilen,
señor cura. Yo muero, pero Dios no muere. Él velará
por mi esposa y mis hijos”. Luego exclamó: ¡Viva Cristo Rey
y la Virgen de Guadalupe! Las balas de los rifles segaron su vida. Sus restos
yacen en la parroquia de Chalchihuites.