Contemplativa y consagrada a la acción
dedicó su existencia y su obra a la Gloria de Dios y al servicio
de los pobres, de los humildes y en particular de los niños y de
las madres en dificultad.
Venerada de los sencillos como santa, buscada de los potentes como consejera, prodigiosa por su excepcional austeridad de vida además de ello por gracias y milagros atribuidos a Ella por voz popular, dejó detrás de si un maravilloso perfume de santidad heroica.