SANTA MARÍA ALFONSINA DANIL GHATTAS
1927 d.C.
25 de marzo
Nacida el 4 de octube de 1843,
desde pequeña Mariam Soultaneh, como fue su nombre de pila, sentía
una especial devoción a la Vírgen María y al rezo del
rosario: “¡Qué madre bella, María! No la puedo describir;
ninguna imagen se asemeja ni un poco a su inmensa belleza. ¡Bienaventurado
quien goza eternamente!”, dice en uno de sus escritos divulgados por su comunidad.
Fue gracias a su relación estrecha con María que
pudo ver con claridad cuando tenía sólo 14 años su llamado
a la vida religiosa. Su amor a la Virgen le ayudó a afrontar también
algunas dificultades como la oposición de su mismo padre a su vocación.
No obstante en 1860 vistió el hábito en la comunidad de San
José de la aparición tomando el nombre de Marie-Alphonsine.
“Se distinguía por su profunda piedad y firme adhesión
a la fe católica. Fundó la asociación de las Hijas de
María y también otra orientada a las Madres cristianas. Prosiguió
su labor apostólica en Belén”, asegura el postulador para su
causa, padre Vito Tomás Gómez, OP.
Tras 14 años de vida comunitaria sintió un fuerte
llamado de la misma Madre de Dios a dejar a las hermanas de San José
de la aparición para fundar una congregación que se dedicara
al rezo del rosario. Para ello tuvo que solicitar una dispensa a Roma y regresar
a vivir a la casa de sus padres. Este permiso lo obtuvo en 1880, luego de
muchas dificultades y con la ayuda del padre Josèph Tannùs
Yammìn, un sacerdote del patriarcado latino.
Así, ella junto con otras cinco postulantes comenzaron
a formar parte de esta nueva comunidad. El 6 de octubre de 1883, la hermana
Marie-Alphonsine, quien quiso conservar el mismo nombre como religiosa en
su nueva comunidad, recibió el hábito de la Congregación
del Rosario. En 1885 fue admitida para hacer su profesión y pronunciar
sus primeros votos.
Marie-Alphonsine pasó 42 años al servicio de su
comunidad: abrió en Belén un taller para dar trabajo a las
jóvenes pobres de la ciudad, luego fue Jaffa de Nazaret donde asistió
a su director espiritual, el padre Tannous Giuseppe hasta el momento de su
muerte. Más tarde fue a Beit Sahur, Salt, Nablus, Zababdeh, Belén,
Jerusalén y, finalmente a Ain Karem, donde mandó fundar un
orfanato. Allí permaneció hasta su muerte muerte el 25 de marzo
de 1927.
“¡Oh Señor! ¡Es así que te muestras
generoso y que consuelas a los pecadores que no te suplican! ¿De qué
cosa será hecha tu caridad hacia tus amigos y elegidos? ¡Oh
María madre mía! ¿quién te puede comprender?
¿Quién puede darse cuenta de tu compasión hacia las
hijas de tu raza, especialmente aquellas que se sienten desorientadas en
su vida?”, escribió la futura beata.
En todos los lugares donde habitaba concentró su acción
en enseñar a leer o escribir, enseñar los trabajos manuales,
fundar confraternidades para mujeres, enseñar el catecismo y, por
supuesto, difundir el rezo del rosario. “La mortificación de sí
mismo atrae gracias inmensas, así como la oración y la modestia”,
repetía constantemente Marie-Alphonsine.
Hoy son cerca de 300 hermanas de la Congregación del Santo
Rosario, presentes en Palestina e Israel, Jordania, Líbano, Siria,
Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Roma. La secretaria general de la
Congregación, sor Ildefonsa, explicó en declaraciones a la
agencia italiana Sir, que no sólo la congregación, sino toda
la comunidad cristiana, en especial en Galilea está preparándose
desde hace tiempo para esta ceremonia.
“Me he donado con una ofrenda total por todo lo que la Divina Providencia
quería de mí. No encuentro ningún mal en aquello que
sufro porque soy una ofrenda del Rosario”, decía Marie-Alphonsine.