BEATA MARÍA ASUNTA GONZALEZ TRUJILLANO
1936 d.C.
28 de octubre
Juliana nació en El
Barco de Ávila (Ávila, España). La Congregación
de "Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor", fundada por la
beata María Ana Mogas y Fontcuberta, se instaló en el año
1900 en El Barco de Ávila, regentando un colegio para la educación
de la niñez y juventud, y atendiendo, con preferencia, a los más
necesitados, según el estilo y carisma de su Fundadora. Juliana, sin
duda, tuvo conocimiento y trato con las religiosas que allí fueron
a ejercer su apostolado, y los contactos que a nivel humano y espiritual
mantuvo con ellas, le ayudaron en su decisión vocacional.
Inició el noviciado en la Casa General del Instituto,
calle Santa Engracia 140, en Madrid, el 18 de febrero de 1903. En esa ceremonia
era costumbre en el Instituto cambiar el nombre de bautismo por el de religión,
con el que sería nombrada y conocida en adelante. Juliana recibe el
nombre de Hna. Asumpta. Realizó su profesión temporal en 1905
en la Casa Madre y pronunció sus votos perpetuos en 1910 en la casa
que el Instituto tiene en La Coruña.
Junto con la Hna. Asunción, la Hna. Asumpta fue a fundar
el Colegio de Arenas de San Pedro y allí permaneció tres años
como profesora de labores. Destinada a la Casa General, desempeñó
el oficio de sacristana. Quienes la conocieron personalmente coinciden en
resaltar su exactitud en el deber, su capacidad de sacrificio por un gran
ideal, sus valores espirituales, acentuando su intimidad con Cristo.
Fidelísima a la Congregación y a las consignas
recibidas de sus superiores, en la persecución religiosa, se refugia
en una casa de la calle Barquillo de Madrid junto con la entonces Superiora
General, Madre María de las Victorias Lage. De allí, en un
intento por salvar los depósitos de las dotes y el escaso capital
de la Congregación, sale por encargo de dicha Madre para llevar estos
valores a una embajada, es detenida por los milicianos y encerrada en la
checa de Fomento.
Testigo de sus días de prisión es la entonces
Superiora Provincial de las Escolapias, también encarcelada; de ella
son estas palabras: «Tanto me ha maravillado la manera de conducirse
sor Asumpta, su espíritu de fortaleza ante el sacrificio y ese amor
tan entrañable a la Congregación lleno de respeto para los
Superiores e Instituto, que en mis ratos de conversación con mis religiosas
se lo describo». Edificante en su cautiverio, no piensa en la suerte
que correrá su persona, sufre porque la Congregación se ha
quedado despojada de lo poco que tenía, mas luego la luz se hace en
su alma y encuentra algo de más valor que ofrecer: su propia vida.
La religiosa escolapia, antes citada, se admira de la entereza con que nuestra
Hermana espera la sentencia de muerte.
Su detención ocurre sobre el 28 de octubre de 1936, y
su martirio, quizá, no mucho tiempo después; no sabemos dónde
ni cómo... tampoco el lugar de su tumba... sólo sabemos que
su vida y gloriosa muerte han dejado una estela que habla de fidelidad a
un ideal, a un AMOR. Fue beatificada por el Papa Francisco el 13 de octubre
de 2013.