SANTA MARÍA EGIPCIA
2 de abril

   María ra de origen egipcio. A los 12 años, huyó de la casa paterna para entregarse a una vida de placer en Alejandría. Durante 17 años vivió en este lamentable estado. Empujada por la curiosidad y deseosa de vivir nuevas aventuras, se unió a un grupo de peregrinos que se girigían a Jerusalén. Al llegar a la ciudad santa, quiso entrar en la basílica el día de la Cruz, pero, cada vez que lo intentaba, una fuerza misteriosa se lo impedía. Finalmente vio una imagen de la Madre de Dios y María, la pecadora, cayó de rodillas y pidió que la salvara. Entonces pudo acercarse a venerar el madero de la cruz y, después, suplicó a la Madre de Dios que le indicara la vía de penitencia que debía seguir.

   Al salir de la ciudad para retirarse al Jordán, un desconocido le dio tres monadas de plata para comprar los panes que iban a ser su último alimento terrestre durante  17 años. Al llegar a orillas del Jordán, vio la Iglesia dedicada a San Juan Bautista y, después de haber rezado en ella, entró en el río para purificarse de sus pecados. A continuación recibió la Comunión y con este viático comenzó su largo viaje por el desierto.

   Según una leyenda, 46 años más tarde, un monje llamado Zósimo, al adentrarse en el desierto para psar parte de la cuaresma, se encontró con María. En un principio, creyó que se trataba de una alucinación, pero pronto vio que aquella figura demacrada, cubierta tan sólo con su larga cabellera, era un figura real. El monje le lanzó su manto para que cubriera su desnudez y, habiéndose acercado, rezaron juntos. La Santa penitente narró entonces a Zósimo la historia de su vida de pecado y su conversión.

   Antes de seprarse, María le rogó que volviera la tarde del Jueves Santo del año siguiente para traerle la Eucaristía. Zósimo así lo hizo y María atravesó milagrosamente el río para ir al encuentro del monje. Después de haber recibido la Comunión y de haber rezado juntos, renovaron la cita para el año siguiente. Cuando Zósimo volvió esta vez, encontró el cuerpo inerte de la santa penitente que yacía en tierra. María había muerto un año antes. Zósimo quiso excavar la fosa, pero como no tenía más instrumento que un trozo de madera, suplicó a un lón que le ayudara. El animal obedeció y éste pudo colocar el curpo de Maríae n la fosa.

   Toda la historia de María egipcia es una piadosa leyenda, una creación poética de las más bellas que nos haya dejado la antiguedad cristiana. Está fundada sobre una tradición palestina, nacida junto a la tumba de una santa solitaria, llamada María.

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(Samuel Miranda)