BEATO MARIANO ARCIERO
1788 d.C.
16 de febrero
El Beato Mariano Arciero nació
en Contursi (Salerno, Italia) el 26 de febrero de 1707, sus padres fueron
Matías Arciero y Autilia Marmora, quienes eran muy pobres por lo que,
con apenas ocho años de edad, Mariano fue a trabajar al servicio de
casa de los Parisi, donde uno de los miembros, Don Emanuele (Manuel), lo
tomó bajo su cuidado y a quien Mariano ayudaba gustoso en las misiones
en las que enseñaba el catecismo a los niños.
A los 22 años se trasladó a Nápoles, frecuentando
la Congregación Eucarística fundada por el jesuita Francesco
Pavone de Catanzaro (1568-1585) y que tomaría el nombre de "Conferencia
de las Santas Misiones" (una sociedad sacerdotal), institución a la
que él se incorporaría el 21 de diciembre de 1729.
Estudio literatura y filosofía en el Colegio Máximo
de los jesuitas en Nápoles, mientras Don Emanuele le enseñaba
teología y le constituía un patrimonio, logrando ser ordenado
sacerdote el 22 de diciembre de 1731.
En poco tiempo Don Mariano Arciero se volvió modelo para
el clero napolitano, por su inclinación a la caridad, labrada ya desde
los primeros años de su juventud, fue activo apóstol en los
almacenes, callejones, hospitales y en los astilleros.
Genaro Fortunato, canónico de la catedral de Nápoles,
al ser nombrado obispo de Cassano en 1729, lo quiso en su diócesis,
dándole plena libertad tanto para las misiones cuanto para la constante
reforma del clero y los institutos religiosos femeninos.
Dedicaba hasta seis horas al día para la educación
de los niños y la predicación, logrando conversiones atronadoras,
la fama de su incansable labor traspasó los límites de la diócesis
de Cassano, por lo que fue invitado a llevar a cabo su misión, incluso
en las diócesis vecinas, por lo que fue llamado el "Apóstol
de Calabria".
El Obispo Fortunato lo convirtió en el primer párroco
de la iglesia de Altomonte, luego de la iglesia de la Anunciación
que estaba construyéndose en Maratea y finalmente director espiritual
de la congregación de clérigos y laicos.
Con particular detalle se ocupa de las Clarisas de Castrovillari
para quienes construye un nuevo convento, en la misma ciudad fundó
el “Retiro de penitentes”, al que asistió siempre con ayudas, incluso
luego de dejar la diócesis de Cassano, en efecto después de
la muerte del obispo en 1751, él regresó a Nápoles.
El Arzobispo Cardenal Sersale le confió la dirección
del Seminario Diocesano, labor que realizaría durante treinta años,
siendo un formador sabio y apreciado. La fuerza y la solidez de sus argumentos
conmovían a sus oyentes, animándolos a la vida buena del Evangelio;
en cuanto a la instrucción de los sacerdotes, estaba convencido de
que, si se convertían en lámparas luminosas en la casa del
Señor, podían alumbrar a todos aquellos que están en
las tinieblas y en la sombra de la muerte.
En 1768 fue nombrado padre espiritual de la Conferencia de las
Santas Misiones, en esta función, con la ayuda de amigos y devotos
construyó –para esta sociedad- una iglesia más grande, más
adecuada para dar cabida al creciente número de miembros, este templo
fue dedicado a la Asunción. Su deseo era ser enterrado en esta iglesia.
Murió el 16 de febrero de 1788. Santa María Francisca
de las Cinco Llagas, la mística terciaria napolitana, vio que el alma
de Don Mariano era llevada al cielo por los ángeles. Su cuerpo fue
expuesto durante tres días por el continuo acudir de los fieles napolitanos,
que querían darle un último saludo.
En 1951 su cuerpo fue trasladado a Contursi, su ciudad natal,
en la que se llevó a cabo la ceremonia de beatificación el
24 de junio de 2012.