SIERVA DE DIOS MARÍA ORSOLA BUSSONE
1970 d.C.
10 de julio
María Orsola Bussone
nació en Vallo Torinese, Piamonte (Italia) el 2 de octubre de 1954.
Tuvo un hermano, Giorgio Bussone, con quien compartió una profunda
amistad espiritual. Creció en un ambiente familiar determinado por
una intensa vida cristiana. Sus padres le inculcaron el amor, la sinceridad,
las prácticas religiosas y el gusto por las labores domésticas.
En 1961 recibió la primera comunión y en 1965 se confirmó.
Sus padres la inscribieron al grupo parroquial de Acción Católica
y en la Asociación Juvenil “Santa María Goretti”, en la parroquia
San Secondo en Vallo.
María Orsola comenzó a frecuentar voluntariamente
los grupos de oración. Se destacaba por su carácter alegre
y vivaz. Llenaba a todos con su entusiasmo. En las actividades escolares,
como las obras de teatro y los campamentos, motivaba a todos los participantes.
Era generosa y ganaba la confianza de todos con su apertura al prójimo.
Asistió a su primer retiro en 1966, cuyo tema fue “La
Gloria de Dios”. El retiro revolucionó el pensamiento de la jovencita.
Quedó fascinada y estableció este mensaje como el centro de
su vida. “Todo sea para dar gloria a Dios”, decía.
Se comparaba a sí misma con los modelos de Jesús
y María y se comprometió interiormente a amar a Dios especialmente
en el servicio a los demás. Cuando el Movimiento Focolar asumió
el cargo de la parroquia en la zona que residía María Orsola,
las actividades pastorales cambiaron. Se intensificó el compromiso
con los apostolados dirigidos a niños, jóvenes y con las otras
parroquias. Hubo constantes reuniones de sacerdotes, seminaristas, comunidades
religiosas y diocesanos.
Sin embargo, el carisma particular de este movimiento fue la
unidad. Integraban a los evangélicos en las labores apostólicas.
María Órsola se comprometió en el área de animación.
Como a toda adolescente, le encantaba la música. Sabía tocar
guitarra y cantaba.
En 1968, junto con sus amigos, forma un grupo musical llamado
Gen ´70. El propósito del grupo fue transmitir a los jóvenes
y a los parroquianos la gloria de vivir el evangelio y la belleza de la comunidad
cristiana.
Aparte de ser una asidua colaboradora con la labor de evangelización
en su segundo hogar, la parroquia, María Órsola fue una destacada
estudiante. En octubre de 1968 comenzó la secundaria en el Liceo
Científico "Galileo Ferraris" Ciriè.
Durante toda la secundaria recibió muchas tarjetas de
felicitación en reconocimiento a su ejemplo de la vida cristiana.
En noveno grado ganó un concurso nacional sobre el tema de “La comunidad
europea”. El premio fue un viaje a Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo.
Su vida espiritual está fuertemente ligada a su trabajo
apostólico en la parroquia. Don Vincenzo Chiarle, coadjutor del párroco
Don Giuseppe Michelotti percibía que había una gran necesidad
de revitalizar la parroquia. El Concilio Vaticano II invitaba a las comunidades
religiosas al carisma de la unidad de las primeras comunidades cristianas.
María Orsola se identifica con este carisma.
El propósito de la parroquia coincide con sus propósitos
personales de encontrar a Dios en cada cosa y persona; y en la elección
de amar incondicionalmente a Jesús. La joven acostumbraba escribir
oraciones espontáneas en sus cuadernos de catecismo. He aquí
una oración dirigida a Jesús:
“Gracias Jesús porque te convertiste en un hombre, y que ha
sacrificado y muerto en la cruz para salvarnos y darnos el Paraíso.
Hazme siempre buena y que ya no te haga sufrir por mis pecados y algún
día disfrutar de su gloria”.
En abril de 1968 participa en el primer Congreso Europeo del
Movimiento Gen 68, la rama juvenil del Movimiento Focolar, en Rocca di Papa.
María Orsola se conmovió con el mensaje de Chiara Lubich sobre
el amor a Cristo Crucificado.
Para María, la clave de la felicidad era la Cruz y el
amor desinteresado, sin esperar nada a cambio. “Quiero dejarme usar por Dios
como Él quiere, y todo lo que quiero hacer mi parte, ya que es la
única cosa vale la pena en la vida y que todos los jóvenes
saben lo que la verdadera felicidad y el amor de Dios”, escribía en
su diario.
Murió a los 16 años tras una descarga eléctrica
de una secadora de cabello en 1970 cuando fue a un campamento de verano junto
a su hermano George. Fue declarada Sierva de Dios por el Papa San Juan Pablo
II en el año 2000.
(Samuel Miranda)