SAN MARÍA RAFAEL ARNAIZ BARÓN
1938 d.C.
27 de abril
Nació en Burgos (España)
el 9 de abril de 1911, de una familia de alta sociedad y profundamente religiosa.
En esa misma ciudad fue bautizado y confirmado. Comenzó sus estudios
en el colegio de los padres jesuitas y recibió por primera vez la
Eucaristía en 1919.
En esos años tuvo la primera visita de la que habría
de ser su asidua compañera: una enfermedad de fiebres colibacilares
que le obligó a interrumpir sus estudios. Cuando se recuperó,
su padre, en agradecimiento a lo que consideró una intervención
especial de la santísima Virgen, a finales del verano de 1921 lo llevó
a Zaragoza, donde lo consagró a la Virgen del Pilar.
Su familia se trasladó a Oviedo, y allí continuó
sus estudios de bachillerato, en el colegio de los padres jesuitas y al terminar
se matriculó en la Escuela superior de arquitectura de Madrid, donde
supo unir el estudio con una ardiente y asidua vida de piedad; había
introducido en su horario de estudio una larga visita diaria a "el Amo" en
el oratorio de Caballero de Gracia, y participaba puntualmente en su turno
de adoración nocturna.
De inteligencia brillante y ecléctica, Rafael tenía
destacadas dotes para la amistad y buen trato. Poseía un carácter
alegre y jovial; era deportista, rico en talento para el dibujo y la pintura;
le gustaba la música y el teatro. A la vez que crecía en edad
y desarrollaba su personalidad, crecía también en su experiencia
espiritual de vida cristiana.
En su corazón bien dispuesto a escuchar Dios quiso suscitar
la invitación a una consagración especial en la vida contemplativa.
Había conocido la trapa de San Isidro de Dueñas y se sintió
fuertemente atraído porque la percibió como el lugar que correspondía
a sus íntimos deseos. Así, en diciembre de 1933 interrumpió
sus cursos en la universidad, y el 16 de enero 1934 entró en el monasterio
de San Isidro.
Después de los primeros meses de noviciado y la primera
Cuaresma vividos con entusiasmo en medio de las austeridades de la trapa,
de improviso Dios quiso probarlo misteriosamente con una penosa enfermedad:
una aguda diabetes sacarina, que lo obligó a abandonar apresuradamente
el monasterio y a regresar a casa de sus padres para ser cuidado adecuadamente.
Regresó a la trapa apenas restablecido, pero la enfermedad
le obligó a abandonar varias veces el monasterio, donde volvió
otras tantas veces para responder generosa y fielmente a la llamada de Dios.
Se santificó en la gozosa y heroica fidelidad a su vocación,
en la aceptación amorosa de los planes de Dios y del misterio de la
cruz, en la búsqueda apasionada del rostro de Dios; le fascinaba la
contemplación de lo Absoluto; tenía una tierna filial devoción
a la Virgen María —la "Señora" como le gustaba llamarla—. Falleció
en la madrugada del 26 de abril de 1938, recién cumplidos los 27 años.
Fue sepultado en el cementerio del monasterio, y después en la iglesia
abacial.
Muy pronto su fama de santidad se extendió fuera de los
muros del convento. Sus numerosos escritos ascéticos y místicos
continúan difundiéndose con gran aceptación y para el
bien de cuantos entran en contacto con él. Ha sido definido como uno
de los más grandes místicos del siglo XX.
El 19 de agosto de 1989 el Papa Juan Pablo II, con ocasión
de la Jornada mundial de la juventud en Santiago de Compostela, lo propuso
como modelo para los jóvenes del mundo de hoy y el 27 de septiembre
de 1992 lo proclamó beato.
La canonización la realizó el Papa Benedicto XVI
el 11 de octubre de 2009. Con su canonización el Papa Benedicto XVI
lo presenta como amigo, ejemplo e intercesor a todos los fieles, sobre todo
a los jóvenes.