La contemplación del amor de Cristo que, haciéndose hombre, muere en la cruz por todas las creaturas, produce fruto: se abre para ella un horizonte más amplio en el Monasterio de Fognano. Recibe la inspiración del Señor para dar vida a una “Fundación de un Instituto para las niñas pobres que están en la calle abandonadas en sí mismas”. Ora, lucha, sufre, busca consejo de hombres de Dios para comprender la voluntad de aquel Dios que la va purificando a través de una larga historia de silencios y contradicciones. Finalmente el 6 de junio de 1871 Sor María Teresa deja el monasterio y llega a Modigliana, donde Dios la ha llamado para dar inicio a la Obra: una pequeña familia donde las niñas huérfanas más pobres, gracias a la comunión de bienes con los más ricos, pueden crecer humana y espiritualmente, aprendiendo también un oficio.
Muere en Cesena el 27 de Enero de 1890. El 25 de junio de 1996, el papa Juan Pablo II la declara venerable. Los despojos mortales de sor María Teresa se conservan en la capilla de la casa madre, en Modigliana, donde también se puede visitar un museo que, a través de sus objetos, escritos y testimonios, narra la aventura terrena de una mujer verdaderamente contempla-activa.