SAN MARTÍN DE TOURS
397 d.C.
11 de noviembre
La dichosa muerte de San Martín,
Obispo y confesor, en Tours en Francia, cuya vida fue esclarecida en muchos
milagros; mereció entre otras cosas resucitar tres muertos.
Martín de Tours, nació en Hungría hace
casi 1700 años, allá por el año 316. Recibió
su educación en Pavía, Italia, y aunque se sentía inclinado
por la Religión, su padre que era tribuno militar, lo hizo entrar
en la guardia imperial romana a la edad de 15 años, en la que sirvió
a caballo, primero en Italia y luego en Galia (hoy Francia); de allí
le vino el apodo de “Caballero”.
Cuando contaba con 21 años, un frío día
de invierno entra la tropa romana a la ciudad de Amiens, Francia, y Martín
encuentra cerca de la puerta de la ciudad a un mendigo tiritando de frío,
a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército
romano. En la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media
capa para agradecerle su gesto, diciéndole: "Hoy me cubriste con tu
manto".
Martín decide entonces dejar el ejército romano
y servir a Dios, lo cual no puede hacer de inmediato, al negarle su licencia
de retiro el emperador, el César Juliano. Cuando las legiones romanas
se alistaban para entrar en combate contra los invasores bárbaros,
Juliano pasaba delante de las legiones alineadas en perfecto orden, dando
un incentivo económico a cada soldado. Aproximándose a Juliano,
Martín le dijo: "Hasta ahora, César, he luchado por ti; permite
que ahora luche por Dios. El que tenga intención de continuar siendo
soldado que acepte tu donativo; yo soy soldado de Cristo, no me es lícito
seguir en el ejército".
Juliano no permitiría entre sus tropas ni la deserción
ni la disensión. Lo podría mandar a ejecutar, pero Martín
era apreciado por los soldados y hacerlo bajaría la moral y ocasionaría
descontento en la tropa en la víspera de la batalla, por lo que prefirió
desacreditar a Martín diciéndole con voz potente: "Los bárbaros
nos atacarán mañana y hemos de responder con contundencia,
la seguridad del Imperio peligra. Tu actitud, querido Martín, parece
que está más motivada por el miedo que por tus convicciones
religiosas. Dices ser cristiano, es decir, cobarde. Tienes miedo de enfrentarte
al enemigo".
Lleno del Espíritu de Dios, Martín respondió:
"Mañana, al amanecer, cuando sitúes tus legiones en orden de
combate, déjame en primera línea, sin armas, sin escudo y sin
casco y me internaré tranquilo en las filas enemigas. Así te
probaré mi valor y mi fidelidad y te demostraré que el miedo
que tengo no es a morir sino a derramar la sangre de otros hombres".
Así se acordó. Increíblemente, por la mañana
los bárbaros pidieron la paz y se rindieron. Las crónicas oficiales
anotaron que los bárbaros no se atrevieron a enfrentarse a la pericia
militar de Juliano. Pero algunos legionarios afirmaron que lo que realmente
les espantó fue el haber sabido, gracias a sus espías, que
los romanos estaban tan seguros de la victoria que había soldados
que acudirían al combate sin armas. Juliano no tuvo más remedio
que permitirle a Martín dejar la vida militar.
Inmediatamente después, Martín se bautiza y se
une a los discípulos de San Hilario en la ciudad de Poitiers. Al cabo
de unos años se retiró a una pequeña isla cerca de Génova,
llevando una vida de silencio, oración, estudio de las Sagradas Escrituras,
meditación y austeridad, como ermitaño. Pero San Hilario le
pidió que regresara a Poitiers y allí San Martín fundó
el primer monasterio que hubo en Francia, en la localidad de Ligugé.
Los habitantes de los alrededores consiguieron por sus oraciones
y bendiciones, muchas curaciones y prodigios. Cuando después le preguntaban
qué profesiones había ejercido respondía: "fui soldado
por obligación y por deber, y monje por inclinación y para
salvar mi alma".
Un día fue invitado a Tours con el pretexto de que lo
necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo
obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como
obispo de Tours, pero Martín, por humildad, se escapó y se
ocultó en un escondrijo, pero fue delatado por el ruido de un ganso
que no paraba de dar graznidos. Allí lo encontraron y por más
que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar.
Por eso en algunas estampas se representa un ganso al lado del santo. VIDA
Y OBRA DE SAN MARTIN DE TOURS (SAN MARTIN CABALLERO)Así, en el año
370 es consagrado obispo de Tours (Francia).
Uno de sus primeros actos fue fundar otro monasterio, el de
Marmoutiers, que rápidamente contó con 80 monjes. Durante su
ministerio en Tours luchó contra el paganismo, la adoración
a falsos ídolos y contribuyó especialmente en la divulgación
de la fe cristiana, aunque esto no siempre le fue fácil.
Recorrió todo el territorio de su diócesis dejando
en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales
en Francia. Dice San Sulpicio, su biógrafo y discípulo, que
la gente se admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre
y amable. Que en su trato empleaba la más exquisita bondad con todos.
En los 27 años que fue obispo se ganó el cariño
de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados. Los únicos
que no lo querían eran ciertos tipos que querían seguir viviendo
con sus vicios, pero el santo no los dejaba. De uno de ellos, que inventaba
toda clase de cuentos contra San Martín, porque éste le criticaba
sus malas costumbres, dijo el santo cuando le aconsejaron que lo debía
hacer castigar: "Si Cristo soportó a Judas, ¿por qué
no he de soportar yo a este que me traiciona?".
Con varios empleados oficiales tuvo fuertes discusiones, porque torturaban
a los prisioneros para que declararan sus delitos. Nuestro santo se oponía
totalmente a esto, y aunque por ello se ganó la enemistad de altos
funcionarios, no permitía la tortura.
Martín supo por revelación cuándo le iba
a llegar la muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos.
Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando:
"¿Te alejas padre de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos
y desamparados?". En respuesta, el santo mira hacia el cielo y ora: "Señor,
si en algo puedo ser útil todavía, no rehuso ni rechazo cualquier
trabajo y ocupación que me quieras mandar".
Pero Dios decidió que ya había trabajado y sufrido
bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus
grandes labores en la tierra. Falleció en Candes, Francia, en el año
397, a la edad de 81.
El medio manto de San Martín (el que cortó con
la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó
un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín
para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía: "Vamos
a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de
capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.
Es patrono de los soldados, tejedores y fabricantes textiles.
Patrono de Francia, de Hungría y de las ciudades de Utrecht en Holanda
y Buenos Aires, Argentina, entre muchas otras. En México, es patrono
de Acayucan, San Martín Texmelucan y Tixtla de Guerrero. Santo muy
venerado en todo el mundo, tiene bajo su patronazgo miles de parroquias a
lo largo de Europa y América Latina.