SAN MARUTAS DE MESOPOTAMIA
450 d.C.
4 de diciembre
San Marutas, Obispo, en Mesopotamia;
el cual restableció en Persia las iglesias arruinadas en la presecución
del rey Isdegerdes; y esclarecido con muchos milagros, mereció que
le veneraran hasta sus mismos enemigos. Este santo prelado fue uno de los
más ilustres Padres de la Iglesia de Siria a fines del siglo IV, y
Obispo también de Talgrit en Mesopotamia, diócesis fronteriza
al reino de Persia. Compiló las Actas de los Mártires que padecieron
en aquel reino durante la persecución de Sapor, desde el año
de 340 al 380, parte de cuya apreciable colección fue recogida y publicada
por Esteban Assemani el año 1748. Escribió también varios
himnos de alabanza de los Mártires.
El emperador Teodosio el Menor depositó su confianza
en el santo prelado, y por dos veces consecutivas lo envió de embajador
a la corte de Isdegerdes, rey de Persia, el cual por las oraciones del Santo
fue curado de un violento dolor de cabeza, que sus magos no habían
acertado ni aún aliviar. Éstos, temiendo que el Príncipe
se dejase persuadir de San Marutas a abrazar la religión cristiana,
inventaron calumnias, y urdieron tramas traidoras y villanas para perderle,
de las cuales triunfó el Santo por medio de la virtud milagrosa con
que le había dotado el cielo. Después de haber hecho mucho
bien a la Persia, erigiendo y reedificando cuantas iglesias quiso, volvió
en su edad avanazada a su diócesis, llevando consigo varias reliquias
de Mártires persas, con que enriqueció de tal modo sus iglesias,
que la ciudad de Talgrit se llamó desde entonces con el nombre raro
de Martirópolis.
La obra principal de este Padre es una liturgia siro caldáica,
de que usan todavía los maronitas que celebran en aquella lengua. Murió
santamente en su propia silla antes del año 450. Su cuerpo fue después
conducido a Egipto, donde aún permanece en un magnífico monumento
del monasterio de monjes siros en el desierto de Sceté.