VENERABLE
MÁXIMO RINALDI
1941 d.C.
31 de mayo
Massimo Rinaldi nace en Rieti el 24 de septiembre de 1869, en la
Parroquia S. José, en via Porta Conca, de los esposos Giuseppe
hijo de Matteo, campesino analfabeta de 36 años, y de
Bárbara Marinelli hija de Antonio. El sacerdote Luigi Capelletti
lo bautiza en la catedral, el mismo día de su nacimiento; le
ponen los nombres Massimo, Rinaldo, Antonio; su padrino es el
tío paterno, el canónigo P. Domenico Rinaldi; los
testigos de la partida de nacimiento, elegidos por el padre del
recién nacido, son Raffaele Cattarelli, de profesión
jornalero, y Matteo Bugami, vendedor de hierbas frescas, ambos reatinos
y analfabetas.
Aproximadamente a la edad de cuatro años, Massimo se queda
huérfano de madre. Su tío, el P. Domenico Rinaldi,
asistido por su hermana Annunziata, toma consigo toda la familia,
formada por el papá Giuseppe y sus cuatro hijos, en orden de
edad: Alessandro, Anatolia, Massimo y Edoardo. Massimo Rinaldi recibe
el sacramento de la confirmación el 20 de agosto de 1876, en la
parroquia de S. Miguel Arcangel en el Burgo de Rieti, de manos del
Obispo dominico Egidio Mauri quien, el 14 de mayo de 1894 será
creado cardenal con el título de S. Bartolomeo all’Isola.
Massimo Rinaldi realiza sus estudios en el seminario de Rieti.
El 19 de diciembre de 1891, en la capilla de S. José de la
catedral, recibe de manos del obispo Carlo Bertuzzi la tonsura y las
órdenes menores; el 24 de setiembre de 1892 recibe el
subdiaconado en la capilla de S. Bárbara, bajo título de
carga de 202 Misas, que la parroquia de S. Nicolás de Rieti le
constituye como patrimonio sagrado, con la obligación de
restituirlo apenas se proveyera de otro modo; es ordenado
diácono el 18 de marzo 1893 en la capilla de S. José.
El 16 de julio de 1893, el obispo Bertuzzi le confiere el presbiterado
en la iglesia de S. Juvenal.
Rinaldi hace escribir en la estampita recuerdo de su ordenación:
«Impendam et superimpendar pro salute animarum». Estaba
convencido de que «la vida humana — son sus palabras — es una
gran vanidad; Dios, las almas, esto es lo que cuenta, es necesario
sacrificar todo, literalmente todo, para llegar a Dios y salvar las
almas».
2. El Padre Massimo pone en primer lugar a los últimos.
Massimo Rinaldi hace sus primeras breves experiencias pastorales en las
parroquias de Ornano y de Greccio durante los años 1893-1895;
seguidamente lo llama su tío Mons. Domenico que en noviembre de
1895 es nombrado obispo de la diócesis de Montefiascone; de 1897
al 1900 colabora con él en Montefiasone en calidad de secretario
y administrador. l 19 de abril de 1900 escribe una carta a Mons.
Scalabrini, obispo de Piacenza, fundador de los Misioneros de S. Carlos
para los emigrados italianos, en la que explica las razones por las que
ha forjado la idea de desarrollar su ministerio entre los más
expuestos en la fe y en los valores humanos como son en ese
período los emigrados italianos; le pide una cita. El encuentro
con Mons. Scalabrini tiene lugar en Roma, en mayo de 1900, en la
iglesia de S. Carlos en el Corso. En dicha carta el P. Massimo recuerda
con las siguientes palabras su permanencia en Montefiascone y los
ejemplos del obispo Domenico, mientras proyecta la posibilidad de
superar las dificultades de la separación: «El buen
tío, de corazón muy caritativo, ha dispensado siempre lo
que tenía a los pobres y ha vivido y vive hasta ahora en medio
de deudas… En cuatro años sus deudas han disminuido y, en lo que
estaba a mi alcance también yo he colaborado en su salud
económica; tampoco he dejado de distribuir limosnas a los pobres
y arreglar y mejorar el palacio».
El 28 de setiembre de 1990, Massimo Rinaldi sin avisar con
anticipación deja a su tío obispo y al día
siguiente se presenta en Piacenza a Mons. Scalabrini para ser acogido
entre sus misioneros. El 4 de noviembre de 1900 entra en la
Congregación Scalabriniana, recibe el Crucifijo, al día
siguiente parte para Génova y se embarca rumbo a Brasil.
El 12 de diciembre de 1900, llega a Porto Alegre, en Río Grande
do Sul e inicia su apostolado entre los colonos italianos. Hasta 1910
es misionero en Encantado, Nova Bassano, Antagorda, Itapuca, Burro Feio
hasta las fuentes del río Jacaré. En 1904, recibe la
visita del fundador que lo nombra superior provincial de Río
Grande do Sul.
En 1910, es llamado a Italia para participar en el Capítulo
General de los scalabrinianos, convocado para el mes de setiembre; por
unanimidad de votos es elegido procurador y ecónomo general,
cargo que desempeña hasta 1924. Dirige el periódico
«L’Emigrato Italiano».
3.
«Id a Rieti: sed misionero y Obispo en vuestra
Diócesis».
A fines de julio de 1924, mientras el padre Rinaldi estaba trabajando
en la huerta de la nueva casa general en via Calandrelli, que él
hizo construir, lo visita el cardenal De Lai, secretario de la Sagrada
Congregación Concistorial, para comunicarle su elevación
al episcopado reatino. Como lo conocía desde hacía
años, el Padre Massimo cree que el cardenal está
bromeando, pero cuando se da cuenta que es la verdad, cae de rodillas,
rompe en lágrimas y suplica: «Por favor, ¡no se haga
semejante disparate! Soy un pobre misionero, ¡uno que no es capaz
de nada! ¡Para mí se necesita la lampa y no el
Pastoral!». Fue inútil incluso recurrir al Papa. En
efecto, Pío XI lo escucha con benevolencia y luego concluye:
«Pues bien, id a Rieti: sed misionero y Obispo en vuestra
Diócesis». El 2 de agosto de 1924 el padre Massimo recibe
el nombramiento como obispo de Rieti. El 19 de marzo de 1925 ingresa en
la diócesis de Rieti y en la catedral recibe la
consagración episcopal de manos del cardenal Raffaele Merry Del
Val. Es el sucesor de Mons. Francesco Sidoli quien, siendo aún
muy joven fue discípulo predilecto y secretario de Mons.
Scalabrini en Piacenza; el 25 de julio de 1916, el padre Massimo
Rinaldi, ya scalabriniano, había asistido en Roma a la
consagración episcopal de Mons. Sidoli.
Bajo el episcopado de Massimo Rinaldi en Rieti, ciudad que estaba dando
sus primeros pasos hacia la industrialización con la apertura de
las fábricas de la «Supertessile», tuvo lugar un
profundo cambio de conducción del Capítulo de los
canónigos de la catedral, del seminario, de los jóvenes
sacerdotes en la preparación al apostolado, de los monasterios y
de las casas religiosas, de la ciudad y de la diócesis, de
conformidad con la línea pastoral del obispo misionero, abierto
a los problemas religiosos, sociales y civiles de la población.
Massimo Rinaldi es pastor, maestro, padre, claro ejemplo de apostolado,
que sabe hacer de su vida un altar y de su misión sacerdotal una
cátedra. Sabe ponerse como defensor acérrimo de los
derechos de la Iglesia, desconocidos o pisoteados por prepotencias
públicas y privadas.
Incluso los estudiantes laicos son objeto de sus atenciones. Cuando,
debido a imprevistas dificultades, se cierra el internado municipal de
Rieti, tiene la idea de fundar un internado obispal para los
jóvenes de la provincia. También trabaja para abrir
asilos de niños.
Recorre la diócesis varias veces, generalmente no utiliza medios
de transporte sino lo hace a pie, con la nieve, el hielo o bajo el
fuerte calor veraniego. A menudo llega a los pueblos extenuado,
hambriento, con los pies hinchados, estrechando en una mano el rosario
y en la otra un bastón que le sirve de apoyo.
Como obispo y como misionero, monseñor Rinaldi nunca esconde su
amor por Italia. En su primera carta pastoral escribe: «El
carácter de Obispo aumentará en mi corazón el
verdadero amor de patria que Dios me ha dado…, alimentado sobre todo
por el exilio apostólico transcurrido en Brasil durante diez
años en medio de los colonos italianos». Hijo digno de
Mons. Scalabrini, precursor de la Conciliación entre la Santa
Sede e Italia, en febrero de 1929 exulta ante la noticia de la firma de
los Pactos de Letrán. En varios artículos ilustra su
alcance histórico y escribe al Papa y al Jefe del Gobierno,
agradeciéndoles desde lo profundo de su corazón.
Realiza muchas obras pastorales entre las cuales la construcción
de no pocas iglesias diocesanas, la reestructuración del
seminario, la fundación de la colonia agrícola S. Antonio
y de la revista diocesana «L’Unità Sabina», el medio
más válido y más valiente de su palabra y de su
apostolado.
Entre los años 1925 y 1935, Massimo Rinaldi realiza trabajos de
refacción del palacio papal, sede del episcopio, renueva los
techos de todo el edificio y las cerchias del gran salón y, con
la colaboración de la municipalidad de Rieti y del gobierno,
lleva a su actual colocación las bóvedas subyacentes, en
la planta baja, eliminando las paredes divisorias y enladrillando el
pavimento del elegante y amplio porticado que es cerrado con rejas de
hierro. Para acceder al salón papal, se demuele la escalinata
externa y se construye la escalera en el patio, siguiendo las huellas
de una anterior.
En 1927, para concluir las celebraciones del VII centenario de la
muerte de S. Francisco de Asís, coloca en la plaza Mariano
Vittori, al lado del pórtico de la catedral, un monumento de
bronce dedicado al santo.
Mediante la constitución apostólica In altis Sabinae
montibus, del 3 giugno 1925, el Papa Pío XI anexa a la
diócesis de Rieti la abadía de S. Salvator Maggiore y
algunas parroquias de su territorio, desmenbrándolas de la
diócesis de Poggio Mirteto, y atribuye al obispo de Rieti el
título de Abad perpetuo de S. Salvator Maggiore. Durante todo su
episcopado, Rinaldi dedicó mucho para restaurar la insigne
abadía, que incluso le causó muchos sufrimientos.
En los años 1936-1937, Rinaldi logra la restauración de
algunos preciosos códigos e incunables del archivo capitular de
Rieti, con la financiación del entonces Ministerio de la
Educación Nacional.
4. Muerte y fama de santidad.
Massimo Rinaldi muere casualmente en Roma, el sábado 31 de mayo
de 1941, en la casa general de los Misioneros Scalabrinianos, luego de
un mes de sufrimientos, asistido por los cohermanos y por su Eminencia
el cardenal Carlo Rossi, superior general de los Scalabrinianos.
El 2 de junio, los restos son transportados desde Roma y las exequias
se realizan el miércoles 4 de junio en la catedral
basílica de Rieti, luego de haber recibido la veneración
y el homenaje de toda la población que lo aclama como santo. El
obispo de Terni, Mons. Felice Bonomini, escribe que el tributo del
pueblo «más asemejaba a un triunfo que a un
funeral». En atención a su deseo, Massimo Rinaldi es
sepultado en la tumba de familia, en el cementerio de Rieti, junto a su
tío Mons. Domenico Rinaldi.
El obispo de Rieti Mons. Nicola Cavanna y el Capítulo de la
catedral, movidos por la creciente piedad popular hacia Massimo Rinaldi
y por los continuos pedidos para que se abra el proceso de
beatificación, en la reunión del 11 de febrero de 1966
deciden transferir los restos mortales de Rinaldi a la catedral
basílica de S. María. El 31 de mayo de 1966,
después de 25 años de su muerte, el cuerpo incorrupto del
obispo Massimo Rinaldi, acompañado por un alegre corteo de
pueblo, ingresa triunfalmente en la catedral y es colocado en la
capilla de S. Roque.
Ya durante su vida Massimo Rinaldi gozó de la veneración
y fama de santidad de parte de todas las clases sociales y en todos los
ambientes donde había estado presente. Desde joven se
había propuesto un gran ideal de santidad y a él
tendía con empeño y valor; comunmente era considerado
como verdadero amigo de Dios. Es un hecho inconfutable que la fuerte y
general fama de santidad, que lo acompañó durante su
vida, se ha manifestado de modo mucho más evidente desde su
muerte y ha ido creciendo cada vez más.
El 25 de enero de 1991, S.E. Mons. Giuseppe Molinari, obispo de Rieti,
abre en la catedral el proceso diocesano para la causa de la
canonización de Mons. Massimo Rinaldi. Posteriormente, el 17 de
octubre de 1997, S.E. Mons. Delio Lucarelli, sucesor de Molinari en la
cátedra reatina, concluye el proceso diocesano, cuyas Actas,
lacradas, son presentadas el 27 de noviembre de 1997 a la
Congregación para la Causa de los Santos. El 9 de diciembre de
1997, el cardenal Alberto Bovone, Prefecto de dicha
Congregación, ordena la apertura de las Actas del proceso. El
nuevo Prefecto, S.E. Card. José Saraiva Martins, en fecha 20 de
noviembre de 1998, emana el decreto de validez de dicho proceso.
Entre diciembre de 1999 y enero del 2000 el diario «Il
Messaggero», promueve una interesante encuesta para conocer entre
los lectores del periódico qué personaje reatino es
considerado como más importante del siglo XX para proclamarlo
«Reatino del siglo». El resultado es muy halagador para con
Massimo Rinaldi, clasificado en primer lugar con miles de votos.
En 2007 el Papa declaró las virtudes heroicas y sobre la fama de
santidad del Siervo de Dios, declaración indispensable para
continuar el iter hacia la beatificación .
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(Samuel Miranda)