BEATA MICAELA DEL SACRAMENTO RULLÁN
MIQUEL
1936 d.C.
23 de julio
Micaela del Sacramento Rullán
Miquel nació en la villa de Petra (Mallorca) en 1903. Tuvo que emigrar
a Valencia con sus padres por unos años y luego regresó a Mallorca,
a Palma, concretamente. Frecuentó a las franciscanas Hijas de la Misericordia,
colaboró en la catequesis, junto con sus amigas confeccionaba prendas
y juguetes para donar a los más necesitados. No le importaron los
comentarios que desató su decisión de entrar en la vida religiosa.
Tampoco cambió de opinión cuando algunos le aconsejaban que
entrara en otra congregación de mayor abolengo. Precisamente por su
humildad y simplicidad escogía a las franciscanas, explicaba ella
a quien le planteaba alternativas.
En 1928 ingresó como postulante en las Franciscanas de
Pina. Al poco de hacer su profesión perpetua, en 1935, fue destinada
a la comunidad del Coll, en una barriada periférica de Barcelona.
Tanto al despedirse de Palma como al llegar a Barcelona, Miquela expresó
el presentimiento de su muerte cercana.
El día 20, Catalina y sor Micaela Rullán fueron
arrestadas por los milicianos y, junto con otras dos religiosas de la Compañía
de Santa Teresa, fueron llevadas ante el Comité del barrio. Allí
sufrieron malos tratos y las peores vejaciones, según algunos testigos.
Luego se las llevaron a una carretera de las afueras, y en la Rebassada fueron
fusiladas junto con el beato Hno. Pablo Noguera, Misionero de los Sagrados
Corazones, y la señora Prudencia Canyelles. Sor Catalina no murió
en el acto, por lo que, durante la noche, con grandes esfuerzos, pudo llamar
a la puerta de una casa conocida, pidiéndoles un vaso de agua. Le
dieron un vaso de leche y una silla para sentarse en el jardín ya
que, por temor a represalias, no la dejaron entrar en la casa. Esta familia
llamó a un pariente miliciano para que la acompañara al Hospital
Clínico para curarla. De hecho la recogió, pero en el camino
de la Vall de Hebrón los milicianos acabaron con su vida.