MILAGRO EUCARÍSTICO DE TORINO
En Alta Val Susa, en Exilles,
las tropas de Renato d’Angiò se enfrentaron con las milicias del duque
Ludovico de Saboya. Los soldados saquearon todos los alrededores y algunos
entraron en la iglesia. Uno de ellos, forcejeó la pequeña puerta
del tabernáculo y robó la custodia con la Hostia consagrada.
La metió en un saco y cargó al mulo con lo robado. Con el botín,
se dirigió a la ciudad de Turín. Llegando a la plaza mayor,
cerca a la iglesia de San Silvestre, en ese entonces del Espíritu
Santo, sobre el lugar donde luego se erigió la iglesia del Corpus
Domini, el mulo tropezó y calló. Entonces, ante el estupor
de la gente, se abrió el saco y dejó pasar la custodia con
la Hostia consagrada que se elevaron hasta superar la altura de las casas.
Entre los presentes, estaba Don Bartolomé Coccolo, quien corrió
para dar la noticia al Obispo Ludovico de los marqueses de Romagnano.
El Obispo, acompañado por un gran cortejo, entre el pueblo
y el clero, se dirigió a la plaza y puesto en actitud de adoración,
oró con las palabras de los discípulos de Emaús: "Quédate
con nosotros, Señor". Entonces, se verificó un nuevo prodigio:
la custodia cayó al suelo, dejando libre y esplendente, como un sol,
la Hostia consagrada. El Obispo alzó hacia la Hostia un cáliz
que tenía entre sus manos y lentamente ésta comenzó
a descender, posándose dentro del cáliz.
La devoción del Milagro Eucarístico de 1453 se
expandió inmediatamente en la ciudad, la cual promovió como
primera cosa la construcción de tabernáculo sobre el lugar
del Prodigio. Poco después, fue sustituida por la iglesia dedicada
al Corpus Domini. Pero la expresión más significativa está
en las fiestas organizadas en ocasión de los centenarios y de los
50 años (del 1653, 1703, 1753, 1853, y en parte, 1803)
Muchos son los documentos que describen el Milagro: los más
antiguos son los tres Actos Capitulares de 1454, 1455, 1456 y algunos escritos
contemporáneos al Milagro de la Municipalidad de Turín. En
1853, el Beato Papa Pío IX celebró solemnemente el cuarto centenario
del Milagro; ceremonia a la que participaron San Juan Bosco y Don Rua. Pío
IX aprobó en esta ocasión el Oficio y la Misa propios de este
Milagro para la arquidiócesis de Turín. En 1928, Pío
XI elevó la Iglesia del Corpus Domini a la dignidad de Basílica
Menor.
La Hostia del Milagro fue conservada hasta el siglo XVI, cuando
la Santa Sede ordenó que fuese consumada "para así no obligar
a Dios a hacer un eterno Milagro en el mantener siempre incorruptas, como
siempre se han mantenido, aquellas especies eucarísticas".
En la Basílica del Corpus Domini de Turín, se
encuentra una reja de fierro que protege el lugar donde ocurrió el
Milagro Eucarístico del año 1453. Una inscripción en
el piso interno del enrejado describe el Prodigio: Aquí cayó
postrado el mulo que transportaba el Cuerpo divino – aquí la Sagrada
Hostia se liberó del saco que la tenía presa, se elevó
por sí misma en alto – aquí, clemente, descendió sobre
las manos suplicantes de los habitantes de Turín – aquí, pues,
está el lugar santificado por el Prodigio – recordándolo, orando
en genuflexión te sea para veneración y te inspire temor (6
de junio de 1453).