SAN MUCIO
295 d.C
11 de mayo
San Mucio era un sacerdote
cristiano que fue martirizado en Constantinopla durante la persecución
de Diocleciano, es decir, a inicios del siglo IV. Su culto data de muy antiguo.
Esto es prácticamente todo lo que sabemos con certeza sobre él,
pues sus «actas» son indudablemente espurias. En ellas se lee
que san Mucio era un elocuente predicador en Anfípolis de Macedonia.
Durante las fiestas de Baco, san Mucio destrozó el altar del dios
y derribó por tierra los ex-votos. La muchedumbre le habría
asesinado ahí mismo, si el procónsul no le hubiese arrestado.
El tribunal le condenó a ser quemado vivo, pero el santo salió
ileso de las llamas, junto con tres desconocidos, en tanto que el prefecto
y los asistentes perecieron quemados. Entonces, el mártir fue enviado
a Heraclea, donde sufrió la tortura de la rueda; después fue
arrojado a las fieras, pero éstas no le hicieron daño alguno.
Finalmente fue decapitado en Constantinopla.
El carácter novelesco de las actas no basta para echar por
tierra la certeza sobre la existencia histórica del santo. Su culto
antiquísimo está fuera de toda duda, y es cierto que existió
en Constantinopla, a fines del siglo IV, una iglesia dedicada a San Mucio,
construida tal vez por el emperador Constantino. Además, es prácticamente
cierto que el antiguo martirologio sirio, de la misma época, menciona
al santo, aunque su nombre está transformado en el de «Máximo»,
no sabemos por qué. También el Martyrologium Hieronymianum
hace mención de San Mucio. El Nuevo martirologio Romano ha restituido
la fecha a la propia del Sinaxario de Constantinopla.