NIÑOPA
Xochimilco, México
El Niñopan o Niñopa
es una imagen del Niño Jesús que se venera en Xochimilco (México).
Se trata de una escultura de madera realizada en el siglo XVI. Posiblemente
se trata de la figura que Martín Cerón de Alvarado, último
gobernante indígena de Xochimilco, entregó a su esposa para
que fuera vendida con el propósito de conseguir fondos para que fueran
oficiadas las misas por su defunción.[1] Puede considerarse una de
las imágenes de culto católico más antiguas de América,
quizá la segunda después de la Virgen de Guadalupe. El Niñopan
no tiene un templo sino que se encuentra bajo la custodia rotativa de las
familias de los barrios de Xochimilco que fungen como sus mayordomos. Este
ciclo comenzó apenas en el siglo XIX. Por la magnitud de sus festividades,
el Niñopan es el centro de la vida religiosa de los barrios históricos
de Xochimilco.
El nombre de la imagen es Niñopan, un vocablo híbrido
hispano-náhuatl que se traduce como Niño del Pueblo (del español
Niño y el náhuatl -pan, lugar). También se da el nombre
de Niñopa, que, según la etimología popular, debe entenderse
como Niño padre, donde -pa es apócope de padre.
La escultura representa a un niño Dios desnudo con un
cendal azul cerúleo alrededor de la cadera, mide 51 centímetros
de largo y pesa 598 gramos sin vestir; sus ojos son de vidrio con pestañas
naturales muy irregulares, tiene el brazo derecho en alto, como bendiciendo,
el izquierdo con la palma de la mano extendida en actitud dadora, y las piernas
están ligeramente flexionadas. Gracias a una muestra milimétrica
extraída de un orificio que la imagen tiene desde su origen en la
parte trasera, se sabe que fue hecha de madera de colorín (tzompantli);
árbol de la familia de las leguminosas que se encuentra en el Distrito
Federal y en los estados de México, Michoacán, Guerrero, Morelos,
Puebla y Veracruz.
Los evangelizadores españoles utilizaron la imagen del
niñopa para representar las Posadas y la Nochebuena, para que de este
modo la comunidad comprendiera cómo fue la Natividad de Jesús
y posteriormente su vida y obra. Posteriormente su custodia pasó a
manos de los caciques de Xochimilco y los posteriores encomenderos españoles.
Durante períodos históricos de México,
como la Independencia y la Revolución, fue custodiado por la comunidad,
a la vez que se le seguía venerando. En el año 1969, el cura
de la entonces Parroquia de San Bernardino, quiso apropiarse del niñopa,
situación que molestó a la comunidad y estuvo a punto de desencadenar
la violencia, hasta que intervino la Secretaría de Gobernación
y decretó que el niñopa debía ser Patrimonio de la Nación.
Se creó un Comité de Vigilancia y Administración formado
por habitantes de Xochimilco, quienes vigilan y administran al niñopa.
De acuerdo a la tradición cada día 2 de febrero,
Día de La Candelaria, la Catedral de San Bernardino de Siena de la
delegación Xochimilco de la Ciudad de México, es el escenario
para el cambio de Mayordomo; éste es la persona que se registró
ante el Comité para ser el responsable de la custodia y cuidado de
la venerada imágen. Cabe señalar que actualmente hay que esperar
alrededor de 45 años para ser su Mayordomo, por lo que se puede inferir
que si una persona actualmente adulta se registra, para ser el mencionado
mayordomo, tendría que ir acompañado de un hijo, o tal vez
nieto, para que también sea registrado y llegado el turno, sea el
responsable de recibir al Niñopa, por si el adulto que inicialmente
se anotó, ya no existiera para ese momento.
El Mayordomo tiene que acondicionar una casa solo para acomodar
los más de 5000 ropones que tiene, cunas, cuadros, cunas, muebles,
jugetes, cobijas, joyas etc. así como juntar una cantidad fuerte de
dinero para llevar a cabo la celebración. En su casa debe realizarse
el evento, si no tiene las necesidades, deberá construir una nueva.
Asimismo, el Mayordomo tuvo que buscar con la anticipación debida
(de 5 años en adelante) a los Posaderos, familias quiénes le
harán las nueve Posadas y la Arrullada en el mes de diciembre siguiente.
Ese día, el 2 de febrero, el Mayordomo tiene que tener listo: el altar,
la recámara especial del niñopa, la comida para miles de personas,
la música de banda de viento, los mariachis, una comparsa de chinelos,
una estudiantina, adornar las calles aledañas con papel picado, la
portada de bienvenida (arco triunfal originario del virreinato), cohetes
de trueno y fuegos artificiales, arreglos florales, globos y desde luego,
el flamante y hermoso ropón que ese día a las 12:00, inicie
la Misa de La Candelaria y dos o tres horas después llegue el pequeño
a su nueva morada, en medio de una impresionante procesión formada
por miles de personas. Y no se necesita ser invitado para asistir, pues a
todos los presentes se les sirve de comer, sin distinción alguna;
debe mencionarse que está prohibido servir bebidas alcóholicas.
Es común, que los habitantes de los barrios, división
territorial existente en Xochimilco, en lugar de colonias; se organizen y
contribuyan con mano de obra o aportaciones en especie, a que la llegada
del niñopa a su nueva casa sea lo más alegre, cálida
y vistosa posible, hay barrios , que nunca lo han recibido, por lo que se
puede concluir que es todo un honor para la familia y el propio barrio ser
su morada durante un año. La gente que pone su fe en el niñopa
asegura que se confía más en la imagen religiosa que en las
mismas de las autoridades locales.
Actualmente, cada año acude el niñopa, en medio de una
gran procesión, al Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH), para que sea restaurado dada su antigüedad de aprox. 434 años;
por lo que su antiguo peregrinar diario por los hogares de Xochimilco, son
ya esporádicos. No se le puede exponer al Sol, la lluvia, flashazos
de cámaras fotográficas; y desde luego no se le puede tocar.
Por la noche, se queman fuegos artificiales y la fiesta continúa.
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(Samuel Miranda)