BEATO NIRVARDO DE CLARAVAL
Siglo X d.C.
7 de febrero

   Fue el hermano menor de San Bernardo, nacido en el castillo de Fontaines (Francia) hacia el año 1100. Alma angelical -crecida en el regazo de su santa madre Alicia, y mimado por los demás hermanos por ser el más pequeño-, nos ha conservado la historia una anécdota muy sabrosa y llena de profundo contenido. Cuando su hermano Bernardo realizó aquella hazaña de renunciar al mundo para ingresar en el Cister arrastrando consigo a un cortejo de treinta compañeros, entre los cuales se contaban cuatro hermanos y un tío materno, hechos los preparativos para hacer el ingreso, poco antes de la partida se dirigieron todos los hermanos al castillo de Fontaines para dar el último adiós a su padre Tescelín, que quedaba solo en el mundo con Nivardo, el benjamín de la familia, que tendría de diez a doce años.

   No lo hallaron en casa, sino en la plaza jugando con los muchachos de su edad. Al abrazarle con inmenso cariño los hermanos, Guido, el mayor; tomó la palabra en nombre de todos diciéndole:

   -Bueno, Nivardo, nosotros nos vamos al Cister, tú te quedas dueño del castillo y de todas nuestras posesiones».El muchacho, dotado de una inteligencia superior a sus años, se apresuró a contestar: «Conque ¿vosotros os escogéis el cielo y a mí me dejáis la tierra? Esto no me agrada ni quedo conforme con este reparto».Consecuente con esta respuesta, iba a demostrar pronto que prefería el cielo a todas las cosas de la tierra. Pues cuando llegó a la edad de poder abrazar la vida religiosa, siguió el camino de sus hermanos y se dirigió al Cister; donde después de formarse en la vida religiosa, San Esteban Harding le envió a Claraval para reunirse con los demás hermanos, llegando a ser un monje excelente y muy útil a la orden.

   Le encomendaron la fundación de diversas abadías y es creencia general que a mediados del siglo XII llevó el Cister a España. Se puede dar casi por segura la puesta en marcha por él del Monasterio de la Espina en Valladolid, donde murió y fue sepultado, pero nunca fue abad del monasterio. Se ignora el lugar de su enterramiento. Su fiesta se celebraba en el siglo XVII en dicho monasterio el día 7 de febrero.

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(Samuel Miranda)