NOVENA AL ÁNGEL DE LA GUARDA
Por la señal de la santa Cruz...
Señor mío Jesucristo...
ORACIÓN PARA CADA DÍA DE LA NOVENA
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor.
Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie
como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de
mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar
a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi
inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados.
Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más
fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón
más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle
y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena,
para que también me alcancéis las gracias especiales que en
ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma.
Así sea.
Rezar la oración del día que corresponda:
DÍA PRIMERO
¡Oh buen Ángel custodio! ayudadme a dar gracias al Altísimo
por haberse dignado destinaros para mi guarda.
Os pido que por intercesión de María, me alcancéis de
Dios un fervoroso espíritu y la práctica de una oración
constante para agradecer a Dios todos sus beneficios, y especialmente el
de teneros por celestial custodio mío.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.
DÍA SEGUNDO
¡Oh Príncipe celestial!, dignaos obtenerme el perdón
de todas las ofensas que he hecho a Dios y a Vos, despreciando vuestras amenazas
y vuestros consejos.
Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis
de Dios un verdadero dolor de los pecados, que me obtenga el perdón
de todas las faltas y caídas de la vida pasada.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales
DÍA TERCERO
¡Oh mi Tutor amoroso!, infundid en mi alma un profundo respeto hacia
Vos, de tal manera que jamás tenga el atrevimiento de hacer cosa alguna
que os desagrade.
Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis
de Dios el recuerdo de la presencia divina y el respeto a vuestra presencia
continua, las cuales han de guardarme del pecado.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.
DÍA CUARTO
¡Oh Médico compasivo!, enseñadme el remedio y dadme el
auxilio para curar mis malos hábitos y tantas miserias como oprimen
mi alma.
Os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis de Dios
un verdadero espíritu de mortificación, con el cual domine
mis malas pasiones y la sensualidad, y obtenga la paz y la libertad de espíritu,
juntamente con las demás virtudes.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.
DÍA QUINTO
¡Oh, mi Guía fiel!, alcanzadme fuerza para vencer todos los
obstáculos que se encuentren en el camino de la existencia y para
sufrir pacientemente las tribulaciones de esta miserable vida.
Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis
de Dios una verdadera paciencia y conformidad en todas las contrariedades
y penas de la vida que Dios pueda permitir para mi santificación.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.
DÍA SEXTO
¡Oh Intercesor eficaz cerca de Dios!, alcanzadme la gracia de seguir
prontamente vuestras santas inspiraciones y de conformar, en todo y para
siempre, mi voluntad a la de Dios.
Os pido que, por la intercesión de María, me alcancéis
de Dios una obediencia absoluta a todos mis superiores, la cual me santifique
por el cumplimiento de la voluntad divina en ella manifestada.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.
DÍA SÉPTIMO
¡Oh Espíritu purísimo, encendido todo en amor de Dios!,
alcanzadme este fuego divino, y al mismo tiempo una verdadera devoción
a vuestra augusta Reina y buena Madre mía, la Virgen Santísima.
Os pido que, por intercesión de María, me obtengáis
de Dios la caridad perfecta y la devoción a María, que sean
para mi fuente abundantísima de méritos, camino segurísimo
de salvación y el más dulce consuelo en la hora de la muerte.
Igualmente as pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.
DÍA OCTAVO
¡Oh invencible Protector!, asistidme a fin de corresponder dignamente
a vuestro amor y a vuestros beneficios, y para trabajar con todas las fuerzas
en promover vuestro culto y vuestra devoción.
Igualmente os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis
de Dios un celo fervoroso para la práctica del bien y una fervorosa
devoción angélica, que sean mi propia santificación
y la del prójimo.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.
DÍA NOVENO
¡Oh bienaventurado ministro del Altísimo!, alcanzadme de su
misericordia infinita que llegue yo a ocupar un día uno de los tronos
que dejaron vacíos los ángeles rebeldes.
Os pido que, por intercesión de Maria, me obtengáis de Dios
la gracia de una santa muerte, confortada con los Santos Sacramentos, que
me abra las puertas de la gloria eterna.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.
ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Oración a la Santísima Trinidad. Para obtener de Dios las gracias
que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión
vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación
de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad
Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están
los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría
y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están
los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están
los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro.
Avemaría y Gloria.
Oración de San Juan Berchmans. Ángel Santo, amado de Dios,
que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo
vuestra bienaventurada guarda, jamás cesáis de defenderme,
de iluminarme y de dirigirme: yo os venero como a protector, os amo como
a custodio; me someto a vuestra dirección y me entrego todo a Vos,
para ser de Vos gobernado. Os ruego, por lo tanto, y por amor de Jesucristo
os suplico, que, cuando sea ingrato para con Vos y obstinadamente sordo a
vuestras inspiraciones, no queráis, a pesar de esto, abandonarme;
antes al contrario, ponedme pronto en el recto camino, si me he desviado
de él; enseñadme, si soy ignorante; levantadme, si he caído;
sostenedme, si estoy en peligro, y conducidme al cielo para poseer en el
una felicidad eterna. Amén.