Médico y medicina de los dolientes, guía
y defensor de los caminantes, abogado y protector de los pretendientes y
consuelo y alivio de los afligidos
Levantando el corazón a Dios, procurando
alentar la confianza y avivar la fe, haciendo presente con la consideración
a toda la corte celestial y a la reina de los ángeles como especial
abogada nuestra, en cuya presencia con humildad, dolor y arrepentimiento
dirá de todo corazón
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor
Mío, por ser vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido, y propongo firmemente
de nunca más pecar, de apartarme de toda ocasión de ofenderos,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, y os ofrezco mi
vida, obra y trabajo en satisfacción de todos mis pecados. Y como
os suplico, así confió en vuestra bondad y misericordia
infinita, me los personareis por los merecimientos de vuestra preciosa sangre,
pasión y muerte, me daréis gracia para enmendarme y
para perseverar hasta la muerte Amen.
Glorioso Arcángel San Rafael, sagrado príncipe de los siete
que asisten al trono supremo del mismo Dios, si es para gloria de su majestad
divina y para honra de vuestra alteza que yo consiga lo que deseo y pido
en esta Novena, alcanzadme esta gracia del señor, y si no, enderezad
mi petición y pedid a Dios aquello que más me conviniere para
mayor gloria suya , vida, salud y provecho de mi alma.
Día Primero
Dios y Señor de los Ángeles, a los cuales encomendáis
la guarda de los hombres, yo os ofrezco los merecimientos de estos soberanos
Espíritus y los de vuestro Arcángel San Rafael, que siendo
de los supremos bajó a ser guía, guarda y compañero
de aquel piadoso Joven Tobías, librándole los caminos de los
peligros de cuerpo y alma yo os suplico que me concedáis la guarda
y protección de este Santo Arcangel, y la gracia que pido en esta
Novena a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
(Aquí se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave maría
y después se dirá a San Rafael lo siguiente.)
Santísimo Príncipe de la Gloria y poderoso Arcángel
San Rafael, grande en los bienes de la naturaleza, grande en los dones de
la gracia, grande en el ardor de la caridad, grande en el resplandor de la
sabiduría, grande en la piedad con los hombres, grande en el poder
contra los demonios, grande en la dignidad, grandísimo en la Humildad,
Medicina de Dios, Médico de la salud, Príncipe de los Médicos,
Prefecto de la curaciones, Salud de los enfermos, Luz de los ciegos, Gozo
de los afligidos, Custodio de los caminantes, Guía de los peregrinos,
Maestro de los que desean la perfección, Protector de la virtud, Celador
de la gloria de Dios, Ensalzador de la limosna, del ayuno y de la oración:
ruégote, piadosísimo Príncipe, por aquella caridad con
que acompañaste a Tobías el mozo guardándolo de muchos
peligros, librándole a él y a Sara su Esposa de aquel cruel
demonio Asmodeo, sanando al anciano Tobías de la enfermedad que padecía
en sus ojos, y llenándole su casa y familia de muchos bienes, me asistas
en las enfermedades, me acompañes en los caminos y me defiendas del
demonio y de la torpeza, para que viviendo castamente en esta vida, merezcamos
ver la luz de Dios en la eterna: y también os suplico me alcancéis
lo que pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios y bien de mi
alma. Amén
(Alentando cuanto se pudiere la confianza, con las palabras que a cada uno
le dictare su afecto se pedirá a San Rafael el favor especial que
desea conseguir y luego para obligar más a Dios pondrá por
intercesión a la Reina de los Ángeles diciendo esta)
O soberana Reina de los Cielos y Señora de todos los nueve Coros,
María Santísima, digna Madre de mi Señor Jesucristo,
Templo vivo de la Divinidad, depósito de los tesoros, de su gracia,
principio de nuestro remedio, restauradora de la universal ruina de linaje
humano, nuevo gozo de los Santos, gloria de las obras del altísimo
y único instrumento de su omnipotencia: Confiesóte por Madre
dulcísima de misericordia, refugio de los miserables, amparo de los
pobres y consuelo de los afligidos, y todo los Espíritus Angélicos
y los Santos, todo lo confieso; y lo que en tí y por tí alaban
a la Divinidad y la Glorifican, todo lo alabo! todo lo glorifico! y por todo
te bendigo! Magnifico, Confieso y Creo. Y pues el poder divino convida
a todos los pobres desvalidos, ignorantes, pecadores, grandes, pequeños,
enfermos, flacos, y a todos los hijos de Adán de cualquier estado,
condición y sexo, Prelado, Príncipes e inferiores para que
vengan por su remedio a su infinita y liberal Providencia, por la intercesión
de la que dio Carne humana al Verbo, porque sola ella es poderosa para solicitar
nuestro remedio y alcanzarle, por tanto, Sagrada Reina de todas las
Jerarquías, os pido y suplico en nombre de todas ellas, nos alcancéis
de vuestro querido Hijo la exaltación de su Santo nombre en todas
las cuatro partes del mundo, la salud espiritual de todas las almas, la extirpación
de las herejías, la ruina del soberbio príncipe de las tinieblas
, la universal extensión de la santa iglesia, la paz y concordia entre
los príncipes cristianos, para que todos eternamente alabemos el Santo
Nombre de Jesucristo, a quien sea gloria por infinitos siglos de los
siglos amén.
Gozos
Pues que sois tan poderoso
En la Patria Celestial
Libradnos de todo mal,
Arcángel Rafael Glorioso
Con milagros portentosos
Socorres necesidades,
Desterrando enfermedades
Dolores, males, tormentos
Llenas también de contento
A los que están sin reposo
Libradnos de todo mal,
Arcángel Rafael Glorioso
Al pueblo de Israel Guiaste
Cuando de Egipto Salió,
Y en su congoja encontró
El gozo que le franqueaste
Con vuestro auxilio Precioso
Libradnos de todo mal,
Arcángel Rafael Glorioso
¿Quién, Árcangel soberano,
Alcanzará a ponderar
Que a enfermos quieras curar
Como si fueras humano?
Pásmase todo cristiano
Al veros tan oficioso
Libradnos de todo mal,
Arcángel Rafael Glorioso
Nos miras con rostro Afable
En todas necesidades,
Usáis de vuestra piedades
Con un amor admirable;
De este mundo miserable
Sacadnos con fin gozoso
Libradnos de todo mal,
Arcángel Rafael Glorioso
Pues que sois tan poderoso
En la patria celestial
Libradnos de todo mal,
Arcángel Rafael Glorioso
Seundo día
Dios y Señor de los Arcángeles a los cuales encomendáis
los negocios, gravísimos de vuestra gloria y utilidad de los hombres:
yo os ofrezco los merecimientos de estos diligentísimos Espíritus
y los de vuestro Arcángel San Rafael, a quien enviasteis como Ministro
de vuestras piedades para asistir a los negocios y encargos de la cobranza
y casamiento del obediente mancebo Hijo de Tobías, el cual logró
por su medio con toda felicidad lo que deseaba; yo os suplico que me concedáis
el acierto en todos los negocios que se encargaren a mi cuidado y el cumplimiento
de mis obligaciones, y también la gracia que os pido en esta Novena,
a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
(Aquí se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave maría
y todo como en el primer día).
Día Tercero
Dios y Señor de los Principados, los cuales por medio de los Angeles
y Arcángeles, alumbrando instruyendo y mandando cuidan de la salud
de los hombres, según la disposición de vuestra divina voluntad:
yo os ofrezco los merecimientos de estos celosísimos Espíritus
y los de vuestro Arcángel San Rafael, el cual instruyó al joven
Tobías para que conociese la medicinal virtud de las entrañas
de aquel pez, y le alumbró del modo perfecto y santo que había
de tener con su Esposa Sara para lograr sin peligros el fruto de bendición;
yo os suplico que me concedáis la instrucción y luz de este
Santo Arcángel para conocer la espiritual medicina de mi alma y el
acierto en el estado que me pusiere vuestra bendita mano, y la petición
que os hago en esta Novena, a mayor honra y gloria vuestra Amén.
(Aquí se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave maría
y después se dirá todo como en el primer día)
Día Cuarto
Dios y Señor de las Potestades que tienes especial poder para refrenar
los Demonios: yo os ofrezco los merecimientos de estos poderosísimos
Espíritus y los de vuestro Arcángel San Rafael, a quien disteis
la singular potestad para que ligase y encadenase en el desierto del superior
Egipto al cruel enemigo de la pureza y astuto demonio llamado Asmodeo, defendiendo
por este medio a los hombres de sus abominables asechanzas: yo os suplico
que me concedáis la gracia y virtud de la pureza, defendiendo mi alma
de las tentaciones de este cruel enemigo, y me deis lo que os pido en esta
Novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
(Aquí se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave maría
y después se dirá todo como en el primer día).
Día Quinto
Dios y Señor de las Virtudes que hacéis milagros y prodigios,
propios de vuestro soberano poder: yo os ofrezco los merecimientos de estos
prodigiosos Espíritus y los de vuestro Arcángel San Rafael,
por quien obró vuestra poderosa mano los milagros de dar vista al
anciano Tobías, librar del pez a su Hijo, defender a Sara de las calumnias
de su criada y darle logro feliz de su matrimonio con dichosa sucesión:
yo os suplico que por la mano de este Santo Arcángel ejecutéis
en mí alma los prodigios de darme luz para conoceros, paso seguro
para seguiros, tolerancia para sufrir las injurias y constancia para esperar
el remedio y me deis lo que os pido en esta Novena, a mayor honra y gloria
vuestra. Amén.
(Aquí se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave maría
y después se dirá todo como en el primer día).
Día Sexto
Dios y Señor de las Dominaciones que presiden a todos los Espíritus
inferiores, Ministros de vuestra Providencia, y ellos se sujetan a vuestra
voluntad, prontos siempre para ejecutarla: yo os ofrezco los méritos
de éstos excelentes Espíritus y los de vuestro Arcángel
San Rafael, que siendo de los supremos y superiores Espíritus se humilló
y rindió, mostrándose como siervo para conducir al joven Tobías
y restituirle a su casa después de haberle instruido en perfecta obediencia
a su anciano Padre y pacífico gobierno con su Esposa y familia: yo
os suplico que me concedáis una pronta y perfecta obediencia a todos
mis mayores y superiores, y la petición que os hago en esta Novena,
a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
(Aquí se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave maría
y después se dirá todo como en el primer día).
Día Séptimo
Dios y Señor de los Tronos, en que descansáis como en Trono
de vuestra Gloria y asiento de vuestra Majestad: yo os ofrezco los merecimientos
de estos altísimos Espíritus y los de vuestro Arcángel
San Rafael, que después de los trabajos de aquel dilatado y peligroso
camino en que acompañó a Tobías, le puso en el descanso
y quietud de su familia, logrando con gran consuelo todos los bienes que
por su dirección había conseguido: yo os suplico que me concedáis
el descanso y la quietud de vivir siempre en el amparo de vuestra altísima
providencia, y otorgadme la petición que os hago en esta Novena, a
mayor honra y gloria vuestra. Am
(Aquí se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave maría
y después se dirá todo como en el primer día).
Día Octavo
Dios y Señor de los Querubines, que están adornados de perfectísima
Sabiduría yo os ofrezco los merecimientos de estos sapientísimos
Espíritus y los de vuestro Arcángel San Rafael, que con admirable
Sabiduría se dio a conocer, manifestando su excelentísima naturaleza
a sus dos encomendados y amigos Tobías Padre e Hijo, y les reveló
los soberanos secretos y maravillas de Dios, dejándolos muy ilustrados
en su conocimiento y santo temor yo os suplico que por la ilustración
de este Santo Arcángel alumbréis mi entendimiento para que
yo logre la verdadera ciencia de saber serviros, agradaros y temeros, y también
me otorguéis la gracia que os pido en esta Novena a mayor honra y
gloria vuestra. Amén.
(Aquí se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave maría
y después se dirá todo como en el primer día).
Día Noveno
Dios y Señor de los Serafines que os aman con un amor ardientísimo:
yo os ofrezco los merecimientos de estos abrasados Espíritus y los
de vuestro Arcángel San Rafael, que con el fuego de su ardentísima
caridad dejó encendidos los corazones de toda aquella familia del
santo anciano Tobías en amor y deseo de servir a vuestra Soberana
Majestad, con verdadero perseverante agradecimiento de los favores que recibieron
de vuestra mano: yo os suplico que abraséis con vuestro divino amor
el velo de mi tibia voluntad, encendáis mi apagado corazón
en un perpetuo agradecimiento a vuestros beneficios, y continua perseverancia
en el camino de la virtud, y me deis lo que pido en esta Novena, a mayor
honra y gloria vuestra. Amén.
(Aquí se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave maría
y después se dirá todo como en el primer día).