NUESTRA SEÑORA DE CZESTOCHOWA
26 de agosto
No se conoce el origen de ésta
imagen milagrosa que por muchos siglos ha estado íntimamente relacionada
con la historia del pueblo polaco.
Según una leyenda, después de la crucifixión
de Jesús, cuando la Virgen María se trasladó a la casa
de San Juan, llevó consigo algunos artículos personales, entre
ellos una mesa hecha por el mismo Redentor en el taller de San José.
Se cuenta que, cuando las mujeres piadosas de Jerusalén le pidieron
a San Lucas que hiciese una pintura de la Madre de Dios; fue la parte superior
de esta mesa la que el Apóstol utilizó para pintar la imagen.
Mientras aplicaba los broches y la pintura, San Lucas escuchó con atención
como la Madre de Jesús hablaba de la vida de su Hijo; muchos de estos
hechos fueron plasmados en su Evangelio.
La leyenda cuenta que la imagen permaneció en los alrededores
de Jerusalén hasta que fue descubierta por Santa Elena, en el siglo
cuarto. El cuadro, junto con otras reliquias, fue trasladado a la ciudad de
Constantinopla, donde el hijo de Santa Elena, el Emperador Constantino el
Grande, erigió una Iglesia para su entronización. La
imagen de la Madre de Dios y el Niño fue honrada por el pueblo.
Cuando los Saracenos invadieron la ciudad, los senadores y
ciudadanos cargaron la preciada imagen en procesión por las calles.
Los Saracenos se llenaron de pánico y huyeron en consternación.
Más tarde, durante el terrible reinado del Emperador
Izauryn, quien rechazaba los objetos sagrados y había destruido muchos
a fuego, la imagen fue salvada por su esposa, la Emperatriz Irene, quien demostró
una gran astucia al esconder la imagen de la Virgen en el palacio del Emperador,
lugar donde los enemigos de Nuestra Señora nunca pensarían
en buscarla.
La imagen permaneció en Constantinopla por quinientos
años, hasta que se convirtió en objeto de varios dotes y así
fue, eventualmente, a parar en Rusia y la región rusa que más
tarde se convirtió en la actual Polonia.
Después de que la imagen vino a formar parte de las
posesiones del príncipe polaco, San Ladislao, fue instalada en un
lugar especial de su palacio en Belz. Poco tiempo después, cuando
el castillo fue asediado por los Tártaros, una flecha enemiga penetró
en la Capilla por una ventana hasta el icono, causando un rasguño
en la garganta de la Virgen María. La lesión permanece hasta
el día de hoy, a pesar de los muchos intentos hechos a través
de los años para repararla.
Las crónicas narran que San Ladislao se determinó
a salvaguardar la imagen de las subsecuentes invasiones de los Tártaros
trasladándola a Opala, su ciudad natal, donde estaría más
segura. Este viaje lo llevó hasta Czestochowa, lugar donde decidió
pasar la noche. Durante esta breve pausa de su viaje, la imagen fue trasladada
a Jasna Gora (que significa "colina luminosa"). Ahí fue colocada en
una pequeña Iglesia de madera llamada La Asunción. A la mañana
siguiente, después de haber colocado la imagen con sumo cuidado en
su vagón correspondiente, los caballos se rehusaban a moverse. Aceptando
esto como una señal del cielo de que la imagen había de permanecer
en Czestochowa, San Ladislao hizo regresar la imagen solemnemente, a la Iglesia
de la Asunción. Esto ocurrió el día 26 de agosto de 1382,
día que aún se observa como fiesta de la imagen de Nuestra Señora.
Dado que fue el deseo de San Ladislao que la imagen fuese custodiada por
los más santos varones, ordenó la construcción de una
Iglesia y monasterio de los Padres Paulinos, quienes devotamente se han encargado
de su cuidado por los últimos seis siglos.
Habiendo escapado de la furia del Emperador Izauryn, y el daño
causado por la flecha de los tártaros en la garganta de la Virgen María,
la imagen fue puesta en peligro por los husitas, quienes abrazaron herejías
extravagantes. Estos últimos invadieron el monasterio de los Padres
Paulinos en 1430 y saquearon el suntuoso santuario. Entre los objetos robados
estaba la imagen de Nuestra Señora. Después de haberla colocado
en el vagón, los husitas avanzaron tan sólo una corta distancia
antes de que los caballos se rehusaran a caminar. Recordando que un incidente
similar había ocurrido a San Ladislao hacía unos cincuenta
años atrás, y dándose cuenta de que la imagen había
sido la causa, los herejes arrojaron la imagen al suelo. Ésta se quebró
en tres pedazos. Uno de los ladrones sacó su espada, golpeó
la imagen y le causó dos cortaduras profundas. Cuando se preparaba
para golpearla por tercera vez, cayó al suelo y se retorció
en agonía, hasta que murió. Las dos cortaduras en la mejilla
de la Virgen, junto con el daño causado anteriormente por la lanza
en su garganta, han reaparecido siempre a pesar de los repetidos intentos
de restauración.
La imagen estuvo nuevamente en peligro en el año 1655. En
aquel entonces, 12,000 suecos se enfrentaron a los 300 hombres que protegían
el santuario. Aunque grandemente superados en número, los protectores
de la Virgen lograron un gran éxito derrotando a los enemigos. Al año
siguiente, la Virgen María fue aclamada como Reina de Polonia.
Cercano a nuestros tiempos, el día 14 de septiembre
de 1920, cuando el ejército ruso se estableció en el Río
Vístula y se preparaba para invadir la ciudad de Varsovia, el pueblo
recurrió a la Virgen María. Al día siguiente, fiesta
de Nuestra Señora de los Dolores, el ejército ruso se retiró
después que la imagen de la Virgen apareció en una nube sobre
la ciudad. En la historia de Polonia, ésta victoria es conocida como
El Milagro de Vístula.
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes invadieron
y capturaron Polonia. Después de haberse tomado la ciudad de Varsovia,
una de las órdenes de Hitler fue la de suspender y cancelar todas las
peregrinaciones ya que estas fortalecían al pueblo polaco. En demostración
al amor por Nuestra Señora y la confianza en su protección,
medio millón de polacos secretamente viajaron hasta el santuario en
contra de las órdenes de Hitler. Después de la liberación
de la ciudad en el año 1945, un millón y medio de personas
expresaron su gratitud a Nuestra Señora rezando frente a su imagen
milagrosa.
Veintiocho años después del primer intento del
ejército ruso por capturar la ciudad, lograron esclavizar al país
completo a partir del año 1948. Sin embargo, durante ese año,
más de 800,000 personas valientes peregrinaron al santuario durante
la fiesta de la Asunción, una de las tres fiestas de la imagen, aunque
pasaron bajo la mirada de los soldados comunistas que rutinariamente patrullaban
las calles. Hoy día, el pueblo continúa rindiendo honores a
la venerada imagen de Nuestra Señora y el Niño, especialmente
el día 26 de agosto, día que ha sido reservado para su celebración
desde tiempos del Príncipe Ladislao.
Dado el color tan oscuro de la cara y las manos de Nuestra
Señora, la imagen ha sido afectuosamente llamada "la Madona Negra",
frase que nos recuerda del Cantar de los Cantares, "Soy morena pero bella".
Su oscuridad se atribuye a varias condiciones, de las cuales la edad es la
primordial. Otro factor es las pobres condiciones de los lugares donde
fue escondida para salvaguardarla; además, infinidad de velas han
sido quemadas ante ella, causando que estuviese constantemente rodeada de
humo; y ha sido tocada por multitudes.
Sin contar el marco, la imagen es de aproximadamente 19 pulgadas
de alto, unas 13 pulgadas de ancho y casi media pulgada de grueso. Hay una
tela detrás del cuadro con dibujos y representaciones de su historia
y de algunos milagros obtenidos a través de la intercesión de
Nuestra Señora.
Los milagros atribuidos a la intercesión de Nuestra Señora
de Czestochowa son numerosos y espectaculares. La documentación de
estos milagros y curaciones se encuentra preservada en los archivos de los
Padres Paulinos en Jasna Gora.
La imagen milagrosa fue reconocida oficialmente por el Papa
Clemente XI en el año 1717. La corona dada por el Papa fue utilizada
durante la primera coronación oficial de la imagen, pero este símbolo
del reinado de Nuestra Señora fue robado en el año 1909. La
corona fue reemplazada por una de oro incrustada con joyas, regalada por el
Papa San Pío X.
Jan Casmir, Rey de Polonia, quien peregrinó allá
en el año 1656. Después de haber colocado su corona a los pies
del altar de la Virgen, prometió, "Yo, Jan Casmir, Rey de Polonia,
os tomo a Vos como Reina y Patrona de mi reino; coloco a mi pueblo y a mi
ejército bajo vuestra protección..." Mayo 3, el día en
que se hizo este voto, fue designado por el Papa Pío XI con la fiesta
de María bajo el titulo de "Reina de Polonia".
En tiempos modernos, el Papa Juan Pablo II, ha visitado varias
veces a la Virgen de Czestochowa, siendo la primera en el año1979,
pocos meses después de haber sido elegido Papa. También
el Papa tiene una réplica de su querida Virgen de Czestochowa en el
altar de su capilla privada donde cada día pasa horas en oración.
La Virgen de Czestochowa, herida en el cuello y en su rostro
por sus enemigos, es una elocuente invitación a entregar nuestras vidas
para reparar por tantas injurias que se siguen cometiendo contra nuestra Madre
Amadísima.